DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Cita con el destino: "Pechito" López, el nuevo héroe del deporte argentino

El piloto cordobés tuvo su gran revancha, en una carrera donde los títulos y el talento fueron salpicados por golpes desgarradores. Conocé a nuestro nuevo campeón del mundo.

"Soy cordobés, me gusta el vino y la joda..." sonaba en Suzuka. ¿Suzuka? ¿Un boliche de moda? No, una de las catedrales del automovilismo. El autódromo ubicado cerca de Nagoya, en Japón, era escenario de la consagración de José María "Pechito" López como campeón del Mundial de Turismo.

Oriundo de Río Tercero, López, de 31 años, se hizo conocido en el ambiente del deporte por ser el piloto que ponía a punto el auto con el que el español Fernando Alonso dominaba la Fórmula 1 en 2005 y 2006. El abrumador apoyo económico del brasileño Nelson Piquet lo hizo tener que abandonar el equipo Renault, cuando estaba listo para debutar en la máxima categoría.

Luego de reinventarse, y convertirse en el referente del automovilismo nacional, tuvo otra chance de correr en Fórmula 1 a fines de 2009 con el fallido proyecto USF1, un equipo estadounidense que fue aprobado para unirse a la máxima en 2010, pero que no llegó a terminar un auto.

Después de haberse ido a Europa sólo a los 14 años, y tener que aprender a cocinar, planchar y valerse por si mismo y renunciar a una adolescencia normal, de haber estado en la antesala de la Fórmula 1, tener que volver para correr en TC2000, descollar como nunca y tener una segunda chance, el destino le daba otro cachetazo.

Pero nunca abandonó su estilo aguerrido en pista, y su perfil ultraprofesional adquirido en Europa (en sus primeros tiempos en el automovilismo nacional, allá por 2007, sus rivales se reían al verlo meditar arriba del auto, sin embargo en pista era implacable). Y siguió adelante.


Cuando el WTCC desembarcó de apuro en Argentina en 2013, una propuesta poco interesante le hizo tomar contacto a López con el viejo mundo nuevamente. "Pechito" (apodado heredado de su padre, a quien apodaron "Pecho" desde el día que gritó "son unos pecho frío" en reunión de negocios) agarró un viejo BMW de un humilde equipo alemán que sólo aspiraba a meterse entre los 10 primeros. Más por insistencia de su padre que por motivación propia, aceptó la propuesta. Y el cordobés lo llevó al triunfo en Termas de Rio Hondo.

Eso le abrió la puerta de Citroen, que se fijó en él mientras planeaba un desembarco a toda orquesta en la categoría en 2014. Llamado a ser el tercer piloto del equipo, relegado, se impuso de entrada sobre sus compañeros franceses Yvan Muller (tetracampeón del WTCC) y Sebastien Loeb (con nueve títulos mundiales de Rally en el lomo).

En un año sin errores, acaparó la atención de todo el público argentino, que de a poco amaga con recuperar el terreno perdido en el deporte motor mundial. Y terminó llevándose un titulo con sabor a revancha. O revancha doble, o triple. Volvió para saldar una deuda con él mismo.


En Suzuka, Argentina volvió a tener un campeón mundial en el automovilismo de pista desde 1957, con el último título en Fórmula 1 de un tal Juan Manuel Fangio.

En un 2014 donde brilló Lionel Messi, donde brilló Javier Mascherano, donde brilló Luis Scola, donde los referentes del deporte reaparecieron, vaya el reconocimiento al argentino que logró ganar su Mundial.