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Caso Lucas González: un policía detenido se quebró y reveló quién plantó el arma en el auto del adolescente 

Mientras se lleva a cabo el juicio por la muerte del chico de 17 años asesinado por la policía en 2021, uno de los 11 imputados por el delito de encubrimiento amplió su declaración en la última audiencia con testigos y señaló a uno de los tres principales agentes implicados. Además, aseguró que tiene pánico por su familia.


Cuando se terminaba la audiencia, el inspector de la Policía de la Ciudad, Héctor Cuevas, imputado por el encubrimiento del crimen del joven Lucas González, ocurrido el 17 de noviembre de 2021 en el barrio porteño de Barracas, pidió inesperadamente ampliar su declaración indagatoria en la audiencia del juicio contra 14 agentes -él incluido- por el crimen y la trama para ocultarlo. El hombre habló y sacudió la sala del Tribunal Oral Criminal N°25: se quebró y reveló quién plantó el arma y cómo llegó al lugar.

Pasadas las 14.30, en el que sería el último debate antes de los alegatos, Cuevas, con buzo marrón y la leyenda en el pecho “Be still” (cuya traducción al español es “estate quieto”), jean azul y pelo corto; apuntó al micrófono, apoyado sobre dos libros gordos que a la vez estaban sobre una mesa muy antigua que oficia, precariamente, como sostén.

“Es mi deber decir qué vi ese 17 de noviembre, si no lo hice antes es porque tengo pánico, tengo miedo, de qué les puede llegar a pasar a mi familia, a mis hijos, después de que declare. No sé trató de un solo loquito disparando, hay un trasfondo acá”, comenzó su relato y atrajo atención de todos los presentes, apretujados en una sala antigua de los tribunales en la calle Paraguay.

Luego, contó que llegó a la escena del crimen tras una alerta irradiada por la Brigada de la Comuna 4, “pidiendo apoyo por enfrentamiento armado”. Y narró que se acercó al Volkswagen Suran donde iban la víctima y sus amigos. “Vi a Lucas muy malherido, mucha sangre. Vi unas mochilas, me asomo a la parte de atrás y no había armas, ningún tipo de armas, ni de fuego ni de juguete, no la vi”. Con este testimonio solventó que ese día se plantó un arma.

El acusado, de 49 años, describió con detalle lo que sucedió luego. Primero explicó que, a las 10.30, aproximadamente, vio llegar una moto que “depende” de la Comuna 4 con un policía que no está detenido por el crimen del futbolista y un civil: “La manejaba el oficial Torres, con una persona atrás de civil. Al oficial Torres le dicen ‘Cachorro’. Se baja esa persona de civil, tenía una gorrita blanca y va y habla unos segundos con el subcomisario Inca, que estaba cerquita mío. Y escucho cuando le dice: ‘Andá a poner eso’”.

Cuevas recordó que, entonces, ese civil se “acerca al auto” de las víctimas. Él estaba, según su relato, “a unos cinco metros”. Y, entonces, reveló que “en la parte trasera de la puerta trasera, que estaba abierta, tira el arma”. Según el acusado, trajeron el arma de un cofre de la comisaría Comuna 4.

“Yo entré en pánico, pensé en mi familia, en mis hijos”, dijo e hizo un largo silencio: “No sé qué les va a pasar después de esto”. Sin embargo, luego contaría quién era la persona que plantó el arma. En ese contexto, dijo: “Después de ver las noticias, identifico que uno de los tres que detienen de la Brigada era el que había puesto el arma. Era Isassi”.

Cuevas es uno de los 11 imputados por encubrimiento agravado. Está acusado por el delito de “falsedad ideológica, privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley, encubrimiento agravado por la condición de funcionarios públicos y por ser el delito precedente especialmente grave e imposición de torturas”. Con esa declaración, que el Tribunal deberá encargarse de probar, el policía apunta a que su pena sea menor.

