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Casarse o convivir, ¿qué es más negocio?

Hoy en día en Argentina, muchas parejas optan por vivir juntos y no formalizar. ¿Qué alternativas hay para financiar amor?

El economista Gary Becker habló alguna vez de la relación costo - beneficio en la formación de parejas. En ese sentido, Mariano Otalora, autor del libro "Amor, sos la inversión de mi vida", explicó en diálogo con "Chiche" Gelblung hasta qué punto conviene o no vivir juntos.

"Hoy convivencia está determinada por el que más tiene y sale perjudicado el más pobre", aseguró Otalora. "Convivir es un negocio, aunque depende para quién".

Económicamente, la convivencia le conviene al que más tiene, "porque genera bienes que no son gananciales. Si se apuesta al amor, hay que saber que si los bienes están a nombre de uno y ese muere, no hay derecho de sucesión por ende, no hay herencia", explicó Otalora.

En Argentina, dos de cada tres parejas no están juntas para toda la vida y los principales motivos de discusión son los desacuerdos financieros. El dinero siempre es un problema, sea porque sobra, porque falta o porque haya objetivos distintos.

También hay que tener en cuenta que en la pareja alguno de los dos puede crecer más que el otro a nivel profesional.

En cuanto a las separaciones, el economista explicó: "La mujer es tremenda cuando se divorcia y esta con el abogado, en cambio el hombre, planifica el divorcio con tiempo. Más que nada porque en general es el que deja el hogar".

A la problemática de la planificación por separado, se le suma el conflicto económico: "El divorcio es complicado cuando hay mucho dinero, o cuando hay hijos. Las mujeres de dinero son más precavidas que los hombres. El hombre cede a nivel patrimonial".

Hace 10 años el 23 por ciento de los hogares eran mantenidos por la mujer, hoy es el 50 por ciento, los roles cambiaron: cada vez hay más mujeres que llevan la posición dominante y manejan las finanzas.

Si es más negocio casarse o juntarte depende: "Si tenés mucha plata y no creés que dure mucho, tenés que convivir. Si uno de los dos se siente en desventaja, la ama de casa, por ejemplo, puede incentivar la compra de bienes en común. Además, muchas salen del mercado laboral y tienen que salir a trabajar muchos años después".

"Yo apuesto tanto al amor como al fracaso", finalizó el economista.