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Cómo es la polémica dieta viral Whole30, que no para de ganar adeptos a gran velocidad

A pesar de ser duramente criticada por los nutricionistas, el número de seguidores crece.

A esta altura del partido se puede decir sin caer en grandes exageraciones que existen tantas dietas para adelgazar como personas habitan el planeta. Bueno, seguro no tantas desde luego pero la idea se entiende. Son muchísimas. Por lo tanto, hay un abanico inmenso a la hora de elegir.

Lo ideal sería consultar a un médico para que decidiera cuál es la mejor opción, basándose en las particulares de cada uno. Es lo recomendable. Pero se sabe que eso no funciona así; y, en todo caso, también los médicos tienen sus propios libretos que incluso pueden diferir drásticamente de otros.

En la actualidad, los profesionales coinciden en que la dieta Paleolítica es la que más seguidores tiene en el mundo. Y es así desde hace bastantes años. Pero parece que su reinado podría estar llegando a su fin. Sucede que un régimen alimenticio viene ganando adeptos a una velocidad asombrosa. Incluso hay quienes aseguran que ya desplazó a la Paleolítica y se convirtió en la dieta más popular del mundo.

Se trata de la dieta llamada Whole30 o Dieta Total 30, que promete "cambios reales" en apenas 30 días. En síntesis es como una dieta Paleolítica pero más extrema. No es nueva. Tiene casi 10 años. Pero durante los últimos años, a través de una inteligente estrategia en las Redes Sociales, ha tenido una descomunal expansión, y hoy en día cuenta con seguidores en más de 100 países. No obstante, lo asombroso es que la gran mayoría de los nutricionistas la destrozan, y aún así.


La dieta Whole30

El régimen fue creado en 2009 por el matrimonio de los estadounidenses Melissa y Dallas Hartwig (aunque unos años después se divorciaron, y Mellisa continuó sola). Según explica Melissa, la dieta - a la que se refiere como un programa, y no como un dieta- es fruto de un experimento personal.


"Dallas suele consultar publicaciones científicas y en una de ellas leyó que eliminar de la dieta ciertos alimentos como las leguminosas o los granos podía disminuir los problemas de inflamación. En aquella época, tenía inflamado el hombro. Así que decidió comprobar si era cierto. Al cabo de seis semanas su dolor desapareció por completo", cuenta.

Sorprendida por los resultados que había logrado su esposo, ella misma siguió el régimen durante 30 días, y al finalizar el mes, asegura que no solo dormía mejor, tenía más energía y su piel era más luminosa, también estaba de mejor humor. La pareja se sentía tan bien que compartió su experiencia entre los lectores del blog de Melissa. "Había nacido Whole30", sentencia Hartwig.

El plan nutricional excluye grupos de alimentos completos, como granos (pan, arroz, fideos, pastas), legumbres (garbanzos, lentejas, habas), lácteos o azúcares, una postura que implica una ingesta excesiva de proteínas y algunas grasas (todas, menos las procesadas). Los nutricionistas se llevan las manos a la cabeza.


"Eliminar aquellos grupos alimenticios que provocan un desequilibrio hormonal, dificultan la digestión e inflaman el organismo", sostiene Melissa. Y es que, según aseveran, en un mes, la Whole30 no solo cambia la relación con la comida, "la vida entera se transformará". Los impulsores proponen probar solo con 30 días, una vez en la vida, y si la experiencia gratifica, continuar para siempre o con ligeras modificaciones. El objetivo es tan ambiguo como de poco rigor científico: mejorar la salud.

Los tres mandamientos de Whole30

1- Comer Comida Real

Es la regla más importante. Comer moderadas porciones de carne, marisco, huevos, gran cantidad de verduras, algunas frutas, grasas naturales, utilizar todo tipo de hierbas, especias y condimentos. La idea es que los alimentos a ingerir no precisen de ningún etiquetado, es decir, sean ante todo, sin procesar.

