Cheesecake de frutos del bosque sin horno: su curiosa historia y su receta
Esta torta fría con base de queso es un clásico de la pastelería. Te mostramos como hacerla con esta receta fácil y deliciosa.
El cheesecake es tal vez uno de los platos preferidos de los amantes de la pastelería. Es que la combinación de la cremosidad del queso y la acidez de las frutos se equilibra con lo crocante de las galletitas molidas en la base, y eso lo vuelve un elegido.
Su receta original data del año 4000 antes de Cristo. Se cree que nació en la isla de Samos, Grecia. En aquella época se consideraba a la preparación como una fuente de energía y era el alimento de los primeros atletas de los Juegos Olímpicos en el 776 a.C.
Pero fue en el año 230 d.C. cuando a Ateneo, escritor de la época, escribió aparentemente la primera receta que constaba simplemente de calentar queso triturado en una cacerola de cobre con miel y harina para posteriormente dejarlo enfriar y servir.
Cuando Grecia FUE conquistada por los romanos, la tarta pasó a ser un motín de guerra que sólo se servía en ocasiones muy especiales. Los romanos modificaron la receta incluyendo huevo y horneándola entre ladrillos calientes y rebautizaron a la tarta de queso como "libuma" y se extendió al resto de los países europeos. Allí cada sociedad modificó la receta según su cultura.
En el siglo XVIII recién comenzó a parecerse tal y como lo conocemos hoy en día, hasta que finalmente llegó a América llevada por los primeros colonos europeos.
El queso crema se le agregó recién en 1872 en la ciudad de Nueva York y como suele ocurrir muchas veces, de casualidad, cuando un fabricante de quesos intentó reproducir una variedad francesa pero consiguió un queso suave y cremoso que comercializó envuelto en papel de aluminio. Es el conocido Philadelphia Cream, aún vigente.
A comienzos del siglo XX, el cheesecake se convirtió en un estandarte de la pastelería de los neoyorkinos y cada cafetería de la ciudad tiene su propia versión aunque la autoría de la versión tradicional se le brindae adjudica a Arnold Reuben, un joven restaurador que desembarcó desde Alemania y que en una cena probó una tarta de queso muy especial y no paró hasta conseguir su propia creación, la del cheesecake neoyorquino.
Hoy te traemos la receta sin horno, con una cubierta de frutos rojos y frutillas. En caso de que no se consigan los frutos, se pueden reemplazar por frutillas. Cabe recordar que los frutos rojos se pueden conseguir congelados en las góndolas de los supermercados.
- Para la masa vas a necesitar un paquete de galletitas de vainilla (estilo Maná, Vocación o Lincoln) y 80 gramos de manteca.
- Para el relleno: 500 gramos de queso crema, 150 centímetros cúbicos de crema de leche, 7 gramos de gelatina sin sabor, 150 gramos de azúcar y la ralladura de un limón.
- Para la cobertura usaremos un total de 350 gramos de frutillas y frutos rojos (también llamados del bosque o berries), lo ideal es que sean 200 gramos de frutillas y 150 de frutos rojos (los mixes nombrados durante la nota suelen traer moras, frambuesas, arándanos y grosellas), 100 gramos de azúcar, 1 cucharada de fécula de maíz, el jugo de ½ limón y 50 mililitros de agua.