Carolina Ester Pavón, la argentina que no puede salir de Egipto: "Mi esposo pidió una restricción; es como si fuera mi dueño"
Carolina Ester Pavón contó detalles del infierno que está viviendo en Egipto, en donde viven sus dos hijas.
Carolina Ester Pavón, la mujer argentina que no puede salir de Egipto, reveló detalles de sus días de incertidumbre e infierno. "Mi esposo hizo una petición de restricción de salida del país. Es como una presión para que vuelva a la casa. Es como si fuera mi dueño", expresó.
En diálogo con Chiche en Vivo, la mujer de 39 años contó: "Ejerce una especie de patronazgo sobre mí. Acá cuando se casan ponen en el contrato la forma de divorcio. Acá hay dos tipos: uno es cuando la pide el marido y otra cuando elige divorciarse ella. Si la mujer pide el divorcio, se queda sin hijos y sin casa. Si el hombre lo pide, no pasa nada. Yo por divorciarme cobré 25 centavos de pesos. Eso es algo que no me importa".
Asimismo, explicó cuál es el vínculo con sus hijas y a qué puede aspirar en cuanto a ellas. "Yo resigno a mis hijas. Sólo quiero volver a mi casa, a la Argentina, para luchar desde ahí para poder visitarlas. Tenerlas ya sé que es imposible. Ellas consideran que su país es Egipto, que ellos son su familia. Es un lavado de cabeza increíble", comentó.
"Yo establecí un vínculo con mis hijas. Como yo no tengo una religión, dejé siempre todo para que él eligiera. Acá la religión es muy pesada. Le dijeron que si volvía conmigo, su piel se va a quemar y a volver a regenerar. Y así eternamente en el infierno. Ellas se imaginan eso y, obviamente, no quieren", agregó.
Por su parte, contó cómo fue el engaño por el que ahora no puede volver a la Argentina. "Me vine a la Argentina, me ofrecieron hacer el trámite de divorcio desde Egipto. Yo pensé en hacerlo tranquila, viendo a mis hijas. Cuando llegué, me di cuenta que no era así y ahora estoy atrapada", explicó.
En diálogo con Chiche en Vivo, la mujer de 39 años contó: "Ejerce una especie de patronazgo sobre mí. Acá cuando se casan ponen en el contrato la forma de divorcio. Acá hay dos tipos: uno es cuando la pide el marido y otra cuando elige divorciarse ella. Si la mujer pide el divorcio, se queda sin hijos y sin casa. Si el hombre lo pide, no pasa nada. Yo por divorciarme cobré 25 centavos de pesos. Eso es algo que no me importa".
Asimismo, explicó cuál es el vínculo con sus hijas y a qué puede aspirar en cuanto a ellas. "Yo resigno a mis hijas. Sólo quiero volver a mi casa, a la Argentina, para luchar desde ahí para poder visitarlas. Tenerlas ya sé que es imposible. Ellas consideran que su país es Egipto, que ellos son su familia. Es un lavado de cabeza increíble", comentó.
"Yo establecí un vínculo con mis hijas. Como yo no tengo una religión, dejé siempre todo para que él eligiera. Acá la religión es muy pesada. Le dijeron que si volvía conmigo, su piel se va a quemar y a volver a regenerar. Y así eternamente en el infierno. Ellas se imaginan eso y, obviamente, no quieren", agregó.
Por su parte, contó cómo fue el engaño por el que ahora no puede volver a la Argentina. "Me vine a la Argentina, me ofrecieron hacer el trámite de divorcio desde Egipto. Yo pensé en hacerlo tranquila, viendo a mis hijas. Cuando llegué, me di cuenta que no era así y ahora estoy atrapada", explicó.