2- Evitar durante 30 días

No consumir azúcares añadidos: nada de sirope, miel, néctar de agave, azúcar de coco, Splenda, Equal, xylitol.

No consumir alcohol (ni utilizarlo para cocinar) y a ser posible, tampoco tabaco.

No consumir granos: nada de trigo, centeno, cebada, avena, maíz, arroz, mijo, granos germinados y todos los cereales sin gluten como quinoa, amaranto y alforfón. Esto también incluye todas las formas en que se agrega trigo, maíz y arroz a los alimentos en forma de salvado, germen, almidón.

No consumir legumbres: nada de frijoles de ningún tipo, guisantes, garbanzos, lentejas y maníes.

Tampoco nada de todas las formas de salsa de soja, miso, tofu, tempeh, edamame y cualquier forma en que se introduce la soja en los alimentos (como la lecitina).

No consumir lácteos: nada procedente de productos lácteos de la vaca, cabra, u oveja, como el queso, yogur y helados, entre otros.

No consumir carragenanos, glutamato monosódico o sulfitos: si estos ingredientes aparecen en el etiquetado del alimento, suprimirlo.

No consumir productos horneados, comida catalogada como "chatarra": no consumir productos que han sido procesados, aun utilizando alimentos con el sello de Whole30 (incluyendo del tipo harina de coco, panqueques o tortitas, gofres, pan, galletas, magdalenas, cupcakes, brownies, pizza, entre otros). Ningún preparado comercial (papas fritas...)

3- Prohibido pesarse

No se permite pesarse, medir el porcentaje de grasa, tomarse medidas del contorno de la cintura ni caderas. "El propósito de Whole30 va más allá de la pérdida de peso o centrarse en la parte estética, sino en cambiar drásticamente tus hábitos de vida", dicen los autores.


Alimentos permitidos

Ghee (manteca clarificada): es la única fuente láctea permitida.

ugo de frutas: algunos productos o recetas los emplean como edulcorante natural.

Algunas legumbres: no se consideran técnicamente como legumbres a la "vaina", tal como las judías verdes.

Vinagre: a excepción del vinagre de malta que contiene gluten, el resto sí están permitidos, como blanco, rojo, balsámico, de manzana o de arroz.

Sal: el azúcar (a menudo en forma de dextrosa) es químicamente esencial para evitar que el yoduro de potasio se oxide y se pierda. Debido a que todos los restaurantes y alimentos preenvasados contienen sal, se hace de la sal una excepción a la regla de "no agregar azúcar".

"It starts with food": explica el plan de acción de la dieta whole30; y porque algunos alimentos que no son beneficiosos es mejor eliminarlos de la dieta.

"The whole30": desarrollo del plan día a día

"The whole30 cookbook": libro de recetas

"Food freedom forever": tras realizar los 30 días de dieta, este libro ayuda la readaptación a una vida sin restricciones y sin efecto yoyo.

"Whole30 fast and easy cookbook": recetario de comidas fáciles de preparar.

"Whole30 day by day": tipo agenda que ayuda a comprometer 30 días de whole30.

Durísimas críticas de los nutricionistas

Muchos profesionales de la alimentación son poco entusiastas con Whole30. Por un lado, no creen que deba considerarse como una dieta para bajar de peso. Melissa asegura que se siente desconcertada cuando les catalogan en esa categoría y reconoce que la mayoría de las personas que la realizan pierden algunos kilos, pero como beneficio adicional, no como razón principal. Además, detrás de este plan también hay un grupo de dietistas y médicos a los que consultan regularmente. "No estamos solos en esto", asegura.

No obstante, la preocupación de estos nutricionistas es que esta dieta elimina alimentos que son realmente saludables y clave para adelgazar como las legumbres. Aseguran que es demasiado restrictiva y, por lo tanto, imposible de seguir. También creen que no enseña buenos hábitos, que confunde de forma problemática una dieta de eliminación a una de pérdida de peso, basada en una falsa ciencia.

