Centralismo y federalismo en la provincia
Los mendocinos nos quejamos del centralismo porteño, pero en Mendoza se da una situación similar respecto de los departamentos. Como, por ejemplo, con muchas empresas que prefieren instalarse en la Capital provincial en vez de hacerlo en los lugares de producción.
La remanida frase que dice que "Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires" fue el caballito de batalla utilizado durante años por los mendocinos que defendían el federalismo en contra del centralismo porteño. Sin embargo, un reciente estudio de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE) permitió establecer que ese mismo centralismo que los mendocinos criticamos también se da en la provincia respecto de lo que sucede en los departamentos.
En Europa, por ejemplo, existe un aceitado mecanismo destinado a distribuir la instalación de empresas de acuerdo con la actividad que desarrollen. Así, si alguien quiere instalar una bodega de Francia, deberá dirigirse hacia la zona de producción, en razón de que es allí, y no en París, donde tienen las oficinas. Más aún, la sede central de la Organización Internacional de la Vid y el Vino no se halla en París, sino en Burdeos. La misma situación se repite con la mayoría de las empresas de servicios.
En la Argentina, la situación es diametralmente distinta. Las empresas producen en el interior del país pero cuentan con sus oficinas centrales en Buenos Aires, y la vitivinicultura no escapa a ese esquema. Ni siquiera la instalación del organismo nacional encargado de controlar la industria, el INV en Mendoza, pudo modificar la tendencia. Y recién ahora, luego de más de dos décadas de un crecimiento sostenido de la actividad, las industrias proveedoras de insumos se están instalando en la zona de producción.
Para quienes critican el centralismo porteño y defienden el federalismo, les resultará difícil establecer lo que también ocurre en Mendoza. El informe de la DEIE es claro al respecto: en los primeros seis meses del año se establecieron 1.198 empresas en Mendoza, pero las que se instalaron en el Valle de Uco fueron menos de 30, a pesar de ser la zona de mayor crecimiento económico en la última década en la provincia, con inversiones nacionales y extranjeras millonarias en dólares.
El propio ministro de Economía mendocino destacó como muy factible que las empresas que allí funcionan hayan decidido tener su sede administrativa en un centro más urbano. El ranking de centros administrativos de empresas ubicadas en toda la provincia está encabezado por la Capital, con 475; Guaymallén, con 75 ,y Godoy Cruz con 66, mientras San Rafael se ubica como el centro de la atención en lo que hace a los departamentos sureños.
Resulta auspicioso que en seis meses se hayan instalado casi 1.200 nuevas empresas en la provincia y que la proyección lleve a pensar que se superarán los números alcanzados en los dos últimos años. Pero inquieta que la gran mayoría haya decidido instalarse en los centros poblados en lugar de abrir las posibilidades laborales en los lugares de producción, porque de continuar esta tendencia se repetirá en la provincia lo que sucede en el país, donde la Capital Federal y el Gran Buenos Aires se han convertido en las oficinas de las empresas que tienen su producción en el interior, con la agravante de que los "oficinistas" tienen sueldos muy superiores a los que producen.
Es el desafío que debe enfrentar -y solucionar- la clase política en general, porque va más allá de cualquier gestión de gobierno. Un crecimiento equilibrado en toda la provincia será la única forma de evitar un aumento descontrolado de la población en el Gran Mendoza, donde los servicios ya están casi colapsados.