Cómo es la vida hoy de Carolina Píparo
*Por Juan Bautista Torres López. Tras un segundo robo, la mujer no sale sola y elabora proyectos contra la inseguridad.
Carolina Píparo ya no quiere irse del país: por más que se muestre indignada por el robo que sufrió en su departamento el sábado 12, abandonó el deseo de vivir en el exterior. Las intenciones de emigrar y comenzar de cero habían surgido luego de que perdiera a Isidro, el bebé que estaba en su panza cuando fue baleada en la puerta del Santander Río en La Plata, en julio del 2010.
Sus razones para quedarse son que tanto ella como su marido Juan Ignacio Buzali –con quien tuvo a Inés, su hija de siete meses–, están concentrados en el juicio oral que comenzará en octubre y en el que se juzgará a los acusados de la violenta salidera bancaria. Mientras tanto, Píparo intenta rearmar su vida, se refugia en la contención familiar, continúa con asistencia psicológica para sobreponerse a los altibajos y se reúne con víctimas de la inseguridad para pensar y elaborar un proyecto civil de prevención del delito.
Tiene miedo pero no siente odio ni resentimiento. Luego de que le rompieran la puerta del departamento que tiene en el quinto piso del edificio de las calles 14 y 48 –el lugar que acondiciona en La Plata para mudarse cuando comience el juicio, ya que por ahora vive en Capital Federal en un departamento que le alquila YPF, la compañía donde trabaja Buzali–, ella decidió llamar a Radio Continental para explicar lo sucedido. Dado el testimonio, fiel al bajo perfil que mantuvo desde que la inseguridad la volvió una figura pública, continuó con la discreción de estos años y en los días siguientes, no volvió a hablar con los medios.
Sus razones para quedarse son que tanto ella como su marido Juan Ignacio Buzali –con quien tuvo a Inés, su hija de siete meses–, están concentrados en el juicio oral que comenzará en octubre y en el que se juzgará a los acusados de la violenta salidera bancaria. Mientras tanto, Píparo intenta rearmar su vida, se refugia en la contención familiar, continúa con asistencia psicológica para sobreponerse a los altibajos y se reúne con víctimas de la inseguridad para pensar y elaborar un proyecto civil de prevención del delito.
Tiene miedo pero no siente odio ni resentimiento. Luego de que le rompieran la puerta del departamento que tiene en el quinto piso del edificio de las calles 14 y 48 –el lugar que acondiciona en La Plata para mudarse cuando comience el juicio, ya que por ahora vive en Capital Federal en un departamento que le alquila YPF, la compañía donde trabaja Buzali–, ella decidió llamar a Radio Continental para explicar lo sucedido. Dado el testimonio, fiel al bajo perfil que mantuvo desde que la inseguridad la volvió una figura pública, continuó con la discreción de estos años y en los días siguientes, no volvió a hablar con los medios.