Charlas de Quincho
Un puñetazo en la mesa que en realidad encerraba un hecho conocido: así sonaron las declaraciones del fin de semana...
... de un gobernador poco afecto a la confrontación (en estas líneas explicamos a qué apuntaba). También le contamos la agitada e internacional agenda de la Presidente y de su vice, que pondrá a prueba la capacidad de concentración de la reemplazante natural de ambos. También estuvimos en dos quinchos de un partido centenario, en los que se trataba de explicar la postura de esa agrupación frente al Gobierno (YPF) y la sociedad. Difícil tarea. En Caballito, en cambio, hubo un asado anti-Macri con recuerdos de muertes guerrilleras. Finalmente, una bella velada de música mezclada con política, mecenazgos y patrocinios. Veamos.
Susan Segal, titular del Council of the Americas, y el embajador en EE.UU., Jorge Argüello, flanquean a Amado Boudou. El vicepresidente explicó en Washington la política petrolera del Gobierno.
Que golpee la mesa quien nunca la golpea, aunque fuera para decir lo que todos saben, termina siendo un terremoto político. Daniel Scioli explicaba en la sobremesa del fútbol de ayer en su residencia de La Ñata; en realidad sólo dijo lo que había dicho antes sobre sus pretensiones presidenciales a los dos Kirchner. A Néstor en vida antes de que Cristina lanzase la candidatura al segundo mandato, y lo que le dijo hace dos miércoles a la Presidente en la soledad de la Casa de Gobierno: si va Néstor, no juego, si va Cristina, no juego, pero si ninguno va, sí juego. Si algo conoce el gobernador, es de escenarios y eligió la soledad de uno de sus santuarios -la estancia de sus amigos italianos en Balcarce, aunque la disfraza con Tandil porque está cerca- para dar el mensaje a una radio lateral, no monopólica, desde esa zona que le sirve para el aislamiento porque no hay señal para celulares.
Dicho de otra forma, debió Scioli acudir a un circuito de comunicación laberíntico para ganar los titulares y precipitar el adelantamiento, como en un film de cámara rápida, de la pelea por las candidaturas. En la explicación que dio en la soledad de la mesa chica abundan lugares comunes, pero que parecían ausentes de todas las interpretaciones. ¿Cómo el bloque oficialista de la Legislatura pide informes sobre publicidad apoyando un proyecto opositor? Hay transparencia y equidad en esa actividad publicitaria y no asusta el pedido de informes. Sí que el mariottismo legislativo actúe con una metodología de partido opositor. ¿Qué dirían si diputados peronistas en el Congreso nacional votasen un pedido similar dirigido al Gobierno de Cristina? Ante esa metodología opositora, el gobernador dice haber elegido una metodología oficialista: soy candidato a presidente pero si Cristina busca la reelección, la apoyaré.
Como en todo texto en política, el contexto es lo que le da sentido a casi una obviedad repetida por Scioli en público y en privado. El contexto es otro, claro, y convierte a la declaración en un misil que busca resetear las relaciones hacia adentro del peronismo. ¿Lo que hacen mis críticos dentro del kirchnerismo es una cuestión ligada a la sucesión? Perfecto, respondo sobre la sucesión. ¿Qué van a hacer ahora? los desafía. Sus contradictores deberán decir que no era la sucesión -porque la frase de Scioli cierra todos los caminos y los atajos-; entonces que digan qué es. Tranquilo, el gobernador no agrega otros datos odiosos al contexto que le da carácter explosivo al texto de sus dichos; es decir, el cierre de los grifos de fondos en el último mes a la provincia -drama no exclusivo de este gobernador-. Otra entrelínea que opera como contexto: si Cristina busca la reelección, va a tener el apoyo de Scioli, quien pondrá los votos que tiene en la provincia. En ese caso, siempre en entrelíneas, tendrá que haber una habilitación para una reelección del gobernador en 2015 porque nadie imagina otro candidato que en esa fecha pueda aportar tantos votos para el proyecto reelectoral nacional.
En esto Scioli lee con cuidado el pasado, y recuerda cómo en 1993 Eduardo Duhalde fue a la casa de Dante Caputo y escuchó la charla de Carlos Menem y Raúl Alfonsín y, callado, no se le ocurrió pedir también reelección para él como gobernador cuando hasta entonces creía ser el candidato del peronismo para el período 1995-1999. Debió remar solo su nuevo mandato de gobernador y lo logró merced a un carísimo acuerdo con el MODIN de Aldo Rico. No quiere correr ese destino ahora Scioli; si Cristina es candidata 2015, le tienen que asegurar la reelección a gobernador. Como es el dueño de los votos, tiene la seguridad de que no le costará mucho. Sí le costará plegarse a otros proyectos del kirchnerismo, como el que propuso ayer el periodista-asesor Horacio Verbitsky de que sea el año que viene de nuevo candidato testimonial a diputado nacional. No fue una buena experiencia -perdió junto a Néstor Kirchner la elección ante el peso liviano Francisco de Narváez en 2009-. Además, pesa sobre ese ardid electoral un dictamen demorado de la Suprema Corte de Justicia que puede dar vuelta el aval que le dio -en fallo dividido- la Cámara Electoral. En suma, una sobremesa densa después del ejercicio de esa simulación de la vida que es el fútbol después del regreso de Balcarce a primera hora de ayer, con brindis y citas del periodismo más rancio para explicar la movida: Antonio Cafiero nos enseñó que de los laberintos se sale por arriba. Es lo que hicimos.
