Chau, Perón
*Por Raúl Acosta. El peronismo aquel, que se referenciaba en Perón, tiende a desaparecer. Como los dinosaurios, diría Charlie. La señora no es una recitadora del líder. Parecería que, como muchos en la primavera rosada del "tío Cámpora", lo cree superado.
Esteban Peicovich tituló un libro suyo "Hola Perón". Los años de exilio lo justificaban. Había que conocerlo. Reconocerlo. Se fue en 1955. Sobre el 1973 muchos de los que aullaban su nombre ni siquiera lo habían visto en el poder. Su muerte, el 1° de julio de 1974, cambió todo. Empezaron a desconocerlo. Había comenzado su despedida. Chau, Perón. En junio de 2011 nuevamente chau.
La designación de candidatos para las elecciones de octubre de 2011, con las supuestas primarias de agosto, ayuda a la despedida. Algunos de los nominados han nacido después de la muerte del líder fundador del movimiento. Otros no han nacido ni han sido criados políticamente en el peronismo. Simplemente viven del cargo que, gracias al peronismo, encontraron, detentan, defienden. El peronismo asegura (siempre) un lugar bajo el sol. Aparenta menos cruel que el socialismo, por ejemplo. Con rencores menos ideológicos que cualquiera de las variantes del marxismo, en el poder (siempre dictaduras) o en la crítica (siempre aniñada). El pensamiento conservador, al cabo muy cercano, suele ser simplemente práctico. Si es útil se usa. Por allí vamos.
Tras la muerte de Perón, en un libro recordado ("Sexo y Peronismo") dije que cada uno de nosotros, caníbales, tomó su alícuota del cadáver y se llevó a Perón a su ADN. Aún escuece la afirmación, pero es cada vez más visible. Poliedro de infinitas caras, el peronismo está en nosotros. Sólo los rencorosos, expulsados, intentan matarlo más de una vez. Como si eso fuese posible. Ni siquiera es honrado el intento.
En la región Rosario su muerte es una obviedad. Los candidatos peronistas de la ciudad, los de julio como los de octubre, se encolumnan, claramente, en la despedida. Claramente.
La propuesta a intendente es eso: obvia. Nadie pide que Héctor Cavallero se declare peronista. La más importante lateralidad (Ricardo Schlieper, PRO, Del Sel, Macri, Duhalde) se reiría ostentosamente si alguien le preguntase sobre su filiación peronista. Lo consideraría un buen chiste. Ese chiste es una opción de voto. Je. La ciudad tiene un menú turístico que la define. Fein. Schlieper. Cavallero. No se cobra laudo.
Agustín Rossi, aquel muchacho cercano a Gualberto Venesia, aquel concejal del boleto estudiantil se fue, volvió, como tantos: por allí andaba. Hoy está dentro del peronismo en uso gracias a Néstor Kirchner. En una coyuntura (dura) apostó fuerte, fue durante la división del país por "la 125". Hoy ni siquiera se sabe si eso fue bueno. Agustín Rossi acepta que su actual jefa nomine a los candidatos a diputados nacionales por la provincia. No tardará en advertirlo: Cristina no es Néstor. Néstor no fue Perón. Ya no llega, no dio la talla; sólo la viuda y los biógrafos carroñeros parlotean por un líder sustituto de el gran conductor. NK inició otra cosa, aún informe.
Rosario está ausente de las decisiones de la jefa. O presente en sus desplantes, que es lo mismo, pero desde otra vereda. Rossi sabe que tiene un techo que debe perforar para alcanzar el gobierno. Ese techo no es, numéricamente, el que tiene su jefa, que posee una intención de voto distinta, más amplia, menos previsible. Hay un liderazgo coyuntural, por ahora. El destino de Rossi se resuelve el 24 de julio, después de las 18, con los números en la mano. El del peronismo que representa a la provincia no necesita las internas de agosto (si las hay) y las generales de octubre; ya está decidido. No es un peronismo de Perón. Chau, general. Acaso Omar Perotti, como sobreviviente recuerde, en mitad de sus olvidos, algo del peronismo aquel (algo es algo). Hoy hay que bancar a la jefa. Su futuro es seguro, eso es importante. Una vez Cavallero- Perotti perdieron voto a voto contra Obeid-Venesia. El pasado, trágico, se vuelve comedia, decía el "Charlie" Marx. Avanzan hacia el pasado dos actores que abandonaron la plantilla: Reutemann y su exégeta: Obeid.
Generacionalmente el peronismo ha dado el paso más importante que se podía. Tiró por la ventana la última generación analógica. Perón esta filtrándose hacia la alcantarilla.
Cabe preguntarse, en sustancia, si esto es el peronismo. La respuesta siempre es positiva. Lo afirmé en otro escrito. Es lo que hay. Nos gobierna la doctrina del mal menor. Hay colegas porteños que sugieren que siete candidatos contra una candidata de partido único es mucho para nada. Puede ser. Esa controversia es atinente a la tranquilidad. Es evidente que CFK no espanta como para su exterminio. Contra Menem se unieron los opuestos. Hoy no. Por algo será. El horizonte de tasas chinas permite el sueño tranquilo.
Las fotografías son importantes. Schoklender es una fotografía. Abal Medina es otra (qué familia). Marcos Clérici y sus 7.000 votos para concejal (en la elección anterior) otra fotografía. La Hebe no es una foto, es una película. De clase B, obvio. Boudou, Losteau, Feinmann, Aliverti, Verbitsky, Urribarri, Garré, una ministra de Obeid, una señora de Casilda, la concejala Bielsa participando del sueño colectivo del kristinismo, conforman un teleteatro sin beneficio de inventario. De ellos será el período por venir.
Muchos supieron quién era Perón. Otros no intentan averiguarlo ¿Para qué? Mariotto, Gioja, Alperovich, Aníbal Fernández, Domínguez, Tomada tienen un denominador común. Están en el velorio definitivo, "el viejo" está en el cajón. Ahora sí. Llegaron hasta la puerta del cementerio. Se vuelven chiflando bajito la canción: Kristina, nunca menos.
Es cierto: nadie se muere en las vísperas. Estas son. Perón dijo: mi único heredero es el pueblo. En la cadena helicoidal lo tenemos incorporado, junto a la impunidad de los ojos claros y la prepotencia de la chequera oficial. La billetera no sólo mata galanes, adormece conciencias, libera de pecados a estos, los pecadores. Es lo que hay.
Las elecciones no son solamente eso, son la despedida del siglo XX y de su tronco de pensamiento nacional. Ya lo cantaron: los tiempos están cambiando. Debería, en todo caso, la biografía oficial, que intenta dibujar el futuro del país sin mirar bien el pasado, cambiar un dicho del veterano líder. Perón sostenía: "...para el enemigo ni justicia". En realidad debería decir "...para el enemigo ni justicia... social". Sería más honesto. Más realista. Sin justicia social el peronismo es burocracia. Si el único heredero es el pueblo y el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y para la ciudad, la provincia y el país, estos son los representantes, la muerte del caudillo es definitiva.
Si estamos reconstruyendo el pasado para desembarazarnos del viejo a quién, pero a quién, puede interesarle el mañana.
Chau, Perón. Te mandan saludos viejos amigos. Guardá lugar a un par de veteranos, agosto viene terrible.