Cómo detectar a un charlatán - 2° parte
Claves para darte cuenta sobre cómo pueden engañarte los chantas.
Siguiendo con las pistas para detectar a un charlatán en el negocio esotérico ya habíamos dado algunas palabras clave: "energía", "armonización" (o Bio-armonización), "vibración" y "natural".
Pero aparte de estos términos, hay otras cosas a tener en cuenta: estos individuos tienen la habilidad de semblantear al cliente que consulta. Se fijan en el lenguaje verbal y el no verbal, esto último es: qué aspecto tiene el consultante, cómo se sienta, cómo se viste, a qué nivel social pertenece, el grado de preocupación o ansiedad que tiene, el tono de su voz y muchas otras señales que lo guiarán en su proceso para convencerlo de que tiene un mal, de que le han hecho un "trabajo", un hechizo, o lo que sea. En este terreno no hay límites para la imaginación.
Frases ambiguas
Es usual que los adivinos, videntes y brujos utilicen frases que seguramente van a hacer creer al consultante que poseen el don de la clarividencia. Por ejemplo:
"Eres inteligente, pero no todo el mundo lo reconoce"
"Eres una persona social, pero a veces quieres estar solo/a"
"Aguantas, aguantas y aguantas hasta que un día explotas"
Esta modalidad lleva el nombre de Efecto Forer o Barnum. Si uno hace un análisis no demasiado minucioso, se dará cuenta de que estas expresiones se aplican con justeza a casi todas las personas. Es decir, calzan con la personalidad del 99% de la gente.Las consultas pueden ser variadas, así como las personas, pero ellos siempre tendrán una respuesta preparada de antemano para transformar un yerro en un acierto. Por ejemplo, si le dicen al cliente que tiene una hermana que es la que supuestamente le está causando el "mal" que sobrelleva y esto no es verdad, podrán transformarlo en un hermano, una prima, un pariente o un amigo. La cuestión es que el consultante quede satisfecho y pueda, en su imaginación, tener una idea de quién puede ser el responsable de su desdicha.
De títulos y diplomasPor otra parte, el adivino o "parapsicólogo" en cuestión ostentará en su pared una serie de "títulos" y "diplomas" que le darán cierto estatus. Es poco probable que el cliente se fije si el título o diploma son oficiales, si fueron entregados por una universidad o no, aunque hoy se puede formar una universidad de cualquier cosa, digamos algo así como "Universidad Cósmica de la Integración Psicoespiritual", por ejemplo. Todo ello, sazonado con unas velas por acá, unos sahumerios por allá, otros símbolos esotéricos e incluso estampitas de santos. Lo que no nos cansamos de repetir es que uno sabe lo que pasa antes de ir al consultorio, pero nunca puede saber lo que ocurrirá después.
La primera gratis, la segunda y las sucesivas no
Así, en la primera consulta todo transcurrirá en una atmósfera agradable y cálida, y hasta probablemente esta entrevista sea gratuita. Después viene el engaño: a la segunda consulta es muy factible que ya tengan el discurso puntillosamente pensado y le digan al cliente que necesitan hacer un "trabajo", porque alguien le está haciendo un mal. Como el brujo tiene ese "aura" de poder esotérico, probablemente uno caiga en la trampa y pague lo que esté a su alcance: desde 100 pesos hasta miles de dólares. Nunca se sabe.
El mensaje es: "mientras yo lo proteja, usted no va a tener inconvenientes, y si los tiene, deberemos reforzar el trabajo". Así, hay personas que han perdido mucho dinero y hasta propiedades. Lo han entregado todo a un negligente, que sabe lo que hace, y lo han perdido todo sin solucionar su problema. La voracidad de estos personajes es inimaginable: hay quienes desde la primera consulta quieren ya sacarle plata al consultante y no dejarán al azar ningún recurso para lograr su fin último y exclusivo: sacarle plata a la gente.
Daños potencialmente fatalesLa noción general de la gente es: "bueno, ¿qué podés perder consultando a un vidente?". La respuesta es: mucho, muchísimo, incluso la propia vida. Si no es tan trágico el panorama, bueno, pues podrán hacerte enemistar con alguien que supuestamente te ha hecho un "mal", podrán hacer que los clientes se depriman, vivan situaciones angustiosas al darse cuenta que pusieron mucho dinero y el resultado es negativo.
En definitiva, el que promete demasiado, nunca cumple. Dice un refrán que "cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía".
Nunca se puede saber qué va a pasar cuando una persona consulta a un brujo o vidente pero, como mínimo, terminará en un desembolso de dinero inútil, entregado a un charlatán que quiere lucrar con la ingenuidad que quien lo va a consultar. Como máximo, puede arruinar las relaciones del cliente con sus allegados más íntimos, lo puede llevar a la bancarrota e inclusive al suicidio.