Olivos dará la respuesta en cualquier momento en un período de mucha movilidad presidencial. Hoy Amado Boudou tiene que decidir si viaja, como está previsto, a Ginebra para recibir un premio sobre comunicaciones concedido a la Presidente. El miércoles, por dos días, Cristina viajará a Angola para presidir una delegación empresaria que busca aprovechar la voracidad compradora de ese país inundado de petróleo. Esos viajes abren la posibilidad de que la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich -vice provisional del Senado- debute a cargo del Poder Ejecutivo, tarea en la que deberá extremar los cuidados para no repetir bloopers como el de la última sesión cuando, distraída seguramente, votó a favor de un pedido de informes de la oposición sobre el caso Ciccone.
Para ese viaje Cristina acumula preguntas sobre el país que visitará, que es herencia de una revolución que terminó en otra administración autoritaria y amenazada por inquinas internas, como la que fuerza al actual presidente José Eduardo dos Santos a evitar los viajes en avión; su antecesor murió en un atentado mientras volaba y no falta quien acusa a Dos Santos de haber tenido algo que ver. También le cuentan extravagancias como que el féretro del ídolo de la revolución angoleña António Agostinho Neto está depositado en un monumento pero sobre un aparato de catapulta. Ese ingenio lo tramaron sus seguidores para el caso de que un golpe en contra buscase profanar esa reliquia. Si eso ocurriera, dice la fantasía que le acercaron a la Presidente, la catapulta haría volar el féretro hacia el mar en donde esperaría una nave amiga que lo llevaría a mejor destino. En la carpeta que le acercaron figuran otras extravagancias más creíbles, como un barrio de torres con 80 mil departamentos equipados como todos los que les mostraron, vacíos, a los miembros de la anterior delegación que visitó ese país junto a Guillermo Moreno. Esos departamentos fueron construidos por los chinos que aportaron materiales y mano de obra venida de aquel país y pagados con petróleo angoleño. De esas torres vienen nueve más, siempre pagadas con petróleo.
La carpeta de los viajes es voluminosa en Olivos. El mes que viene la Presidente estará casi 20 días fuera del país. Arranca el 14 de junio en Nueva York con la presencia, junto con legisladores de todos los partidos, en el Comité de Descolonización de la ONU; sigue con la cumbre del fin de semana del 20 de junio del G-20 de Los Cabos, México y, al hilo, el viaje a la cumbre de cambio climático de Río de Janeiro. Toca de regreso Buenos Aires y tiene que viajar a Mendoza a la conferencia de presidentes del Mercosur.
Las globalidades siguen alimentando los quinchos y lo más notable en ese rubro se registró en la sede de la Embajada de la Argentina en Estados Unidos, donde Amado Boudou recibió el martes por la noche a un grupo de empresarios que juntó el embajador Jorge Argüello para que escuchasen al vicepresidente hablar de lo que más interesa: energía, deuda e importaciones. Ante el grupo que integraban, entre otros, la lobbysta del Council of the Americas, Susan Segal, y representantes de firmas con intereses en la Argentina como Chevron, CA Techonologies, Endesa Chile, Apple, Bridas, Enel Green Power North America, Ford, General Electric y Hewlett-Packard, Boudou explicó esos tres asuntos en estos términos:
1) Energía: argumentó la lógica de la decisión de expropiar las acciones de Repsol en YPF por la necesidad de modificar el esquema energético del país y la incomodidad de tener a la empresa cautiva de una política de sacar dividendos sin reinvertir. Frenó cualquier reproche a la responsabilidad del socio local en esa política avisándoles a los presentes que se abre una época muy atractiva para las otras empresas petroleras que quieran asociarse con la nueva YPF de mayoría estatal. Anotaron todos ese mensaje.
2) Importaciones: Boudou dijo que la Argentina había sido durante años el mejor alumno y que eso la había llevado a una crisis terminal en 2001 y que ahora tiene derecho a emprender medidas taylor made, acordes con sus necesidades. Sobre los controles a las importaciones enfatizó que son medidas «por un momento» con lo que dejó flotando la idea de que pueden modificarse en el futuro. 3) Deuda: enlazó las respuestas a las preguntas sobre este tema con la política comercial. Nuestro tesoro, vino a decir, es el superávit comercial, que dijo está en los u$s 10 mil millones -cálculo que consideró mezquino al admitir que puede llegar a los u$s 11 mil millones-. Con eso debemos enfrentar la dificultad que es la imposibilidad de acceder al mercado internacional de capitales. Allí mencionó la palabra clave, el Club de París. Estamos trabajando para llegar a un acuerdo con esos acreedores, remató antes del brindis final.
