Charlas de Quincho
Los preparativos para un viaje siempre son tensos, sobre todo cuando la travesía se hace en una aeronave poco confiable, y que la semana pasada dejó «plantada» en la escala en Madrid a la Presidente, que iba a París.
Hay inquietud por lo que dirá la mandataria en la ONU sobre un par de temas conflictivos. Un veterano peronista reunió a todo el espectro imaginable de esa gaseosa ideología para su cumpleaños 89. Hubo relatos de todos los tiempos, gustos y colores, relativos a la génesis, al desarrollo y a la actualidad del justicialismo (le contamos los más sabrosos). En cambio, un expresidente se vio privado de celebrar sus 74 años como debería por una agitada agenda que lo llevó a Perú y a Estados Unidos. Veamos.
La víspera de un viaje, y más cuando es a Nueva York, cita anual de los Kirchner desde 2003 para hablar en la ONU y hacer una síntesis de proyectos y de lo hecho, genera cierta tensión en Olivos, donde permaneció Cristina de Kirchner el fin de semana cruzando telefonazos con París -allí estuvo hasta ayer Héctor Timerman-, con Ginés González García -gerente de una cita el miércoles con el chileno Sebastián Piñera- y con Jorge Argüello, embajador ante la ONU y organizador de las 24 horas del miércoles, único día oficial de la Presidente en la ciudad que fue la predilecta de Néstor Kirchner. La cita con Piñera va más que trajinada; la pide Chile, que quiere mostrar a su presidente junto a Cristina de Kirchner para dar a entender que no hay rispideces por el juez que se refugió en ese país. De Santiago de Chile ya recibió un mensaje claro, pero sin tiempos: Chile va a devolver al juez Otilio Romano. En la jerga de la política la decisión la grafican con esta frase: «No se quieren comer una de lesa»; o sea, que Chile no quiere proteger a un acusado de presuntas atrocidades de lesa humanidad.
¿Cuándo ocurrirá? Algo le dirá Piñera a Cristina en esa cita en Nueva York que será el miércoles, pero que no tiene hora ni lugar. Para compensar la ausencia hoy de la Presidente -algo que ella había prometido acompañar con su presencia- en los festejos de la independencia de Chile, viajan Julio De Vido y Arturo Puricelli para representarla en un desfile militar al que se sumará un pelotón de soldados argentinos. Antes, al mediodía de hoy, el embajador Ginés tiene lista la mesa en la residencia de la calle Vicuña MacKenna, una de las embajadas más lindas que tiene la Argentina en el exterior, para propinarles un asado a los dos ministros argentinos y a sus pares chilenos, Laurence Golborne Riveros y Andrés Allamand, al que se sumará el gobernador de San Juan, José Luis Gioja. Estas presencias de De Vido atraen mucho en el gabinete chileno porque les encanta escuchar del ministro consejos y anécdotas de cómo movilizar obras y proyectos, algo sobre lo cual los ministros de Piñera reciben reproches, los mismos que el Gobierno sufría al asumir en 2003, por demoras en la ejecución de los presupuestos. De Vido suele tomar la palabra en esas reuniones y los ministros chilenos anotan todo lo que dice el argentino, baqueano en relaciones con empresas y proyectos, escuchan sobre los atajos para sacar los expedientes y a veces hasta toleran algún reto como si De Vido fuera un jefe de ellos.
Entre los desvelos de este viaje en Olivos estuvo el armado de la delegación, que se quiso lo más chica posible ya que incluye a dirigentes de la comunidad judeo-argentina que quieren escuchar lo que dirá Cristina sobre el reconocimiento de la soberanía palestina y de otro asunto que en las próximas horas tomará vuelo: la idea de que haya un juicio sobre el atentado a la AMIA en un tercer país. También entre esos preparativos hay asuntos inconfesables: las dificultades que tiene el Tango 01 para estos viajes de larga distancia, de lo cual hubo una prueba la semana pasada en el viaje a París.
