Cautela del público: ahorro en dólares, deuda en pesos
*Por Pablo Wende. El crédito en pesos crece al 5.1 %, pero los depósitos al 0.7 %.
El temor a una suba de la tasa de interés y a una devaluación más acelerada genera una clara búsqueda de cobertura tanto del público como de las empresas. Esa necesidad de refugio se refleja en dos comportamientos: un incremento en la compra de dólares, pero al mismo tiempo una aceleración en el ritmo de endeudamiento en moneda local.
La lógica detrás de ambas conductas es la misma: si la expectativa es que el peso se deprecie más rápido, entonces la lógica es ahorrar en dólares. De la misma manera, tomar préstamos en pesos a tasa fija y a tasas reales negativas (porque se mantienen por debajo de la inflación que mide el INDEC de Ana María Edwin) resulta un negocio por demás atractivo, ya que esa deuda se termina licuando con el paso del tiempo, tanto si se la mide en moneda local como al realizar la conversión a dólares.
En el caso del ahorro en dólares, distintos indicadores dan muestra de este fenómeno. El Central terminó agosto con ventas netas por u$s 1.100 millones y en los primeros 9 días de septiembre (según la última información oficial) se había desprendido de otros u$s 650 millones. Tuvo que subir las tasas y mantener el dólar «planchado» para suavizar el ritmo de dolarización, algo que consiguió sólo parcialmente la última semana.
La contracara es el alza en el ritmo de aumento de los depósitos en dólares del sector privado. Aunque pagan una tasa que no supera el 0,25% anual, las colocaciones en moneda extranjera se ubican en u$s 14.277 millones, lo que representa un incremento de u$s 2.500 millones en lo que va del año. Obviamente, este aumento sólo muestra una porción menor de lo que es la tendencia a la fuga de capitales. La mayor porción de las divisas directamente sale del país, se guarda en el «colchón» o en cajas de seguridad (aunque no hay registro de esta última variable, se estima que el monto no estaría por debajo de los u$s 35.000 millones).
Reservas
Parte de este proceso de dolarización fue absorbida por venta de reservas del BCRA, pero también por la oferta de divisas que realizan los organismos públicos, en particular la ANSES. Por eso, los depósitos en dólares del sector público bajaron drásticamente hasta los u$s 1.400 millones. Habían arrancado el año en u$s 4.400 millones. Vendió, por lo tanto, u$s 3.000 millones en lo que va de 2011 y el stock de divisas se achicó drásticamente. Claro que el organismo puede obtener más dólares vendiendo los bonos que cotizan en esa moneda, algo que también estuvo haciendo en los dos últimos meses.
Pero esta tendencia a la dolarización se ve reforzada, además, por una fuerte aceleración de los créditos en pesos. Tanto el público como las empresas aprovechan que las bajas se mantienen bajas en términos reales para endeudarse. Y esta tendencia se vuelve aún más marcada por el temor de un aumento en el costo del dinero en los próximos meses. La tasa de plazo fijo mayorista (Badlar) saltó de un 11% a principios de año a un 12,75% la semana pasada. Y a esta suba lentamente se va trasladando a las distintas líneas crediticias.
El gerente financiero de un banco extranjero describió el fenómeno con claridad: «Tanto las empresas como el público optan en forma abrumadora por endeudarse en pesos a tasa fija. Tratamos de colocar tanto entre las pymes como en el público líneas ajustables por Badlar, porque queremos estar más cubiertos cuando suban las tasas. Pero la verdad es que nadie las toma».
Conveniente
Por lo tanto, el endeudamiento en pesos responde no sólo a una necesidad de incrementar el consumo o de financiar inversiones, sino de aprovechar un contexto que podría cambiar en los próximos meses: una eventual suba de la tasa de interés (que ya se descuenta en el mercado) como una aceleración en el ritmo de devaluación hace que sea más conveniente tomar fondos en pesos a tasa fija.
En los últimos 30 días, el crédito al sector privado aumentó $ 11.000 millones a un ritmo del 5,1% mensual. Resulta un fuerte contraste en comparación con el incremento de apenas un 0,7% de los depósitos en el mismo período. Se produce, por lo tanto, una aceleración en el ritmo de aumento del crédito, pero una fuerte desaceleración en los depósitos en pesos, que disminuye la liquidez del sector bancario.
La consecuencia de este fenómeno es que las entidades tendrán que aumentar la tasa para captar más depósitos, aunque también al mismo tiempo podrían optar por aumentar el costo del crédito y empezar a desacelerar el ritmo de aumento en los próximos meses.