El radicalismo también existe, aunque disperso, enojado, cismático, y así se mostró en los quinchos. La cúpula del partido, es decir Mario Barletta, visitó Mendoza y logró juntar a casi todas las tribus de correligionarios de esa provincia, que gravitan muchos en el orden nacional. Los llevó el jueves a comer al restorán Mantra de Luján, adonde se sentó junto a Ernesto Sanz, con quien hoy no tiene las mejores relaciones. Lo saludó antes en el hotel Cervantes el exvicepresidente Julio Cobos, que se disculpó porque en la mañana siguiente le hacían una cesárea a una hija de él en la que «Cleto» debutó como abuelo. Junto a un grupo de intendentes encabezados por Alfredo Cornejo -mandamás del partido en esa provincia- mitigaron los recelos, hoy motivados sobre la estrategia electoral para el año que viene. Hay quienes piensan ir con el macrismo, otros con el socialismo y otros solos. Sanz cree que hay que ir solos porque el socialismo no tiene estructura en todas las provincias como la UCR y es mal negocio inventarle legisladores al socialismo en donde no tiene nada.
A Sanz se le reprochan amistades, como la que mantiene con Gabriela Michetti, con quien se saludó el fin de semana cuando la diputada visitó la ciudad de Sanz, San Rafael, junto a Mauricio Macri y Emilio Monzó. Pero esos enojos caen cuando ven que otro correligionario como el intendente de la Capital, Víctor Fayad, los critica por ejercer un antikirchnerismo bobo», una manera de tomar distancia del partido del que nunca se termina de ir. En el balance de la sobremesa, de todos modos, admitieron el dictamen de Sanz, quien repitió que «los problemas de la UCR no están hacia adentro del partido sino hacia afuera.
Eso es lo que pareció expresar la reflexión que hizo otro radical, pero de la Capital, en una cena que le propinaron sus amigos en la parrilla La Raya de la calle Ocampo. Festejó allí sus 68 años el exsenador José María García Arecha el miércoles rodeado de los habitués de su peña, el experto en infracciones Carlos Ventureira; Carlos Fernández, secretario del CBC en la UBA; el director del hospital Pasteur, Oscar Lencina; el bromatólogo de la Municipalidad de San Isidro, Osvaldo Racines; el abogado Hernán Ojea Espil, y otros eternos de los miércoles de La Raya.
La reflexión de Pepe dice: quien crea que el radicalismo puede ser alternativa de poder en la Argentina sin aliados de otros partidos debe ser sometido a un test de alcoholemia. Por la hora cuando la dijo, alguno se sobresaltó por la inminencia de esa amenaza. Pero es raro este dictamen en boca de García Arecha, que es uno de los más sólidos seguidores de Ernesto Sanz en el radicalismo. En esa mesa de gente enterada de lo que pasa en todos lados hubo planteo de enigmas, a saber: ¿es cierto que la Justicia no ha podido notificar al empresario Carlos Pedro Blaquier de la citación a declarar en Jujuy porque se ausentó del país? ¿A qué funcionaria llaman «Ministerio de Trabajo» porque siempre está «Tomada»?
Otros radicales buscaron otros consuelos en el ejercicio de la memoria. Un grupo de veteranos del partido se comió un flor de asado en la casa de la calle Estomba -Belgrano R- de Emilio Cappuccio, íntimo que fue del legendario Germán López y que fuera secretario de Seguridad de Raúl Alfonsín, el ex PAMI Raúl Pistorio -que está escribiendo con otros una biografía de Ricardo Balbín-; el exdiputado Chiche Canata; Gabriel Matzkin, que sucedió a Antonio Mucci en el Ministerio de Trabajo; César Porto (ex Télam del alfonsinismo); Víctor de Martino, exdiputado; el empresario de la salud, Francisco Martini; Alberto Assisi, y Roberto Díaz, excamarista del Trabajo que fue quien cocinó unos callos a la madrileña que los asistentes no olvidarán por la exquisitez que logró este abogado.
No había motivo para el encuentro más que la nostalgia, pero Canata los trajo a la actualidad al contar un diálogo con Juan Manuel Casella antes de la votación en el Congreso de la expropiación de las acciones de Repsol. Me dijo que la UCR votaba en general, pero que plantearían diferencias en la votación en particular. Chiche contó que, airado, le respondió: Vos no me vas a decir a mí, que he sido años diputado, que esa votación en particular sirve para algo. De hecho, fue así, todos los pedidos de enmienda de la UCR fueron rechazados y ese tratamiento en particular se tramitó en apenas minutos. Canata recordó que había recorrido el país en 1991 y 1992 haciendo campaña por el rechazo a la privatización de YPF y recordó detalles curiosos de esa sesión de octubre de 1992. Presidía el bloque de diputados UCR Fernando de la Rúa y los legisladores no entraban al recinto para no dar el quórum necesario. El riojano Raúl Galván entró al recinto con el pretexto de explicar la posición y allí aprovechó, vivísimo, Alberto Pierri para decir: Hay quórum, se vota, y quedó aprobada. Según la mesa, ni De la Rúa ni Galván dieron una explicación de qué ocurrió, algo que sí hizo un diputado conservador de una provincia que dio el quórum porque, recordó Canata sin dar el nombre, si no lo hacía, lo habían amenazado con que le meterían preso a un hijo.
Más de contrafrente, lejos de las luces del centro, sobrevolamos por el quincho de Canca Gullo (Juan Carlos Dante Gullo) de la calle Cachimayo, en la zona de Caballito, que tuvo el interés de ser una verdadera cumbre de la oposición al macrismo en la Legislatura porteña. Asado con aire de complot, al que asistieron, entre otros, Juan Cabandié, Alejandro Amor, Gabriela Alegre, Gabriela Cerruti, Aníbal Ibarra, Delia Bisutti, Edgardo Form, María Rachid, María José Lubertino, María Nadeo, quienes escucharon las instrucciones del dueño de casa para arrinconar al oficialismo que, creen, está con el paso cambiado por las dificultades que le trae a Macri la pelea con la Nación.