El Tango 01 llegó para una escala en Madrid y no pudo seguir por un desperfecto en una rueda. Quedó plantado para reparaciones y Cristina, Florencia y Carlos Zannini debieron viajar a París en un avión alquilado. Para el regreso usaron la misma nave privada, y tomaron en Madrid el Tango 01 ya reparado. «Hay que ser muy valiente para subirse a ese avión», es el comentario entre los ministros. ¿Dónde quedó el proyecto de comprarle un Embraer a Brasil para uso de la presidencia? Nadie ha vuelto a hablar de eso, ni de retirar el mantenimiento del Tango 01 de las manos de la Fuerza Aérea, que por estar obligada a protocolos de reparación de tipo militar hace las tareas según un circuito distinto a las naves privadas, que no suelen presentar estos problemas. Menos confesables son las reflexiones que surgen en Olivos sobre otras circunstancias de los viajes de la Presidente al exterior que le dejan el ejercicio del máximo cargo a Julio Cobos. En esta semana que pasó se produjo un segundo duelo estando el mendocino en ejercicio del poder Ejecutivo. Esta vez fue por la muerte de su madre; antes ocurrió (con él de Presidente) la muerte de Raúl Alfonsín. En la política es fácil que sus protagonistas saquen conclusiones irracionales sobre hechos inevitables; niegan siempre que les hagan caso a esas elucubraciones, pero allí quedan, las repiten y hasta hacen gestos para prevenirse de las consecuencias.
Si la transversalidad es la clave del éxito, ¿no habría sido apropiado darle a Antonio Cafiero una candidatura en las elecciones? El sábado, en el soleado jardín de su casa de las Lomas de San Isidro, convocó a un verdadero congreso con todas las tribus del peronismo y les hizo cantar la marcha a oficialistas y opositores que actúan dentro del partido. Tan amplio fue el arco presente que habría faltado algún radical, por el cupo, y uno de los Schoklender para que hubiera asistencia perfecta de toda la colectividad peronista. Quizás esa mezcla de dirigentes tan diversos y tan peleados entre sí asustó a los voceros, operadores y periodistas de la prensa amiga y enemiga, que omitieron la crónica de este supercumpleaños en los diarios de ayer, salvo una foto del cumpleañero (89) junto a Daniel Scioli, gobernador y presidente del PJ nacional, que fue quien permaneció menos tiempo en la fiesta, que duró desde el mediodía y hasta caer el sol (Gabriel Mariotto prometió ir, pero se declaró enfermo).
Bajo la carpa que improvisó el organizador y vocero del exgobernador, Guillermo Piuma, convivieron durante varias horas, como si fueran amigos de toda la vida, hombres del Gobierno, como Oscar Parrilli, Juan Manuel Urtubey (fue uno de los oradores para ofrecer el homenaje), Gustavo Marangoni, Alejandro Arlía, Cristina Álvarez Rodríguez, Teresa García, Santiago Montoya; el presidente de Télam, Martín García (fue asesor de Cafiero y lanzó el famoso Canal 4 bajo su gobernación, pionero en señales clandestinas desde el Gobierno para irritar a la presidencia de Alfonsín, que mandó a cerrarlo en pocas horas); el superintendente de Seguros, Francisco Durañona, a la cabeza de un grupo de allegados a Amado Boudou y Diego Bossio, como Miguel Cuberos (marido de Álvarez Rodríguez), Carlos Kunkel, Diana Conti, Facundo Moyano, Marita Perceval, María Laura Leguizamón con su marido, el empresario Marcelo Figueras, Enrique Albistur, Hugo Bontempo, Agustín Colombo Sierra (hoy con destino diplomático en Montevideo), el apoderadísimo Jorge Landau (quien ha soñado con juntar alguna vez tantos peronistas en un congreso del PJ), el «Canca» Gullo (que pasa de diputado nacional a legislador porteño y a la vez sueña con abrir un bar temático con memorabilia del peronismo insurgente de los años 70), la diputada Juliana Di Tullio, Juan Amondarain, Graciela Giannettasio, José María Díaz Bancalari, el economista Carlos Leyba, Osvaldo Papaleo (quien se desvela por saber quién actuará su personaje en el filme del Gobierno sobre Papel Prensa; contó que a su hermana Lydia la animará Cristina Banegas). Del sector joven se hicieron presentes los nietos de Antonio, Francisco y Santiago Cafiero, funcionarios sciolistas como Marcelo Coppola, Maximiliano Rodríguez, Martín Voss, Agustín Freixas, Agustina Albistur e Inés Iribarne. Trayendo los saludos de Boudou y Bossio, llegaron con un regalo Fernando Gril y Martín Olmos, este último presidente de la Juventud Peronista de la Capital: un retrato de colores vivos en el que aparece Cafiero pasando música con una bandeja y auriculares con el titulo «DJ Cafiero», dibujo realizado por el grupo Militancia Kreativa.