"No es una dieta extrema respecto a lo hipocalórico, sino que el programa whole30 es extremo por la gran cantidad de restricciones que impone y por eliminar grupos enteros de alimentos que suelen ser ampliamente consumidos. Una dieta con estas características puede sin duda producir cambios en nuestro cuerpo, pero probablemente no en el rumbo que se prometen, pues las restricciones en nada contribuyen a una conducta alimentaria normal sino que entorpecen la relación que tenemos con la comida y pueden generar alteraciones emocionales y anímicas", cuenta la nutricionista Elena Voltarein Blog HSN.

"Además, eliminar grupos de alimentos como los cereales que son en general placenteros y socialmente muy aceptados puede perjudicarnos y volver poco sostenible la propuesta así como poco flexible por impedirnos comer y compartir alimentos con otros. De hecho, el propio programa whole30 señala que las dos primeras semanas (la mitad de su duración) serán realmente duras y eso se debe a la ausencia total de alimentos cotidianos que son buenas fuente de energía así como a la falta de preparaciones culturalmente aceptadas y muy habituales en nuestra dieta", cierra.

La ausencia de hidratos en nada beneficiará a quienes practican deporte por ejemplo, pues este nutriente es clave para rendir correctamente y cuidar el sistema neuromuscular, ya que constituyen el combustible energético por excelencia. Por otro lado, el no señalar cantidades de cada grupo de alimento permitido puede dar origen a una alimentación desequilibrada en la que falte fibra y sobren proteínas o al revés. Incluso, cuando este tipo de dietas se proponen ad libitum, pueden alterar lípidos en sangre.

Es una dieta extrema que puede alterar internamente nuestro cuerpo y afectar negativamente desde el funcionamiento orgánico del mismo hasta nuestras emociones y estado de ánimo.

Según le contó Cristina Lafuente, dietista y nutricionista en Alimmenta, al diario El País, la Whole30 es una versión extrema de la dieta paleolítica. "Además de ser muy restrictiva, es excesiva en proteínas y grasa. De hecho, varias instituciones científicas están en contra de dietas hiperproteicas por sus efectos negativos para la salud. El consumo elevado de alimentos proteícos favorece la descalcificación, daño renal, deshidratación y aumento de ácido úrico", explica Lafuente.

"Cualquier dieta excluyente conlleva carencias nutricionales. Y esta, en concreto, destaca por el déficit de hidratos de carbono, presentes en los granos y leguminosas, gran fuente de energía", agrega Lafuente.

También Patricia Escribano, nutricionista del Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas, cree en los riesgos que conlleva la supresión de alimentos tal y como aconseja esta dieta. Entre ellos, señala "la pérdida de masa muscular, déficit nutricional y calórico, irritabilidad o estados anímicos como depresión y ansiedad, sobrecarga renal o hepática, además del temido efecto rebote".

"Este tipo de regímenes aportan lo que la ciencia no puede", explica Pierre Chandon, director del Laboratorio de Conducta INSEAD de la Soborna. "Es lo que les hace atractivos. EE.UU. es un país que no tiene normas sociales sólidas sobre alimentación. Te dejan tomar decisiones por tu cuenta y el resultado es estar totalmente perdido", cierra.

Una dieta viral

La dieta cuenta con seis libros, un sitio web de salud y una consultoría llamada Whole9 a sus espaldas, A partir de 2012 comenzó a hacerse famosa gracias a las redes sociales.

El hecho de que los seguidores de la dieta compartan en sus perfiles las fotos del antes y el después, imágenes de los platos que comen y sus impresiones positivas sobre la misma, ha hecho que muchos amigos y familiares se animen a seguirla.

"Comparten sus fotos con el hashtag #Whole30 y muestran sus victorias y resultados haciendo que se interesen en la dieta sus amigos y familiares", les anima Melissa.

(Fuente Clarín)