Cerati, a dos años del ACV
Se cumplen dos años desde que Gustavo Cerati quedó en coma, tras un ACV que sufrió en medio de un concierto del que fue sacado de urgencia.
Gustavo Cerati se encuentra sumido en un profundo coma del que nunca despertó y por el cual fue tratado primero en una clínica venezolana, luego en el Fleni de Buenos Aires y ahora en el sanatorio Alcla, donde permanece internado.
Cuando en estos días los ojos se posaron sobre la figura de su hijo, Lilian Clark afirmó: "Nunca me planteé la alternativa de la muerte digna porque confió en que Gustavo va a salir, así que no lo tengo en mis pensamientos".
"Gustavo no tiene muerte cerebral, por lo que ni se me pasa por la cabeza. La información técnica la tienen los médicos, que son muy cautos, pero la impresión que yo tengo es que él no va para atrás, él escucha, ya está comprobado, está absolutamente entero, fuerte, no abre los ojos, pero reconoce a quienes estamos a su lado", explicó.
El vasto daño causado por el ACV dejó a Cerati dormido en persistente sueño del que sólo sale para mover sus manos o esbozar una mueca cada vez que alguien le toca alguna canción en la habitación donde está internado.
Y fue Lilian Clark la encargada de contar las reacciones de su hijo cuando el fallecido Luis Alberto Spinetta o cuando Ricardo Mollo y Leo García tocaron algunas canciones acompañados por una guitarra criolla, en la habitación del músico.
Mientras tanto, los hijos del músico, Lisa y Benito, comienzan a asomar, aunque sólo en presentaciones artísticas, como las del chico que tiene un proyecto solista electrónico e integra una banda llamada Enero Será mío, mientras que Lisa acompaña a su madre, Cecilia Amenábar, en las presentaciones que ésta realiza como DJ.
Con mucho respeto se ha evitado consultar a los chicos por su padre y es por eso que la receptora de todas las consultas es Lilian Clark, madre del artista y dueña de una fe inquebrantable.
Es Clark quien tuvo en sus entrañas a Gustavo, lo vio crecer, lo formó como ser humano junto a su marido Juan José Cerati, y lo conoce mejor que nadie, quien se ha convertido en la figura pública de una vigilia en la que no está sola, sino acompañada por millones de fans sudamericanos.
Aunque la gira de regreso de Soda Stéreo en 2007 ya había puesto en evidencia el alcance gigantesco del talento de Cerati, su ACV lo hizo receptor de una ola de afecto, respeto y amor que puede leerse en las redes sociales, en la web del músico y cada vez que una canción suya suena en una radio.
Seguramente esto volverá a suceder entre hoy y mañana, cuando se cumplan los dos años de su ACV y los fans prendan velas, eleven plegarias y luchen contra la angustia y el pesimismo que los envuelve.
Cuando en estos días los ojos se posaron sobre la figura de su hijo, Lilian Clark afirmó: "Nunca me planteé la alternativa de la muerte digna porque confió en que Gustavo va a salir, así que no lo tengo en mis pensamientos".
"Gustavo no tiene muerte cerebral, por lo que ni se me pasa por la cabeza. La información técnica la tienen los médicos, que son muy cautos, pero la impresión que yo tengo es que él no va para atrás, él escucha, ya está comprobado, está absolutamente entero, fuerte, no abre los ojos, pero reconoce a quienes estamos a su lado", explicó.
El vasto daño causado por el ACV dejó a Cerati dormido en persistente sueño del que sólo sale para mover sus manos o esbozar una mueca cada vez que alguien le toca alguna canción en la habitación donde está internado.
Y fue Lilian Clark la encargada de contar las reacciones de su hijo cuando el fallecido Luis Alberto Spinetta o cuando Ricardo Mollo y Leo García tocaron algunas canciones acompañados por una guitarra criolla, en la habitación del músico.
Mientras tanto, los hijos del músico, Lisa y Benito, comienzan a asomar, aunque sólo en presentaciones artísticas, como las del chico que tiene un proyecto solista electrónico e integra una banda llamada Enero Será mío, mientras que Lisa acompaña a su madre, Cecilia Amenábar, en las presentaciones que ésta realiza como DJ.
Con mucho respeto se ha evitado consultar a los chicos por su padre y es por eso que la receptora de todas las consultas es Lilian Clark, madre del artista y dueña de una fe inquebrantable.
Es Clark quien tuvo en sus entrañas a Gustavo, lo vio crecer, lo formó como ser humano junto a su marido Juan José Cerati, y lo conoce mejor que nadie, quien se ha convertido en la figura pública de una vigilia en la que no está sola, sino acompañada por millones de fans sudamericanos.
Aunque la gira de regreso de Soda Stéreo en 2007 ya había puesto en evidencia el alcance gigantesco del talento de Cerati, su ACV lo hizo receptor de una ola de afecto, respeto y amor que puede leerse en las redes sociales, en la web del músico y cada vez que una canción suya suena en una radio.
Seguramente esto volverá a suceder entre hoy y mañana, cuando se cumplan los dos años de su ACV y los fans prendan velas, eleven plegarias y luchen contra la angustia y el pesimismo que los envuelve.