El embajador Ginés González García era consultado sobre las relaciones con Chile, pero no largaba prenda, pese a que lo interrogaban otros kirchneristas que se movían con tino para que no los vieran muy cerca de otros peronistas eminentes que están en la oposición al Gobierno, como Carlos Corach, Carlos Grosso, Julián Licastro, el embajador Jorge Herrera Vega, Alieto Guadagni, Abel Posse, el candidato a vicepresidente por el albertismo, José María Vernet, los duhaldistas «Chicho» Basile, Fernando Galmarini, Pascual Albanese, Jorge Todesca, Jorge Castro, la macrista Emilse Maury, Teresa González Fernández, Eduardo Amadeo. Éstos a su vez basculaban en torno a peronistas «del medio» que están en transición en un sentido y en otro, como Felipe Solá, Jorge Telerman (junto a su bella mujer, la actriz Eva Piccolini), el exprocurador Joaquín Da Rocha, el exembajador eterno en el Uruguay Hernán Patiño Meyer, el conservador Felipe Yofre, Mario Cafiero, enrolado en el «solanismo», el filósofo Silvio Maresca, Manuel Urriza, la defensora porteña Alicia Pierini, a quien -según algunos- espera una silla en la Corte de Justicia de la Capital, que depende de que siga siendo amiga de todas las tribus, incluyendo a la del macrismo, Marcela Bordenave, viuda de Germán Abdala, y Moisés Ikonicoff.
Seguiría la lista y no cansaría al lector, por la novedad del encuentro, pero sinteticemos lo que se escuchó en los interminables corrillos que armaban para comer el formidable servicio de choripanes, lomitos vacunos y de cerdo o para escapar al canto de Hugo Marcel, que entonó «Grisel», «Yo he visto pasar a María» y, claro, la marchita que se cortó, como suele ocurrir entre peronistas, en la segunda estrofa. A esa formación la define el hecho de que quienes se dicen militantes suelen reprobar el examen cuando tienen que cantar la tercera estrofa, la que dice «Imitemos el ejemplo de ese varón argentino» y que contiene un homenaje al general San Martín. Ni Hugo Marcel, que estuvo en el avión que trajo a Perón a la Argentina en 1972, parece conocer esa estrofa (se va a enojar y va a decir que sí la conoce, pero no la cantó).
Pero vayamos a lo que se escuchó en esa fiesta interminable: 1) Castiñeiras de Dios, que tiene más años que Cafiero y fue amigo en serio de Eva Perón, hizo reír al recordar que él fue el inventor de la frase «Volveré y seré millones» en un poema a Evita, y que es una frase que la mujer de Perón nunca dijo, pero que se le atribuye la leyenda como propia en graffiti, remeras, afiches y discursos; 2) sobre mujeres de Perón, felicitaban muchos al exjefe de Gabinete de la Cancillería Eduardo Valdés, responsable junto a Renato Miari y César Litvin, de la investigación histórica para el filme «Juan y Eva», que estrenó esta semana Paula De Luque, exesposa del secretario cultural Jorge Coscia. En realidad, este cineasta iba a filmar ese libro, pero se lo dejó a su exesposa, y tiene el hallazgo de ponerle la lupa a una de las novias secretas de Perón, la uruguaya Blanca Luz Brun, el otro amor del general junto con la mítica «Piraña» antes de conocer a Eva. Es la mujer que pintó David Alfaro Siqueiros en el mural que hoy está en la plaza junto a la Casa Rosada. Se hizo célebre esa dama cuando le arrojó en una embajada de su país un vaso de whisky en la cara al presidente Hoover de los Estados Unidos cuando visitaba Uruguay. Fue novia de Siqueiros, jefa de prensa de Trabajo y Previsión, casada con el poeta peruano Juan Parra del Riego, se relacionó en Lima con el más grande ideólogo del nacionalismo de izquierda del Perú que fue José Carlos Mariátegui y vino al país con un novio Miró Quesada, pariente de la familia de empresarios periodísticos peruanos.
