Clase media sin acceso a la vivienda
De acuerdo con la información provista por un estudio especializado, en muchísimos casos la clase media argentina posterga la formación de una familia por la imposibilidad de acceder a una vivienda. En Mendoza el problema se agrava por los altos costos de la construcción.
La encuesta se hizo a nivel nacional y preocupa, pero más inquietante se convierte cuando nos atenemos a los números que se manejan en el orden provincial, ya que los costos de la construcción son superiores y los salarios más bajos que en el resto del país.
De acuerdo con el estudio de una consultora, entre 1.239 propietarios e inquilinos de la Capital Federal y de varias ciudades del interior del país, la clase media posterga la formación de una familia por la dificultad que tiene de acceder a una vivienda.
Así, 6 de cada 10 argentinos sueñan con tener su casa propia, pero sólo el 17% está en condiciones de afrontar su compra. El 70% de los encuestados considera que esta limitación influye en su vida y de ese porcentaje un 29% sostiene que postergó su paternidad y el 17% por ciento casarse o irse a vivir con su pareja.
Pagar la cuota de un préstamo hipotecario sale hasta el triple de un alquiler y en la gran mayoría de los casos los interesados no pueden ni siquiera cumplir con los requisitos formales para acceder a él. Inclusive han ido cayendo, por la imposibilidad de acceso, las distintas líneas que se implementaron a nivel nacional.
Llevado el problema a la situación provincial, puede observarse que se agrava sustancialmente, porque la provincia ocupa -según un estudio anterior- el quinto lugar en el ránking de localidades del país donde más años de esfuerzo laboral se necesitan para alcanzar una vivienda.
Se asegura que para adquirir un departamento de 60 metros cuadrados, el interesado deberá abonar un sueldo mensual, completo, durante 8 años mientras que esa misma vivienda, en zonas del Sur del país, como Neuquén, Trelew o Río Gallegos, demandaría cuatro años. Sólo San Miguel de Tucumán, Posadas, Resistencia (Chaco) y Salta superan en la tabla a Mendoza, ya que deberían ahorrar por un período de 9 años.
Por otra parte, el costo total de un departamento es el sexto más alto de las 18 localidades relevadas en el país. Las inmobiliarias señalan que ello sucede porque al encontrarse la provincia en una zona sísmica, los costos de construcción son mayores.
Paralelamente se conoció que los sueldos de Mendoza son un 60% inferiores a los que perciben los trabajadores de Río Gallegos y un 67% de los de Capital Federal y sólo superan a los del Norte del país.
Décadas atrás, las viviendas destinadas a las familias de menores ingresos estaban canalizadas a través del Instituto Provincial de la Vivienda y las de clase media por el Banco Hipotecario Nacional.
En la década de los ’90, con las privatizaciones, el Hipotecario dejó de cumplir su misión, el IPV siguió priorizando las de menores ingresos y la clase media se quedó sin posibilidades de acceso a una casa propia. Distintos planes que se han implementado no han dado resultados, ni siquiera aquellos con fondos de la Anses.
Frente a ese panorama para nada alentador, cabría preguntarse si no se podría aplicar un plan como el chileno, donde la gente puede ahorrar a través de las denominadas Unidades de Fomento, que en determinado momento les sirven para comprar una vivienda, ya que estas se cotizan precisamente en UF.
Pero, para aplicar ese sistema, es necesario un Instituto de Estadísticas y Censos que funcione como corresponde en razón de que esas UF son actualizadas de acuerdo con los índices de precios al consumidor; un Indec que sea manejado con precios reales y no políticos, como ocurre actualmente.
De acuerdo con el estudio de una consultora, entre 1.239 propietarios e inquilinos de la Capital Federal y de varias ciudades del interior del país, la clase media posterga la formación de una familia por la dificultad que tiene de acceder a una vivienda.
Así, 6 de cada 10 argentinos sueñan con tener su casa propia, pero sólo el 17% está en condiciones de afrontar su compra. El 70% de los encuestados considera que esta limitación influye en su vida y de ese porcentaje un 29% sostiene que postergó su paternidad y el 17% por ciento casarse o irse a vivir con su pareja.
Pagar la cuota de un préstamo hipotecario sale hasta el triple de un alquiler y en la gran mayoría de los casos los interesados no pueden ni siquiera cumplir con los requisitos formales para acceder a él. Inclusive han ido cayendo, por la imposibilidad de acceso, las distintas líneas que se implementaron a nivel nacional.
Llevado el problema a la situación provincial, puede observarse que se agrava sustancialmente, porque la provincia ocupa -según un estudio anterior- el quinto lugar en el ránking de localidades del país donde más años de esfuerzo laboral se necesitan para alcanzar una vivienda.
Se asegura que para adquirir un departamento de 60 metros cuadrados, el interesado deberá abonar un sueldo mensual, completo, durante 8 años mientras que esa misma vivienda, en zonas del Sur del país, como Neuquén, Trelew o Río Gallegos, demandaría cuatro años. Sólo San Miguel de Tucumán, Posadas, Resistencia (Chaco) y Salta superan en la tabla a Mendoza, ya que deberían ahorrar por un período de 9 años.
Por otra parte, el costo total de un departamento es el sexto más alto de las 18 localidades relevadas en el país. Las inmobiliarias señalan que ello sucede porque al encontrarse la provincia en una zona sísmica, los costos de construcción son mayores.
Paralelamente se conoció que los sueldos de Mendoza son un 60% inferiores a los que perciben los trabajadores de Río Gallegos y un 67% de los de Capital Federal y sólo superan a los del Norte del país.
Décadas atrás, las viviendas destinadas a las familias de menores ingresos estaban canalizadas a través del Instituto Provincial de la Vivienda y las de clase media por el Banco Hipotecario Nacional.
En la década de los ’90, con las privatizaciones, el Hipotecario dejó de cumplir su misión, el IPV siguió priorizando las de menores ingresos y la clase media se quedó sin posibilidades de acceso a una casa propia. Distintos planes que se han implementado no han dado resultados, ni siquiera aquellos con fondos de la Anses.
Frente a ese panorama para nada alentador, cabría preguntarse si no se podría aplicar un plan como el chileno, donde la gente puede ahorrar a través de las denominadas Unidades de Fomento, que en determinado momento les sirven para comprar una vivienda, ya que estas se cotizan precisamente en UF.
Pero, para aplicar ese sistema, es necesario un Instituto de Estadísticas y Censos que funcione como corresponde en razón de que esas UF son actualizadas de acuerdo con los índices de precios al consumidor; un Indec que sea manejado con precios reales y no políticos, como ocurre actualmente.