Cuevas, junto a Inca, también fueron procesados por “falso testimonio agravado por haber sido cometido en una causa penal y en perjuicio de los imputados”, en relación a su desempeño cuando los adolescentes eran todavía investigados judicialmente.

El policía que hoy provocó un giro en la causa había sido marcado por los perros que buscan rastros de olor cerca de la escena del crimen. Pero también lo habían sido dos mujeres de la Policía que luego fueron sobreseídas. El fiscal del juicio, Guillermo De la Fuente, pidió al Tribunal que se solicite a la Oficina de Transparencia de la Policía de la Ciudad informes sobre la geolocalización de las motos, no sólo la correspondiente al agente Torres, y del celular de este, para chequear los datos aportados por Cuevas. En tanto, Gregorio Dalbón solicitó al Tribunal que pidan la detención de Torres.

Además, la declaración del policía provocó que las defensas del resto de los 13 imputados pidieran una audiencia nueva, que tendrá lugar el próximo 6 de junio, para que los policías acusados amplíen sus indagatorias. “Esto cambió todo el juicio”, le comentó a Infobae uno de los defensores al finalizar la audiencia.

Gabriel Alejandro Isassi (41) es, junto a Fabián Andrés López (48) y Juan José Nieva (37), uno de los tres imputados por el asesinato. Los tres integraban la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad. Están detenidos y afrontan una acusación por “homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”.

También están imputados por las “tentativa de homicidio agravado, falsedad ideológica y privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley”, en el caso de los amigos de Lucas.

“Lo que hicieron es una locura. No puedo decir quién ordenó que vayan a buscar esa arma, pero sí les puedo decir después que pude reconocer a Isassi, que vino en la moto de la Comuna traído por Torres, habló con Inca y que Inca le dijo: ‘Poné eso en el auto’”, soltó y las palabras rebotaron con fuerza en la sala.

Al subcomisario Rubén Orlando Inca, al igual que a Cuevas, además del encubrimiento, también se lo juzga por “falso testimonio”.

Cuevas había sido sindicado por una policía que declaró durante la instrucción del caso ante el fiscal Leonel Gómez Barbella como quien confirmó que el arma había sido plantada. Fue Daniela Lozano quien dijo que aquella mañana patrullaba en una plaza cerca del lugar donde fue asesinado Lucas, contó que escuchó los disparos y que fue hasta el lugar, pero que le ordenaron que bloqueara el tránsito.

Además, Lozano relató que entre las 20 y las 21 de aquel 17 de noviembre se contactó con Cuevas. “Él me manda dos fotos, como cuando uno le saca a una tele. Yo le comento lo que había visto y lo que decían en las reuniones de los policías. Le pregunté si era como decían los polis, que le habían puesto una réplica. Él me dice: ‘Se la pusieron’”, declaró la mujer y agregó: “Después le pregunté cómo estaba el chico y me dijo: ‘Tiene muerte cerebral’. Le dije que yo había escuchado cinco disparos y él me dice que fueron más, que entre los tres fueron como 20″.

Este jueves, en la ampliación de la declaración, Cuevas además de implicar a Isassi e Inca, también se refirió al conductor de la moto que llevó el cofre con el arma para plantar y que no está acusado en la causa: “Estando detenido, me entero por radiopasillo que el oficial Torres se jactaba de haberle dado esa arma, ese juguete, que tenía guardado en el cofre de la comisaría”.

Y culminó: “Le arruinaron la vida a muchas familias. Doctor (NdeR: abogado de la querella Gregorio) Dalbón le pido perdón, como persona, como padre, como policía, pero si yo decía esto antes me mataban a mí, a mi familia, porque esta gente mata, miente, como lo hicieron con Lucas”. Entonces, Cuevas, preso por el delito de encubrimiento y falso testimonio, luego de delatar a quienes plantaron el arma, miró a los ojos a al abogado de la familia de la víctima. Dalbón le respondió: “Solo perdona Dios”.

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