Caso Ana Alianelli: las hijas de Dennis Burns tenían que visitarlo en la embajada de EE.UU. porque él creía que "lo iban a matar"
El hombre que se fugó con las menores se mostró completamente paranoico, hasta que tomó la decisión de raptar a sus propias hijas.
Dennis Burns, el ciudadano estadounidense que se fugó con las hijas de Ana Alianelli en Estados Unidos, tiene una visión extremista de la Argentina. El abogado Mauricio D' Alessandro, quien se encuentra en el país del norte acompañando a la madre argentina, le reveló a DarioVeloz que durante los últimos años Burns vino al país para visitar a sus hijas, aunque en ninguna de esas ocasiones el hombre salió de la embajada de Estados Unidos por "miedo a que lo mataran". Por esta razón, las niñas estaban obligadas a verlo en el edificio diplomático.
"Burns siempre vio a la Argentina como un país extremadamente inseguro. Nunca se movió de la embajada de Estados Unidos. La madre de las nenas tenía que llevarlas hasta el lugar para que él las viera, porque tenía la intención de que no perdieran contacto", relató Dalessandro a este medio. Así, los encuentros entre padre e hijas siempre se dieron en un contexto de frialdad y desconfianza absolutas.
"Venía una vez por año (a la Argentina). No se movía de la embajada porque decía que lo iban a matar", narró el abogado que brinda su vital a apoyo a Alianelli. Fue sobre estas ideas que el padre decidió que era imperioso que sus hijas no crecieran en la Argentina. Sus opiniones extremistas y su paranoia sostenida fueron las que no lo dejaron desistir hasta cumplir con su objetivo de sacar a las niñas de Argentina. Tal era su determinación que terminó fugándose con las menores en cuanto pisó su país natal.
La paranoia de Burns fue la que lo llevó a firmar un pacto en Argentina que luego se rehusaría a cumplir en Estados Unidos. El padre de las niñas acordó que una vez arribados al país de América del Norte, las menores vivirían en una casa en Colorado con su madre. Sin embargo, todo fue una farsa. El acuerdo fue un simple invento para llevarse a las pequeñas del país que tanto teme. Ahora, el hombre sueña con recluir a sus hijas en Aspen, una ciudad turística que ni siquiera tiene corte propia y en la que las niñas, con 6 y 8 años de edad, difícilmente puedan encontrar algún amigo.