Cómo es la reestructuración de la deuda “a la uruguaya” que piensa copiar Alberto Fernández si es electo presidente
En caso de llegar al poder, el candidato del Frente de Todos busca negociar tiempos de pago con los acreedores pero sin quitas.
Alberto Fernández busca una salida "a la uruguaya" para aliviar la carga que representa en la actualidad la deuda pública. La experiencia del país vecino para reestructurar sus pasivos con los acreedores incluyó un acuerdo voluntario y solo por plazos de pago, sin quitas de capital. De todas formas, algunos analistas creen que ese modelo no sería suficiente para el problema que afronta la Argentina.
El candidato a presidente del Frente de Todos consideró este jueves que la deuda deberá ser rediscutida "en una negociación seria y sensata con los acreedores" para "ganar tiempo para crecer", según apuntó en un almuerzo de la Fundación Mediterránea en Córdoba.
"No va a ser tan difícil de hacer lo que hizo Uruguay", comparó el exjefe de Gabinete, que encabeza la fórmula secundado por la expresidenta Cristina Kirchner. "He hablado con varios fondos de inversión: es ganar tiempo y no hacer quitas", insistió.
La propuesta de Alberto Fernández se asemeja a la que ya hizo oficialmente el Gobierno nacional para los bonos de mediano y largo plazo: un canje voluntario que no realice ninguna quita de capital y que reprograme las fechas de pago. Bajo esa premisa funcionarios del Ministerio de Hacienda están en conversaciones con bancos internacionales para discutir sobre los títulos públicos emitidos bajo ley extranjera. Un tratamiento similar tendrán los bonos regidos por la legislación local.
La experiencia de Uruguay
Uruguay empezó a tener problemas de sostenibilidad de su deuda como un coletazo del estallido económico y social de fines de 2001 de la Argentina, uno de sus principales socios comerciales. Hacia 2003 el Gobierno del presidente Jorge Battle decidió encarar una reestructuración de sus pasivos para evitar una cesación de pagos.
El resultado de la negociación con los tenedores de su deuda del sector privado y con el Fondo Monetario Internacional, que también era acreedor de Uruguay, fue un aplazamiento en los tiempos de pago de cinco años, sin quita de capital y de forma voluntaria de casi U$S5000 millones, poco menos de la mitad de la deuda total del país. De esa forma, evitó caer en default.
"El caso uruguayo fue sumamente exitoso. En esa ocasión el FMI también estaba involucrado como acreedor y acompañó la negociación para que sea favorable para todos los tenedores de la deuda. Lo más importante fue que existió una coordinación entre todas las partes. Una reestructuración así requirió una cooperación y que todas las partes cedan un poco para que pueda tener éxito", explicó Ailín Do Pazo Glave, analista de Criteria, en diálogo con TN.
Martín Vauthier, director de la consultora EcoGo, agregó que como no se trató de un canje forzoso "fue una solución amigable para el mercado". "Si bien no hubo quitas nominales, sí existió una baja en lo que se llama el 'valor presente' del bono. No vale lo mismo un título a cobrar el año que viene que otro a cobrar unos años más adelante", comentó a este medio. "Esta postergación mejoró significativamente la capacidad de pago de Uruguay", apuntó.
¿Se puede repetir ese modelo en Argentina?
La sostenibilidad de la deuda argentina en los próximos años, entendida como la capacidad real que tiene el país para afrontar los pagos de intereses y de capital, marcará la conveniencia que tendrá una salida "a la uruguaya". La forma de medir la efectividad que tendría ese método es observar qué consecuencia tendría en el indicador que mide la cantidad de pasivos en relación al Producto Bruto, que algunos analistas ubican cerca del 100%. Si la solución fuera insuficiente, los problemas de solvencia podrían volver pocos años después.
"El objetivo de una reestructuración es restablecer un nivel de deuda de equilibrio y sostenible en el mediano plazo, teniendo en cuenta las posibilidades de crecimiento de la economía, el tipo de cambio y un superávit fiscal que te permita repagar. Si no corrés el riesgo de solo patear para adelante la deuda 2 ó 3 años y volver a estar 'estrangulado' de nuevo más adelante", opinó Do Pazo Glave.
En ese sentido, Vauthier consideró que una particularidad clave de la Argentina es que el nivel de riesgo país actual cierra completamente las puertas del mercado. "Cuando uno mira los flujos hacia delante, el ratio de deuda y PBI es manejable. Si ese porcentaje correspondiera por ejemplo a Brasil o Perú no sería riesgoso. Pero con este riesgo país no hay acceso al mercado. Y eso pasa por cuestiones coyunturales -cuál va a ser el programa fiscal y monetario a partir de 2020 y de largo plazo -exportaciones e inversiones que te hagan poder conseguir dólares para pagar la deuda", aseguró el economista de EcoGo.
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