Fue la inventora nada menos que del lema «Braden o Perón», que usó el laborismo para la campaña electoral de 1946. 3) Conmovió a muchos el encuentro de los dos jefes de la muchachada peronista que se dice setentista, Carlos Grosso y Julián Licastro, responsables de los llamados Comandos Tecnológicos. Grosso, para más fama, fue el primero que usó la sigla Frente para la Victoria en el PJ para ganarle la interna a Licastro y ser diputado en 1985 para que José Luis Manzano lo mandase a descansar a la Comisión de Biblioteca. Fue el responsable de la agrupación Convocatoria, de la cual era representante en Neuquén el actual secretario presidencial Parrilli. De ese grupo también participaban José Bordón, el santafesino Raúl Carignano, el bonaerense Raúl Álvarez Echagüe, Rubén Marín de La Pampa y, junto a Parrilli en Neuquén, Oscar Mazzei, que hizo fama en el Frepaso, como tantos. De aquellos polvos, estos lodos, dice el refrán.
Licastro, que se jubiló a fin del año pasado como embajador, entretuvo a varios invitados con el relato de cómo se filmaron los famosos documentales de Juan Perón antes de su regreso, que fueron, según contó, tres. Uno de 1985 que era un reportaje, «La hora de los hornos» (que dirigió Fernando Solanas) y «La Revolución Peronista». De la segunda Licastro fue productor ejecutivo y la dirigió Pino que en aquel momento, recordó, no era peronista, sino que venía de la juventud peronista. Era un artista que se significaba con anécdotas de señorito, como sacar una billetera para mostrar un billete que decía «Banca Solanas, 200 pesos fuertes», una reliquia familiar de cuando los Solanas tenían un banco en la provincia de Buenos Aires autorizado a emitir moneda. En aquellas sesiones Perón grabó 60 horas de reportaje de las cuales se usó apenas el 10% sin que nadie sepa ahora adónde fue el resto de ese material que hoy es una reliquia para eruditos.
Perón, contaba Licastro mientras avanzaban los lomitos y el malbec, presumía de saber de cine porque cuando era militar había hecho un relevamiento de la frontera con Chile y había filmado todo. Le daba indicaciones a Solanas sobre cómo debía sentarse y terminaba haciéndole caso. Para este Licastro, lo más conmovedor fue cuando le tocó traficar en la clandestinidad los tres rollos de «La hora de los hornos» enlatados con leyendas para disfrazar su contenido como «Cría de conejos» o «Curso de jardinería». Así la llevó de Buenos Aires (donde se había montado el filme) a Madrid, en donde le tocó el privilegio, dice, de mirar «La hora de los hornos» junto a Perón, Isabelita y José López Rega, con los comentarios del general. «¡Mirala a Eva!», se admiraba Perón, e Isabel decía: «¡Ay, Juan, mirá qué elegante estás con la capa de general». López Rega no decía nada.
Las señales ganadoras fueron el envión que llevó a la cúpula radical ayer hacia Córdoba. Ricardo Alfonsín, Marcelo Stubrin y el vocero Guillermo Hörst se le aparecieron temprano al candidato a diputado Mario Negri en su hogar y forzaron a los dueños de casa a abrir el quincho para preparar unos cabritos que devoraron cuando ya habían recibido los resultados de las primeras bocas de urna. Se perdió los cabritos Ernesto Sanz, que a esa hora recién logró tomar el avión desde Aeroparque hacia Córdoba. Se perdió también la charla del candidato, que prometió aprovechar este alivio que es haber ganado la intendencia de la Capital para darle un nuevo impulso a la alicaída campaña presidencial, complicada por los discursos de Alfonsín, que arrancan siempre admitiendo que no va a ganar. Por lo menos que no lo diga más, aunque lo piense, es el ruego de los radicales que tienen esperanzas de una elección mejor si no los desaira de esa manera su postulante a la presidencia.
