Cifras de un país con cara y ceca
*Por Daniel Fernández Canedo. Algunas de las cifras que recorren la edición de hoy son realmente llamativas. Pocos datos como el aumento en la generación de basura de una sociedad hablan con elocuencia sobre la cantidad y calidad del consumo de una sociedad.
El año pasado, la Ciudad de Buenos Aires le transfirió un 14% más de residuos a la Provincia, en otra evidencia de que el consumo en la Argentina pasa por un buen momento.
El calor, con sensación térmica de 43,6 ° en el Centro y el conurbano, se ubicó ayer en el tope del ranking de los temas de conversación y acción a la hora de buscar alguna brisa aliviadora.
En la Costa, donde tampoco el calor dio tregua, se compensó con el disfrute de los turistas que en esta temporada llenaron al 100% la capacidad de hospedaje de los principales centros turísticos.
El consumo le sigue sonriendo a una parte de la población que, tal vez por el buen tiempo y las vacaciones, ve amortiguado el golpe al bolsillo que implica la suba de los precios.
En la Argentina fragmentada de hoy se convive entre el récord turístico y el problema de dónde poner los residuos generados por el mayor consumo y la imposibilidad de mejorar algunos indicadores sociales que, pese a años de crecimiento, se muestran demasiado rebeldes para mejorar.
El dato sobre que en el GBA la desocupación juvenil se mantiene en 15%, y que en el caso de las chicas aumenta respecto al año anterior, demuestra que sólo con las exportaciones del campo y de combustibles no alcanza para que la Argentina sea mejor.
Los jóvenes "ni-ni" (ni estudian ni trabajan) son una realidad sobre la cual no vale mirar para otro lado y ante la cual estallan como pompas de jabón las definiciones políticas grandilocuentes.