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Carnicería de mujeres

Progresos de la cultura actual. Mezcladas en una práctica de la moral hemos fabricado un modelo que trasciende nuestra condición de amas de casa y nos descubre participando en la sociedad actual. ¿Dónde estamos paradas?

Por Luciana Arnedo

luciana.arnedo@gmail.com

La Revolución de la mujer. Se dice que hoy las mujeres estamos en una lucha por igualarnos a los hombres, por afirmar un lugar en el mundo exterior y por encontrar un reconocimiento profesional.

Las mujeres independizadas "libres" hemos adoptado un modelo masculino, de trabajo y dominación, gozando de autonomía profesional y económica. La revolución de la mujer ha sido sin dudas un cambio "maravilloso"...

La mujer ha sido durante muchos años el equilibrio emocional de la familia. Ha estado a cargo de la organización de la misma. ¿Qué sucede hoy con la distribución de las cargas familiares? ¿Quién desempeña el rol de ser el cimiento del hogar? La familia sigue requiriendo "de alguien" que se haga cargo de las necesidades del mundo familiar.

La doble carga de trabajo que sufrimos las mujeres -trabajo doméstico más trabajo profesional- da lugar, a veces, a una insatisfacción por esa identidad heterogénea (la de mujer del hogar y buena profesional) que no sólo nos afecta a nosotras.

Tener una vida activa, tener propias iniciativas, decidir por una misma, es algo muy satisfactorio para nosotras pero señala que no puede haber igualdad profesional si persiste la desigualdad con los modelos masculinos. La emancipación de las mujeres tiene un costo: la carga que representa desempeñar una vida profesional, ser mujer madre "perfecta", mujer esposa "perfecta", mujer del hogar "perfecta" y mujer fatal.

Todo indica que la sociedad evolucionada sigue limitándonos a los roles tradicionales. En general, de las mujeres se espera que seamos tiernas y sumisas y que durante nuestra adultez nos casemos, tengamos hijos y asumamos la mayoría de las tareas domésticas y la crianza de nuestros hijos.

Este mandato social es tan fuerte que para lograr éxito en otros ámbitos hay que ser transgresoras: no tener hijos o quebrar modelos y soportar ser observadas sin la conformidad de los demás. ¿Dónde quedó la libertad de la "no dominación"?

A esto quiero sumar los cánones estéticos a los que estamos sometidas las mujeres basados en la belleza -modelo casi imposible que exalta la belleza de un cuerpo perfecto- y en la eterna juventud que no concuerdan con la realidad general de las mujeres. Las campañas publicitarias actúan como reflejo de un ideal y condicionan nuestra forma de mirarnos y comportarnos mezclándose realidad y ficción.

Las mujeres en los medios de comunicación: personifican a la ejecutiva que ajusta las labores tradicionalmente atribuidas a la mujer con el mundo profesional. En general, se destacan los patrones basados en: belleza, juventud, éxito y poder.

Publicidad sexista. ¿La mujer dejó de ser un objeto doméstico pasando a ser un objeto sexual? La mujer es tratada como objeto permanente. Es cada vez más "comercializada" como símbolo sexual, ofreciendo una figura muy cercana a la prostitución. La sexualidad es planteada desde el goce masculino sin tener en cuenta a la mujer/persona.

¿Nos reconocemos en estos modelos? ¿Qué sucede con nuestra autoestima cuando no alcanzamos los ideales que prevalecen hoy? ¿Dejamos marcar nuestra vida por las trampas de una cultura superficial y machista? Las mujeres merecemos la felicidad como todo hombre, pero no por ello tenemos que parecernos a quien no somos.

La responsabilidad doméstica, la profesión, "los sueños", el mandato social y el amor; ¿van de la mano? ¿Dónde encarnamos nuestro deseo? ¿Qué valores personales negociamos? El rol de las mujeres hoy es más retador y más complejo. Las mujeres nos reinventamos actuando un ideal y representando, acaso, una mentira.