Choque de trenes en Castelar: el maquinista rompió el silencio: "No soy suicida"
El motorman de la formación Chapa 1 que impactó contra otra habló sobre el video en el que se lo ve eludiendo las señales y se defendió.
Daniel López, el maquinista de la línea Sarmiento, que conducía la formación Chapa 1 que impactó contra otra en la estación de Castelar, dejando un saldo de tres muertos, rompió el silencio, habló sobre el video en el que se ve que elude las señales de seguridad y dijo que él "no es un suicida".
"No estaba alcoholizado, no estaba dormido, ni soy un conductor suicida. Hice todo lo posible por frenar, pero el tren no me respondió. Cuando vi que la colisión era inevitable, me encomendé a Dios", dijo el maquinista, de 52 años de edad, en una entrevista al diario La Nación.
López es maquinista desde hace casi treinta años, ingresó a trabajar en los ferrocarriles porque su padre allí trabajaba, aunque desempeñándose en otras áreas.
El motorman, dice que nunca le fallaron los frenos: "Fue ésta la primera vez. Tenemos otros problemas: hace 20 años que pedimos que nos pongan ventiladores de techo en las cabinas, tenemos filtraciones de agua y de frío, los vidrios se empañan frecuentemente y no vemos bien. Arriesgamos la vida todos los días".
El trayecto trágico, fue el segundo del día: "Yo saqué esa mañana el Chapa 1 del depósito con un certificado de listo (listo para salir a las vías), era la primera vez que lo manejaba después del arreglo que le habían hecho. Viajé hasta Once y luego volví a salir desde Once en un servicio rápido".
Cuando le preguntaron si el tren había fallado en algún momento, López dijo: "Al principio no me acordaba, pero sí, cuando estaba yendo hacia Once el equipo se quedó "agarrado", como decimos nosotros, o sea, frenado. Pero enseguida reaccionó. De regreso pude frenar bien en Flores, Liniers y Morón, las tres paradas previas del servicio rápido".
Hace unos días salió a la luz un video en el que se ve cómo el motorman evadía las señales de seguridad: "¡Las violé porque los frenos no me respondían! Ya cuando quise bajar la velocidad por el primer semáforo, el freno no me respondió. Frené otra vez, y seguía sin responder. Cuando veo el tren detenido adelante, intenté frenar por todos los medios. En un momento, me di cuenta de que la colisión era inevitable, entonces intenté accionar el freno de emergencia, para que por lo menos se amortiguara el impacto, pero tampoco respondió. Cuando ya no podía hacer más nada, me corrí hacia un costado y me encomendé a Dios".
Luego, negó hacer estado alcoholizado al momento del choque: "No, y no lo dijo yo, los controles de alcoholemia previos a mi entrada en servicio y posteriores al accidente dieron negativo. Tampoco estoy loco, ni me quise matar; ¿me agarró la locura de golpe en Morón".
"Me sentí muy mal cuando me enteré de los muertos. Yo voy a la iglesia evangélica y respeto mucho el valor de la vida. Ayudo a niños con carencias en Moreno; durante mucho tiempo los atendí con mi mujer y ahora sigo solo. Los últimos sábados no pude ir", dijo.
Para cerrar, dijo que a él no le molestarían las cámaras de seguridad en las cabinas, pero agregó: "Para proteger las vidas necesito frenos, no cámaras de video".