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Chicos que se esfuerzan poco

Según un estudio hecho en países de América latina, los niños argentinos no tienen cultura del esfuerzo en el aprendizaje.

Las estadísticas muchas veces suelen arrojar datos desorientadores. Más aún cuando están hechas sobre temas fundamentales de educación; particularmente de escolarización y de equidad en la escolarización. Es interesante, por ello, analizar un estudio que se presentó en julio pasado, en la última Feria del Libro Infantil y Juvenil porteña, realizado sobre la base de intereses, conductas y actitudes de 5938 niños (de entre 6 y 11 años) de América latina, correspondientes a sectores socioeconómicos medios y altos de Brasil, México, Colombia, Venezuela, Chile y nuestro país.

El estudio, denominado Kiddo's, se hace desde 2000; en la Argentina son entrevistados 1203 niños del Gran Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Rosario. Es financiado por empresas privadas y excluye a los niños que viven en barrios pobres y en villas de emergencia. Es decir, que los menores encuestados tienen un buen nivel de acceso a la educación.

Uno de los primeros resultados que llaman la atención es que, comparados con sus pares de América latina, los niños argentinos son "los que menos involucrados están en una cultura del esfuerzo en el proceso de aprendizaje". Es cierto que hay algunos motivos ajenos a su voluntad, que pertenecen al área organizativa escolar: son los que menos tiempo permanecen en la escuela (4 horas, 48 minutos) y menos tiempo extraescolar invierten en actividades educativas (3 horas, 48 minutos).

El panorama se vuelve menos desalentador, afortunadamente, cuando se mide a nuestros niños en un ítem muy importante y es el de la lectura, ya que es el único en el que los argentinos se muestran más aplicados. La Argentina es el país que encabeza la lista de los que leen libros, con el 54 por ciento, y los que dicen leer revistas infantiles, el 55%. Este dato resultó importante incluso para los especialistas locales, ya que en el país siempre faltan mediciones empíricas sobre lectura.

Aunque, según los encuestadores, hay que tener en cuenta las diferencias culturales entre países, por lo cual quizás el niño argentino "sea más suelto o sincero al responder y, en cambio, en otros países [los niños] respondan más lo que los adultos quieren escuchar", es evidente que desde hace tiempo se nota ese fenómeno de pérdida de la cultura del esfuerzo en el proceso de aprendizaje en niños y adolescentes argentinos, y los resultados de la última prueba internacional PISA parecen confirmarlo.

Con respecto al ítem favorable sobre la lectura, sirve para comprobar que están dando frutos tanto las campañas públicas como las emprendidas por distintas ONG (a fin de septiembre se realizará la 9a. Maratón de Lectura de la Fundación Leer), lo cual nos reconfirma en la idea de que las políticas de Estado, cuando se hacen y están acompañadas por sectores del ámbito privado, duplican su efectividad. Sería de desear que se extiendan a todas las áreas de la agenda escolar.