Che, ¿esto era la vida?
Vereda de mi trabajo, nueve de la mañana, me encuentro con mi conocida favorita. No la nombro como amiga, porque la vida, que con tanta prolijidad hace y deshace, nos puso sólo en esa categoría.
Un gran afecto que nos une y todo lo demás que nos separa. Pero igual sabemos al vernos que somos personas de confiar y compartimos con la misma alegría, desesperación o bronca, los comunes oficios de una mujer: ser madres, esposas, abuelas, minas y laburantes.
Por todo esto, en los escasos minutos que nos vemos de cuando en vez, tratamos de abalanzarnos para saber la una de la otra. Y por supuesto no nos da el tiempo. Quisiera contarle con detalles sobre mi hija y mi nieta, sobre mi hijo y su tribu. Me encantaría escuchar un relato suyo sobre sus cosas que incluya algún viaje. Pero es imposible. Balbuceamos encabezados buscando una definición que englobe todo. Ella la encuentra, dice: "estamos bien, no tenemos a nadie en peligro de muerte". Asiento con alegría, así exactamente se puede definir mi vida.
Ella ya se tiene que ir corriendo y yo me quedo fumando un pucho, disfrutando la alegría de haberla visto y repaso la frase que me define y que fue dicha y recibida como un logro: "nadie en peligro de muerte", y de pronto me deprimo... ¿en eso se ha transformado mi vida? Prendo otro pucho.
Ese minimalismo irrefutable me enfrenta con mis fantasías (no me animo decir "nuestras fantasías") pero me hubiera gustado hacer un resumen mas glorioso. Por ejemplo... "estoy entrenando para el baile de caño en el próximo Bailando", ¿no suena mejor? Claro que resulta increíble, primero debería volver Tinelli, después yo debería bajar veinte kilos, y por último conseguir que el yoga me quite el dolor de la pierna o alguien me la ampute.
Busquemos enunciados mas modestos: "Estoy a punto de salir para Europa, muero por ver una vez más París"... la examino y me encanta, aunque la verdad es que estoy juntando platita para mis vacaciones en Córdoba y aunque amo más a mi familia que a Paris (creo), Mendiolaza y su arroyito casi seco no están a la altura del inefable Sena. La descarto... ¿Que tal un "estoy genial!, absolutamente enamorada" No quiero imaginar los ojos de mi amiga. Tan largamente casada como yo, sabe que el enamoramiento no es compatible con este estado. En el acto pensaría que tengo un amante. No me molesta la idea porque no es prejuiciosa, lo que me molesta profundamente es que nadie me creería que tengo un amante con esta pinta de agotada, y mucho menos si supieran el lamentable estado de vejez de mis calzones... no ese tampoco es un buen enunciado.
Repaso, vuelvo a repasar y acuerdo con ella. Hay momentos de la vida donde lo mejor es no tener a nadie en peligro de muerte, lo demás lo arreglamos por el camino. Además, bajar veinte kilos me da fiaca.