No es lo que piensa el jefe de Gobierno, quien entiende que en esos forcejeos les lleva la delantera a sus adversarios que además lo colocan en el rol que más quiere, el de jefe de la oposición. Gullo, ante tanto joven, se vio en la necesidad de hacer un minucioso relato del rol del peronismo después de las muertes en un regimiento de Trelew de un grupo de detenidos por actividad insurgente. Ese 22 de mayo de 1972, al conocerse esas muertes, Héctor Cámpora hablaba en un acto en la Federación de Box por el aniversario del llamado renunciamiento de Eva Perón a la vicepresidencia, e invitó a los familiares de los muertos en Trelew a que se velasen los restos en la sede del PJ Nacional que estaba en avenida La Plata y Venezuela, pese a que había entre las víctimas militantes de Montoneros -fracción peronista- y del ERP. Al llegar esos restos, un par de días después, Gullo contó que los sorprendió la cantidad de gente que fue al velorio y que se dispuso en las calles, con banderas argentinas para mirar el cortejo que iba hasta la Chacarita. Antes de la salida, relató ante la mirada de quienes escuchan estas historias de otro siglo, un grupo de tanquetas mandadas por la Policía secuestró los féretros de los muertos y los llevó sumariamente al cementerio evitando una pueblada. Conmovidos por el testimonio, la mesa brindó por la formación de un nuevo cuarteto de la política, integrado por Gullo, Cabandié, Ibarra y Cerruti, que coordinarán el nuevo programa de mortificación de macristas en la Legislatura.
Final con artes, y bellas, porque estuvimos en el Teatro Colón, en la función de la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo que dedicó todo su programa a la siempre estimulante música de Mozart. La obertura de La clemenza di Tito y la célebre sinfonía Nº 40, contribuyeron a levantar el ánimo de la velada, claro que con la ayuda de los torrentes de champán. El Colón, buen escenario para agasajos y, sobre todo, con la gente del Mozarteum de celebración, ya que esa noche festejaban sus 60 años de vida, período en el que la jefa eterna de la institución, Jeannette Arata de Erize (buena para los números) contabilizó 5 millones de espectadores. En el palco balcón número ocho estaba Diego Videla (Banco Galicia), una eminencia en el tema patrocinios, según aseguró la experta en mecenazgo Margo Hajduk, conocedora del tema. Lo cierto es que Videla capitalizó en los entreactos y con su estilo distendido, sin moverse del palco estratégicamente ubicado, la inversión en cultura que durante años destinó a las artes y a la cultura.
Por el Salón Dorado desfilaba Teresa Bulgheroni, escoltada por el embajador de Grecia, anunció que este año suspendió la comida que suele realizar en su casa para los invitados extranjeros que vienen a arteBA, la mega feria que se inaugura esta semana. Es mejor variar un poco, que conozcan otros lugares, observó diplomática. El arribo de Mónica Gancia interrumpió los comentarios. Todos miraban el look: los zapatos rojos haciendo juego con la cartera y un ancho cinturón también rojo en una cintura de avispa (afinada, sin duda, con el gym y la dieta). Hasta Sergio Renán y José Miguel Onaindia -severos jueces de todo lo que miran- quedaron boquiabiertos.
Mauricio Macri, acompañado por su madre y su mujer, circuló por el Salón Dorado con una sonrisa y habló con todo aquel que le dirigió la palabra, aunque no se quedó hasta el final. El que sí permaneció hasta el fin de la noche fue Humberto Schiavoni (presidente del PRO), y en la comida que el Citi ofreció a sus amigos de la tarjeta Gold, recordó su pasado desarrollista y su militancia juvenil en el MID, además de su tío, el genial pintor rosarino Augusto Schiavoni. Allí estaba, junto al presidente del banco, Juan Bruchou, Nadine Pavlovsky, una mujer bonita y autora de los «mimos» que le brindan a los clientes, como la deliciosa comida con jamones, salmón y la más sabrosa mozarella de búfala traída de Italia, budincitos de papa, bocaditos con tomatines hidratados en oliva y para acompañar con ensaladas verdes. Pavlovsky contó sobre la revista Magna, que el Citi regaló esa noche y que va a ocupar el espacio que dejó First. Mientras, las mujeres no dejaron pasar la creación de la tarjeta Women. Estaban Elena Nofal, María Eugenia, Teresa, Eduardo y Ricardo Grüneisen, Fito y Nora Fiterman, Alejandro Cordero, Bocha y Marga Macaya, Nelly Arrieta y Susana de Bary, entre otros.
Vamos a terminar con un chiste geopolítico, en una semana en la que Europa se vio conmovida por elecciones, gobiernos fallidos y manifestaciones. Harta de las vicisitudes del euro, Angela Merkel decide tomarse unas merecidas vacaciones y elige un destino bello, cercano y barato: Grecia. La primera ministra de Alemania desembarca con toda su (numerosa) comitiva en el aeropuerto internacional de Atenas y se dirige a la ventanilla de migraciones. Allí la atiende un empleado, que comienza con el habitual interrogatorio:
- ¿Pasaporte?
