¿Cómo era la vida de Manuel Uribe, el hombre más gordo del mundo?
"Chiche" Gelblung viajó a México en 2010 para conocer a quien fue reconocido por el Guiness como el más obeso de la Tierra.
La muerte de Manuel Uribe en México a los 48 años dejó al mundo sin el testimonio de una persona que se comió todos sus excesos. El hombre que llegó a pesar 600 kilos y fue récord Guiness perdió la vida por una insuficiencia renal.
Hace cuatro años "Chiche" Gelblung viajó al país azteca para conocer la vida de un hombre cuyas piernas pesaban 120 kilos cada una y estaban inmovilizadas por dos tumores que no se podían extirpar: "No puedo cerrar los pies por estas 'bolas' que tengo aquí. Ellos no quiere cortar estas 'bolas' que tengo aquí, porque tienen miedo que aparezcan en otra parte", explicaba Uribe.
El largo calvario para ser gordo
"Cuando me fui a Estados Unidos en el año 88, y allá trabajé, pero tuve una vida sedentaria con mucha comida. La gente piensa que yo comía mucho, pero los médicos entendieron que tenía problemas metabólicos, de vida sedentaria y de mal conocimiento de los medicamentos".
"Siempre fui muy grande, en 1988 pesaba 120 kilos pero medía 1,91. Cuando subí de peso empecé a ver médicos, hasta que llegué a 350 kilos y me hice un chequeo en Dallas. Me dijeron que estaba sano, que no tengo ni colesterol, ni diabetes ni triglicéridos".
La muerte de su padre: depresión y obesidad mórbida
"Mi papá murió cuando tenía 22 años, le dio un infarto al corazón. Eso me impactó mucho y de allí comencé a engordar".
"Cuando me quise suicidar, mandé a una persona a que me comprara la pistola. Yo estaba en la casa de mi mamá, llorando todos los días, y me sentía muy mal. Cuando fue a conseguir el arma, al dia siguiente vino y me dijo que en la dirección que le había dado era un terreno baldío. Yo busqué en el periódico por una pistola, y quería una grande, quería una Magnum 357 para que me explotara todo".
"Cuando vino el hombre me dijo 'hasta tonto eres para matarte', porque le había dado la dirección de un terreno baldío. Me dio mi dinero y me dijo que me muriera cuando Dios quisiera, que no fuera cobarde. Cuando me dijo eso me atravesó el corazón, Dios sabía cómo atravesarme el corazón".
"Yo rezaba y le pedía a Dios que me mandara una persona que lo conociera, porque yo no lo conocía, y que sucedía eso lo iba a servir. Al otro día vino una mujer y me habló de Dios, y me dijo que yo le pedía mucho a Dios pero que no era nadie para hablarle, y me propuso que me arrepintiera".