Cómic erótico: trazos de libertad marginados por la sociedad
A diferencia del material pornográfico, en el cómic no existen límites ni prejuicios.
El cómic erótico no consta de ilustraciones para adolescentes con hormonas al tope como muchos creen, sino que se trata de historietas sofisticadas que elevan la imaginación del lector.
El cómic erótico nace en 1940 como un fenómeno contracultural, como una forma de crítica social que se reía de las normas y de la censura. Se trataba de una vía de escape de la sociedad ante la crisis, haciendo uso de las fantasías sexuales como arma de lucha de los movimientos sociales: poner fin a la segregación racial, a los prejuicios contra los gays, y a la falta de derechos laborales de las mujeres. Con el tiempo, se transformó en un género con carácter propio, donde se siguen rompiendo tabúes pero lo artístico y lo sugerente, supera siempre lo vulgar.
Como en cualquier manifestación artística, este género también tiene su élite de artistas reconocidos y consagrados por su manera de impactar con sus obras.
En los 80, autores como el alemán Ralf König permitieron que más personas se animaran a enfrentar sin miedo la homosexualidad. Este autor no solo buscaba llegar a la imaginación del lector a través del erotismo sino que también utilizó las relaciones entre sus personajes para concientizar sobre el uso del condón como forma de parar el contagio del VIH que asolaba al mundo en esa época.
A diferencia del material pornográfico, en el cómic no existen límites ni prejuicios, dejando a la fantasía al servicio del lector más allá de la interpretación que le haya querido dar el artista.
Trazos de perversión y marginación
La industria del cómic en Argentina nunca fue muy exitosa. Desde la caída del "boom" en los años 80, la venta disminuyó cada vez más como consecuencia de la apertura de importaciones en donde ingresaron cómics europeos y estadounidenses. Sin embargo, el cómic erótico siempre tuvo su mercado mucho más complicado debido a los prejuicios que hay sobre el tema "pornográfico". Esta situación obligó a los autores del género a elegir entre: ocultar su talento para poder conseguir otros empleos o, vender sus productos a empresas extranjeras donde son bien recibidas.
Si analizamos la situación de la historieta erótica en Argentina a partir de los 80's hasta la actualidad, tenemos que tener en cuenta tres ejes que son fundamentales: los condicionamientos socioeconómicos al desarrollo de la industria de historieta argentina y la importación de productos, el consecuente decaimiento o cierre de los lugares fundamentales en la industria historietista nacional (Editorial Columba y Revista Fierro) y, por último, el surgimiento de nuevos espacios con las nuevas tecnologías, pero también es importante hablar de un cuarto factor existente dentro del género erótico: el prejuicio social que cataloga al género como algo mal visto, como si fuera algo "prohibido".
Brian Miroglio es ilustrador de cómic erótico hace más de 15 años. A pesar de que pudo publicar sus trabajos en algunas revistas nacionales, como Revista Hombre y Playboy, la mayor parte de sus obras son vendidas al exterior, ya que el género erótico es una industria que, en Argentina decayó luego del "boom" de los años ochenta y, nunca más volvió a resurgir en el país.
"Si yo hubiese nacido en los 80 seguramente hubiese tenido oportunidades laborales en Argentina", dijo el artista. Brian no sólo se ve obligado a vender sus productos al exterior (EE.UU, Alemania, España y Francia) sino que también tuvo que recurrir a la utilización de seudónimos en sus obras para poder acceder a otros empleos sin sufrir el "rechazo" de las empresas. "En La Revista Recreo (infantil), si yo no firmaba con mi nombre y no se enteraban estaba todo bien, en otro trabajo me pasó que yo hacía una historia de robots y cuando se enteraron que hacía erótico empezaron a sospechar de toda pose que dibujaba aunque no tuviese nada que ver, como que ya se persiguen con eso", comentó.
El mundo del cómic erótico no es un nicho pequeño como muchos creen; por el contrario, son muchos los autores que realizan estos trabajos pero al enfrentarse con el mismo problema de la mirada social "acusadora" sobre la temática del erotismo explícito, se ven obligados a recurrir al uso de seudónimos para no "manchar" sus nombres o, directamente evitar el género.
En cuanto al tema de los autores que recurren al uso de seudónimos más allá del problema de mercado, Germán, dueño de la comiquería “Sector 2814”, afirma que la sociedad argentina está "muy dividida" en todo. "Parte de ese prejuicio lo tiene la historieta misma, el problema es que de por sí, la gente suele considerar los cómics como algo "para chicos" por ende una temática como la erótica suele estar mal vista", finalizó.
En la actualidad, el cómic erótico sigue siendo considerado como un “fetiche” para aquellos que aman el dibujo y el erotismo. Es difícil pensar que en la era de internet haya personas que aún sigan utilizando el papel para sucumbir a sus deseos más absolutos. Sin embargo, sigue siendo un nicho muy consumido por las personas, y es que ya se sabe... siempre el libro fue mejor que la película.
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