- Acá lo tiene...
- ¿Sexo?
- Femenino...
- ¿Nacionalidad?
- Alemana...
En ese punto del cuestionario, el empleado levanta la vista y ve el séquito que la acompaña y pregunta:
- ¿Ocupación?
- No. turismo, nomás...
Susan Segal, titular del Council of the Americas, y el embajador en EE.UU., Jorge Argüello, flanquean a Amado Boudou. El vicepresidente explicó en Washington la política petrolera del Gobierno.
Que golpee la mesa quien nunca la golpea, aunque fuera para decir lo que todos saben, termina siendo un terremoto político. Daniel Scioli explicaba en la sobremesa del fútbol de ayer en su residencia de La Ñata; en realidad sólo dijo lo que había dicho antes sobre sus pretensiones presidenciales a los dos Kirchner. A Néstor en vida antes de que Cristina lanzase la candidatura al segundo mandato, y lo que le dijo hace dos miércoles a la Presidente en la soledad de la Casa de Gobierno: si va Néstor, no juego, si va Cristina, no juego, pero si ninguno va, sí juego. Si algo conoce el gobernador, es de escenarios y eligió la soledad de uno de sus santuarios -la estancia de sus amigos italianos en Balcarce, aunque la disfraza con Tandil porque está cerca- para dar el mensaje a una radio lateral, no monopólica, desde esa zona que le sirve para el aislamiento porque no hay señal para celulares.
Dicho de otra forma, debió Scioli acudir a un circuito de comunicación laberíntico para ganar los titulares y precipitar el adelantamiento, como en un film de cámara rápida, de la pelea por las candidaturas. En la explicación que dio en la soledad de la mesa chica abundan lugares comunes, pero que parecían ausentes de todas las interpretaciones. ¿Cómo el bloque oficialista de la Legislatura pide informes sobre publicidad apoyando un proyecto opositor? Hay transparencia y equidad en esa actividad publicitaria y no asusta el pedido de informes. Sí que el mariottismo legislativo actúe con una metodología de partido opositor. ¿Qué dirían si diputados peronistas en el Congreso nacional votasen un pedido similar dirigido al Gobierno de Cristina? Ante esa metodología opositora, el gobernador dice haber elegido una metodología oficialista: soy candidato a presidente pero si Cristina busca la reelección, la apoyaré.
Como en todo texto en política, el contexto es lo que le da sentido a casi una obviedad repetida por Scioli en público y en privado. El contexto es otro, claro, y convierte a la declaración en un misil que busca resetear las relaciones hacia adentro del peronismo. ¿Lo que hacen mis críticos dentro del kirchnerismo es una cuestión ligada a la sucesión? Perfecto, respondo sobre la sucesión. ¿Qué van a hacer ahora? los desafía. Sus contradictores deberán decir que no era la sucesión -porque la frase de Scioli cierra todos los caminos y los atajos-; entonces que digan qué es. Tranquilo, el gobernador no agrega otros datos odiosos al contexto que le da carácter explosivo al texto de sus dichos; es decir, el cierre de los grifos de fondos en el último mes a la provincia -drama no exclusivo de este gobernador-. Otra entrelínea que opera como contexto: si Cristina busca la reelección, va a tener el apoyo de Scioli, quien pondrá los votos que tiene en la provincia. En ese caso, siempre en entrelíneas, tendrá que haber una habilitación para una reelección del gobernador en 2015 porque nadie imagina otro candidato que en esa fecha pueda aportar tantos votos para el proyecto reelectoral nacional.
En esto Scioli lee con cuidado el pasado, y recuerda cómo en 1993 Eduardo Duhalde fue a la casa de Dante Caputo y escuchó la charla de Carlos Menem y Raúl Alfonsín y, callado, no se le ocurrió pedir también reelección para él como gobernador cuando hasta entonces creía ser el candidato del peronismo para el período 1995-1999. Debió remar solo su nuevo mandato de gobernador y lo logró merced a un carísimo acuerdo con el MODIN de Aldo Rico. No quiere correr ese destino ahora Scioli; si Cristina es candidata 2015, le tienen que asegurar la reelección a gobernador. Como es el dueño de los votos, tiene la seguridad de que no le costará mucho. Sí le costará plegarse a otros proyectos del kirchnerismo, como el que propuso ayer el periodista-asesor Horacio Verbitsky de que sea el año que viene de nuevo candidato testimonial a diputado nacional. No fue una buena experiencia -perdió junto a Néstor Kirchner la elección ante el peso liviano Francisco de Narváez en 2009-. Además, pesa sobre ese ardid electoral un dictamen demorado de la Suprema Corte de Justicia que puede dar vuelta el aval que le dio -en fallo dividido- la Cámara Electoral. En suma, una sobremesa densa después del ejercicio de esa simulación de la vida que es el fútbol después del regreso de Balcarce a primera hora de ayer, con brindis y citas del periodismo más rancio para explicar la movida: Antonio Cafiero nos enseñó que de los laberintos se sale por arriba. Es lo que hicimos.