Un entrevero de viajes y compromisos internacionales le quitó la paz a Fernando de la Rúa para festejar su cumpleaños 74, que sus amigos esperaban fuera uno de los quinchos top del mes. Lo retuvo parte de la semana en Lima una conferencia de un Foro Global para la Democracia que preside Alejandro Toledo con otros exmandatarios de la región, el exsecretario de la OEA César Gaviria y el actual, José Miguel Insulza. Pasó por Buenos Aires para celebrar el jueves el cumpleaños junto a su hermano y exministro Jorge de la Rúa y partió rumbo a Estados Unidos para dar una serie de conferencias en Miami y Missouri. Raro esto de los expresidentes que parecen tener una agenda más cargada que cuando eran mandatarios; más aún cuando la salida del cargo no fue auspiciosa, algo que mueve a los ex a cumplir el mandato que expresó Jimmy Carter y que repetía Raúl Alfonsín: «Al final voy a terminar siendo mejor expresidente que presidente».
La cita en Lima era para recordar también la sanción en la OEA de la llamada Carta Democrática Latinoamericana, justo el 11 de septiembre de 2001, cuando ocurrió el ataque a las Torres. Por eso aquel día Colin Powell pidió anticipar el tratamiento y la aprobación para irse enseguida, lo que se recordó en Lima ahora en la reunión que mantuvieron De la Rúa y otros exmandatarios con Ollanta Humala. Era significativo el encuentro en Perú porque esa carta se originó en los problemas de Alberto Fujimori con la clausura del Congreso y la reforma constitucional. De la Rúa recordó que cuando habló en aquella sesión especial de la OEA (con Fujimori aún en el poder) dijo en un discurso improvisado una frase que después se ha recogido (la usaron el excanciller de Brasil de Lula y Rafael Bielsa): «Hay que respetar el principio de no intervención pero también debemos levantar el principio de la no indiferencia». Alejandro Toledo, organizador del Foro, le agradeció haberlo recibido durante su lucha contra Fujimori cuando le cerraban las puertas, por ejemplo Fernando Henrique Cardoso porque estaba en la Comisión por la Paz Perú-Ecuador. En la reunión hubo quejas por la no aplicación de esta carta ante las desviaciones de Hugo Chávez, y en el caso de la caída del propio De la Rúa, que atribuye su salida a un complot duhaldista, aunque sí volvió a usarse con Honduras. El viaje de esta semana a los EE.UU. le impedirá a De la Rúa estar en otro quincho de postín, el cumpleaños 70 de su hermano Jorge el próximo 26 de septiembre, oportunidad en la que presentarán un volumen de homenaje con 35 trabajos de juristas que incluye uno del expresidente sobre el instituto del hábeas corpus. Esta visita de Fernando por su hermano Jorge tiene el auspicio de una iniciativa de la Universidad de Córdoba, en donde se graduaron los dos, de crear un museo de expresidentes egresados de esa casa.
Como en campaña todo vale, la pelea por los votos se mudó ayer, al menos durante 90 minutos, al estadio de Lanús. El diputado PRO Christian Gribaudo se apareció con el vicepresidente de Paraguay a ver el duelo de punteros entre Boca y Lanús. El vice de Fernando Lugo, Federico Franco -conocido como el Cobos paraguayo por su enfrentamiento con su compañero de fórmula-, gritó los goles en la cancha invitado por el dirigente Daniel «Tano» Angelici, quien como no se encontraba en el país designó a Gribaudo como representante. Angelici es el candidato de Mauricio Macri para suceder al kunkelista Amor Ameal y volver así a convertir a Boca en su plataforma para la campaña presidencial de 2015. En la cancha también estuvo Margarita Stolbizer, candidata a gobernadora del FAP de Hermes Binner, quien este jueves relanzará su campaña para intentar desplazar a Ricardo Alfonsín como el opositor más votado. El candidato de la UCR es un hincha vergonzante de Lanús, y ya se sacó una foto con esa camiseta aunque no se anima a mostrarla porque por herencia debe honrar a Independiente de Avellaneda. Franco fue recibido antes por Macri, que para algunos es un talismán electoral pero en realidad esa suerte la demuestra sólo para él.
