Comenzó el juicio contra el guardia nazi que mataba a los prisioneros con una inyección de gasolina en el corazón
Johann Rehbogen es juzgado en una corte de menores en Alemania, porque no había cumplido 21 años cuando fue guardia en el campo de concentración de Stutthof, en Polonia.
Las atrocidades realizadas en los campos de concentración nunca serán olvidadas en la historia de la humanidad, en Shutthof, Polonia mataban a los prisioneros con una inyección de gasolina en el corazón, o en las cámaras de gas, o ejecutándolos de un disparo, o lanzándolos desnudos a la nieve hasta que se congelaran.
Desde junio de 1942 hasta septiembre de 1944 Johann Rehbogen fue guardia allí, en el campo de concentración de Stutthof, cerca de la ciudad portuaria de Gdansk, en Polonia. Hoy tiene 94 años, y en la ciudad alemana de Muenster acaba de empezar el juicio contra él por complicidad en los crímenes del nazismo.
No hay evidencias que lo vinculen personalmente a los 60 mil asesinatos, pero su condición de guardia de las SS lo convierte en cómplice de cientos de ellos, dijo el fiscal Andreas Brendel en la primera sesión del proceso.
Rehbogen les aseguró a los investigadores que él trabajaba allí, pero no sabía lo que estaba pasando.
"Como guardia él tuvo que estar necesariamente informado de esos crímenes", declaró el fiscal Brendel. "Y el campo de concentración no es tan grande como para que no pudiera darse una vuelta y ver claramente desde una torre lo que estaba pasando allí".
El Centro Wiesenthal localizó 17 sobrevivientes de Stutthof para que participaran como testigos del caso, 15 de ellos residentes en Israel, uno en Estados Unidos y otro en Suiza, informa el diario israelí . Ninguno recuerda personalmente a Rehbogen, pero van a declarar cómo funcionaba el campo de concentración. Familiares de algunos de los muertos en Stutthof también serán testigos.
"El paso del tiempo no minimiza la culpa de los perpetradores del Holocausto, y la edad no debe ofrecer protección a quienes cometieron crímenes tan atroces", dijo el principal de nazis de la institución, Efraim Zuroff.
De acuerdo con Zuroff, una mujer que estuvo internada en los dos campos de concentración aseguró que los guardias de Stutthof eran más crueles que los de Auschwitz.
Cuando los investigadores le preguntaron al acusado por qué los detenidos estaban tan delgados, dijo que la comida era muy escasa para todos, incluso para los soldados, hasta el punto de que cabían dos en un mismo uniforme.