Olivos dará la respuesta en cualquier momento en un período de mucha movilidad presidencial. Hoy Amado Boudou tiene que decidir si viaja, como está previsto, a Ginebra para recibir un premio sobre comunicaciones concedido a la Presidente. El miércoles, por dos días, Cristina viajará a Angola para presidir una delegación empresaria que busca aprovechar la voracidad compradora de ese país inundado de petróleo. Esos viajes abren la posibilidad de que la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich -vice provisional del Senado- debute a cargo del Poder Ejecutivo, tarea en la que deberá extremar los cuidados para no repetir bloopers como el de la última sesión cuando, distraída seguramente, votó a favor de un pedido de informes de la oposición sobre el caso Ciccone.
Para ese viaje Cristina acumula preguntas sobre el país que visitará, que es herencia de una revolución que terminó en otra administración autoritaria y amenazada por inquinas internas, como la que fuerza al actual presidente José Eduardo dos Santos a evitar los viajes en avión; su antecesor murió en un atentado mientras volaba y no falta quien acusa a Dos Santos de haber tenido algo que ver. También le cuentan extravagancias como que el féretro del ídolo de la revolución angoleña António Agostinho Neto está depositado en un monumento pero sobre un aparato de catapulta. Ese ingenio lo tramaron sus seguidores para el caso de que un golpe en contra buscase profanar esa reliquia. Si eso ocurriera, dice la fantasía que le acercaron a la Presidente, la catapulta haría volar el féretro hacia el mar en donde esperaría una nave amiga que lo llevaría a mejor destino. En la carpeta que le acercaron figuran otras extravagancias más creíbles, como un barrio de torres con 80 mil departamentos equipados como todos los que les mostraron, vacíos, a los miembros de la anterior delegación que visitó ese país junto a Guillermo Moreno. Esos departamentos fueron construidos por los chinos que aportaron materiales y mano de obra venida de aquel país y pagados con petróleo angoleño. De esas torres vienen nueve más, siempre pagadas con petróleo.
La carpeta de los viajes es voluminosa en Olivos. El mes que viene la Presidente estará casi 20 días fuera del país. Arranca el 14 de junio en Nueva York con la presencia, junto con legisladores de todos los partidos, en el Comité de Descolonización de la ONU; sigue con la cumbre del fin de semana del 20 de junio del G-20 de Los Cabos, México y, al hilo, el viaje a la cumbre de cambio climático de Río de Janeiro. Toca de regreso Buenos Aires y tiene que viajar a Mendoza a la conferencia de presidentes del Mercosur.
Las globalidades siguen alimentando los quinchos y lo más notable en ese rubro se registró en la sede de la Embajada de la Argentina en Estados Unidos, donde Amado Boudou recibió el martes por la noche a un grupo de empresarios que juntó el embajador Jorge Argüello para que escuchasen al vicepresidente hablar de lo que más interesa: energía, deuda e importaciones. Ante el grupo que integraban, entre otros, la lobbysta del Council of the Americas, Susan Segal, y representantes de firmas con intereses en la Argentina como Chevron, CA Techonologies, Endesa Chile, Apple, Bridas, Enel Green Power North America, Ford, General Electric y Hewlett-Packard, Boudou explicó esos tres asuntos en estos términos:
1) Energía: argumentó la lógica de la decisión de expropiar las acciones de Repsol en YPF por la necesidad de modificar el esquema energético del país y la incomodidad de tener a la empresa cautiva de una política de sacar dividendos sin reinvertir. Frenó cualquier reproche a la responsabilidad del socio local en esa política avisándoles a los presentes que se abre una época muy atractiva para las otras empresas petroleras que quieran asociarse con la nueva YPF de mayoría estatal. Anotaron todos ese mensaje.
2) Importaciones: Boudou dijo que la Argentina había sido durante años el mejor alumno y que eso la había llevado a una crisis terminal en 2001 y que ahora tiene derecho a emprender medidas taylor made, acordes con sus necesidades. Sobre los controles a las importaciones enfatizó que son medidas «por un momento» con lo que dejó flotando la idea de que pueden modificarse en el futuro. 3) Deuda: enlazó las respuestas a las preguntas sobre este tema con la política comercial. Nuestro tesoro, vino a decir, es el superávit comercial, que dijo está en los u$s 10 mil millones -cálculo que consideró mezquino al admitir que puede llegar a los u$s 11 mil millones-. Con eso debemos enfrentar la dificultad que es la imposibilidad de acceder al mercado internacional de capitales. Allí mencionó la palabra clave, el Club de París. Estamos trabajando para llegar a un acuerdo con esos acreedores, remató antes del brindis final.
El radicalismo también existe, aunque disperso, enojado, cismático, y así se mostró en los quinchos. La cúpula del partido, es decir Mario Barletta, visitó Mendoza y logró juntar a casi todas las tribus de correligionarios de esa provincia, que gravitan muchos en el orden nacional. Los llevó el jueves a comer al restorán Mantra de Luján, adonde se sentó junto a Ernesto Sanz, con quien hoy no tiene las mejores relaciones. Lo saludó antes en el hotel Cervantes el exvicepresidente Julio Cobos, que se disculpó porque en la mañana siguiente le hacían una cesárea a una hija de él en la que «Cleto» debutó como abuelo. Junto a un grupo de intendentes encabezados por Alfredo Cornejo -mandamás del partido en esa provincia- mitigaron los recelos, hoy motivados sobre la estrategia electoral para el año que viene. Hay quienes piensan ir con el macrismo, otros con el socialismo y otros solos. Sanz cree que hay que ir solos porque el socialismo no tiene estructura en todas las provincias como la UCR y es mal negocio inventarle legisladores al socialismo en donde no tiene nada.