Antes de tomar el avión de regreso a Buenos Aires, el ministro macrista Hernán Lombardi celebró, eufórico, ayer en un almuerzo con periodistas argentinos en un restorán tailandés del barrio de Le Marais, la parte tanguera del Tandem París-Buenos Aires, el ciclo de intercambio cultural organizado por su ministerio y el Instituto de Cultura Francés. El sábado a la noche, Lombardi abrió la velada principal, en el Centro Cultural Cent Quatre, cerca de la Porte de la Villette (otrora la compañía de pompas fúnebres municipal) de la que participaron Raúl Lavié, María Graña, el Cuarteto de Pablo Agri, la agrupación del argentino, residente en Francia, Juan José Mosalini, y las parejas de tango Gloria y Eduardo más la que salió campeona mundial de tango escenario 2011, entre otros. Con aspecto muy descontracturado, acorde a los tiempos que corren: jeans, zapatillas Nike y saco azul, el ministro agradeció esa noche la presencia del embajador argentino Aldo Ferrer (quien no se privó de bailar un tanguito aceptando el envite de la veterana bailarina Gloria en la milonga final de la que participó el público esa noche), quien lo había invitado a la Embajada al mediodía.
También estaba allí la agregada cultural de la Embajada, María Paula McLaughlin, y toda la comitiva que acompaña a Lombardi. Además de Gabriela Ricardes, directora del Polo Circo porteño y encargada de coordinar las diversas disciplinas que involucra la parte argentina del Tandem (amén del tango, teatro, danza, artes plásticas, otras músicas, etc.) estaba, entre otros, Francisco Baratta, adjunto del director técnico y administrativo del Ministerio de Cultura («somos los encargados de controlar todo lo que firma el ministro y que se ajuste a la norma», dijo), para quien Lombardi tiene pensado otro destino dentro de Cultura. Baratta fue uno de los comensales en el almuerzo tailandés de ayer (al que el ministro llegó en una de las bicicletas que se alquilan a 1,70 euro el día o 27 euros al mes por todo París, modalidad que la administración macrista está intentando imitar tímidamente), que también compartieron las legisladoras del Pro Victoria Morales Gorleri (presidenta de la Comisión de Educación Ciencia y Tecnología de su bancada) y Lidia Saya, invitadas por Cultura de la Ciudad para ver de seguir «también a nivel de la Legislatura» los contactos e intercambios con París. Además del éxito tanguero, Lombardi se mostró entusiasmado por la presencia, el viernes en el Cent Quatre y el compromiso de ir en marzo de 2012 a Buenos Aires a acompañar un espectáculo de circo, de Cristophe Girard, conspicuo hombre de la cultura parisiense que actualmente es segundo del alcalde y «candidato con muchas posibilidades» a la Alcaldía en las inminentes primarias socialistas.
Vamos a terminar con un chiste de la línea fuerte, como nos piden nuestros lectores. Dos enanos, compañeros de trabajo y amigos, deciden irse de vacaciones a Mar del Plata. En el bar del hotel conocen a dos bellas señoritas, y después de charlar un rato, cada uno de ellos se lleva a una de las chicas a su cuarto. El primero de ellos no consigue alcanzar los requerimientos fisiológicos necesarios para satisfacer a su compañera ocasional, y esto le causa una enorme depresión. Sentimiento que se multiplica cuando escucha a su amigo que, en la habitación contigua toda la noche grita «¡Uno, dos, tres, aaaahhhh; uno, dos, tres, aaaaaahhh!». A la mañana siguiente se encuentran para desayunar y el segundo enano le pregunta al primero cómo le fue.
-Mal, amigo: no conseguí una erección como la gente...
-¿Y a vos te parece malo eso? Yo ni siquiera logré subirme a la cama...
Inusual cumbre de todas las tribus peronistas en el cumpleaños de Antonio Cafiero. Presidió la fiesta en su casa de San Isidro junto al poeta peronista José María Castiñeira de Dios (ex Cultura de Menem), Lorenzo Pepe (exdiputado) y Carlos Campolongo (candidato a diputado albertista por Capital). Se mezclaron, entre otros, el sindicalista Oscar Lescano, los duhaldistas Jorge Villaverde y Fernando Galmarini, y la macrista porteña Emilce Maury.