A Sanz se le reprochan amistades, como la que mantiene con Gabriela Michetti, con quien se saludó el fin de semana cuando la diputada visitó la ciudad de Sanz, San Rafael, junto a Mauricio Macri y Emilio Monzó. Pero esos enojos caen cuando ven que otro correligionario como el intendente de la Capital, Víctor Fayad, los critica por ejercer un antikirchnerismo bobo», una manera de tomar distancia del partido del que nunca se termina de ir. En el balance de la sobremesa, de todos modos, admitieron el dictamen de Sanz, quien repitió que «los problemas de la UCR no están hacia adentro del partido sino hacia afuera.
Eso es lo que pareció expresar la reflexión que hizo otro radical, pero de la Capital, en una cena que le propinaron sus amigos en la parrilla La Raya de la calle Ocampo. Festejó allí sus 68 años el exsenador José María García Arecha el miércoles rodeado de los habitués de su peña, el experto en infracciones Carlos Ventureira; Carlos Fernández, secretario del CBC en la UBA; el director del hospital Pasteur, Oscar Lencina; el bromatólogo de la Municipalidad de San Isidro, Osvaldo Racines; el abogado Hernán Ojea Espil, y otros eternos de los miércoles de La Raya.
La reflexión de Pepe dice: quien crea que el radicalismo puede ser alternativa de poder en la Argentina sin aliados de otros partidos debe ser sometido a un test de alcoholemia. Por la hora cuando la dijo, alguno se sobresaltó por la inminencia de esa amenaza. Pero es raro este dictamen en boca de García Arecha, que es uno de los más sólidos seguidores de Ernesto Sanz en el radicalismo. En esa mesa de gente enterada de lo que pasa en todos lados hubo planteo de enigmas, a saber: ¿es cierto que la Justicia no ha podido notificar al empresario Carlos Pedro Blaquier de la citación a declarar en Jujuy porque se ausentó del país? ¿A qué funcionaria llaman «Ministerio de Trabajo» porque siempre está «Tomada»?
Otros radicales buscaron otros consuelos en el ejercicio de la memoria. Un grupo de veteranos del partido se comió un flor de asado en la casa de la calle Estomba -Belgrano R- de Emilio Cappuccio, íntimo que fue del legendario Germán López y que fuera secretario de Seguridad de Raúl Alfonsín, el ex PAMI Raúl Pistorio -que está escribiendo con otros una biografía de Ricardo Balbín-; el exdiputado Chiche Canata; Gabriel Matzkin, que sucedió a Antonio Mucci en el Ministerio de Trabajo; César Porto (ex Télam del alfonsinismo); Víctor de Martino, exdiputado; el empresario de la salud, Francisco Martini; Alberto Assisi, y Roberto Díaz, excamarista del Trabajo que fue quien cocinó unos callos a la madrileña que los asistentes no olvidarán por la exquisitez que logró este abogado.
No había motivo para el encuentro más que la nostalgia, pero Canata los trajo a la actualidad al contar un diálogo con Juan Manuel Casella antes de la votación en el Congreso de la expropiación de las acciones de Repsol. Me dijo que la UCR votaba en general, pero que plantearían diferencias en la votación en particular. Chiche contó que, airado, le respondió: Vos no me vas a decir a mí, que he sido años diputado, que esa votación en particular sirve para algo. De hecho, fue así, todos los pedidos de enmienda de la UCR fueron rechazados y ese tratamiento en particular se tramitó en apenas minutos. Canata recordó que había recorrido el país en 1991 y 1992 haciendo campaña por el rechazo a la privatización de YPF y recordó detalles curiosos de esa sesión de octubre de 1992. Presidía el bloque de diputados UCR Fernando de la Rúa y los legisladores no entraban al recinto para no dar el quórum necesario. El riojano Raúl Galván entró al recinto con el pretexto de explicar la posición y allí aprovechó, vivísimo, Alberto Pierri para decir: Hay quórum, se vota, y quedó aprobada. Según la mesa, ni De la Rúa ni Galván dieron una explicación de qué ocurrió, algo que sí hizo un diputado conservador de una provincia que dio el quórum porque, recordó Canata sin dar el nombre, si no lo hacía, lo habían amenazado con que le meterían preso a un hijo.
Más de contrafrente, lejos de las luces del centro, sobrevolamos por el quincho de Canca Gullo (Juan Carlos Dante Gullo) de la calle Cachimayo, en la zona de Caballito, que tuvo el interés de ser una verdadera cumbre de la oposición al macrismo en la Legislatura porteña. Asado con aire de complot, al que asistieron, entre otros, Juan Cabandié, Alejandro Amor, Gabriela Alegre, Gabriela Cerruti, Aníbal Ibarra, Delia Bisutti, Edgardo Form, María Rachid, María José Lubertino, María Nadeo, quienes escucharon las instrucciones del dueño de casa para arrinconar al oficialismo que, creen, está con el paso cambiado por las dificultades que le trae a Macri la pelea con la Nación.
No es lo que piensa el jefe de Gobierno, quien entiende que en esos forcejeos les lleva la delantera a sus adversarios que además lo colocan en el rol que más quiere, el de jefe de la oposición. Gullo, ante tanto joven, se vio en la necesidad de hacer un minucioso relato del rol del peronismo después de las muertes en un regimiento de Trelew de un grupo de detenidos por actividad insurgente. Ese 22 de mayo de 1972, al conocerse esas muertes, Héctor Cámpora hablaba en un acto en la Federación de Box por el aniversario del llamado renunciamiento de Eva Perón a la vicepresidencia, e invitó a los familiares de los muertos en Trelew a que se velasen los restos en la sede del PJ Nacional que estaba en avenida La Plata y Venezuela, pese a que había entre las víctimas militantes de Montoneros -fracción peronista- y del ERP. Al llegar esos restos, un par de días después, Gullo contó que los sorprendió la cantidad de gente que fue al velorio y que se dispuso en las calles, con banderas argentinas para mirar el cortejo que iba hasta la Chacarita. Antes de la salida, relató ante la mirada de quienes escuchan estas historias de otro siglo, un grupo de tanquetas mandadas por la Policía secuestró los féretros de los muertos y los llevó sumariamente al cementerio evitando una pueblada. Conmovidos por el testimonio, la mesa brindó por la formación de un nuevo cuarteto de la política, integrado por Gullo, Cabandié, Ibarra y Cerruti, que coordinarán el nuevo programa de mortificación de macristas en la Legislatura.
Final con artes, y bellas, porque estuvimos en el Teatro Colón, en la función de la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo que dedicó todo su programa a la siempre estimulante música de Mozart. La obertura de La clemenza di Tito y la célebre sinfonía Nº 40, contribuyeron a levantar el ánimo de la velada, claro que con la ayuda de los torrentes de champán. El Colón, buen escenario para agasajos y, sobre todo, con la gente del Mozarteum de celebración, ya que esa noche festejaban sus 60 años de vida, período en el que la jefa eterna de la institución, Jeannette Arata de Erize (buena para los números) contabilizó 5 millones de espectadores. En el palco balcón número ocho estaba Diego Videla (Banco Galicia), una eminencia en el tema patrocinios, según aseguró la experta en mecenazgo Margo Hajduk, conocedora del tema. Lo cierto es que Videla capitalizó en los entreactos y con su estilo distendido, sin moverse del palco estratégicamente ubicado, la inversión en cultura que durante años destinó a las artes y a la cultura.
Por el Salón Dorado desfilaba Teresa Bulgheroni, escoltada por el embajador de Grecia, anunció que este año suspendió la comida que suele realizar en su casa para los invitados extranjeros que vienen a arteBA, la mega feria que se inaugura esta semana. Es mejor variar un poco, que conozcan otros lugares, observó diplomática. El arribo de Mónica Gancia interrumpió los comentarios. Todos miraban el look: los zapatos rojos haciendo juego con la cartera y un ancho cinturón también rojo en una cintura de avispa (afinada, sin duda, con el gym y la dieta). Hasta Sergio Renán y José Miguel Onaindia -severos jueces de todo lo que miran- quedaron boquiabiertos.
Mauricio Macri, acompañado por su madre y su mujer, circuló por el Salón Dorado con una sonrisa y habló con todo aquel que le dirigió la palabra, aunque no se quedó hasta el final. El que sí permaneció hasta el fin de la noche fue Humberto Schiavoni (presidente del PRO), y en la comida que el Citi ofreció a sus amigos de la tarjeta Gold, recordó su pasado desarrollista y su militancia juvenil en el MID, además de su tío, el genial pintor rosarino Augusto Schiavoni. Allí estaba, junto al presidente del banco, Juan Bruchou, Nadine Pavlovsky, una mujer bonita y autora de los «mimos» que le brindan a los clientes, como la deliciosa comida con jamones, salmón y la más sabrosa mozarella de búfala traída de Italia, budincitos de papa, bocaditos con tomatines hidratados en oliva y para acompañar con ensaladas verdes. Pavlovsky contó sobre la revista Magna, que el Citi regaló esa noche y que va a ocupar el espacio que dejó First. Mientras, las mujeres no dejaron pasar la creación de la tarjeta Women. Estaban Elena Nofal, María Eugenia, Teresa, Eduardo y Ricardo Grüneisen, Fito y Nora Fiterman, Alejandro Cordero, Bocha y Marga Macaya, Nelly Arrieta y Susana de Bary, entre otros.
Vamos a terminar con un chiste geopolítico, en una semana en la que Europa se vio conmovida por elecciones, gobiernos fallidos y manifestaciones. Harta de las vicisitudes del euro, Angela Merkel decide tomarse unas merecidas vacaciones y elige un destino bello, cercano y barato: Grecia. La primera ministra de Alemania desembarca con toda su (numerosa) comitiva en el aeropuerto internacional de Atenas y se dirige a la ventanilla de migraciones. Allí la atiende un empleado, que comienza con el habitual interrogatorio:
- ¿Pasaporte?
- Acá lo tiene...
- ¿Sexo?
- Femenino...
- ¿Nacionalidad?
- Alemana...
En ese punto del cuestionario, el empleado levanta la vista y ve el séquito que la acompaña y pregunta:
- ¿Ocupación?
- No. turismo, nomás...