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Capitanich, de tropiezo en tropiezo

Entre los múltiples propósitos que se le atribuyeron figuraron centralmente dos: darle mayor jerarquía política -y, sobre todo, oficio- a la Jefatura de Gabinete para dialogar y contene

Nota extraída de Clarín

Por Ricardo Kirschbaum

Entre los múltiples propósitos que se le atribuyeron a Jorge Capitanich figuraron centralmente dos: darle mayor jerarquía política -y, sobre todo, oficio- a la Jefatura de Gabinete para dialogar y contener a los gobernadores peronistas y aliviar en parte la tarea a la Presidenta, convaleciente por entonces.

El objetivo a mediano plazo, se dijo, consistía en probar si el chaqueño podía constituirse en el candidato oficialista en 2015.

La realidad introdujo fuertes correcciones al plan. Y el cerrado esquema de poder de Cristina, hizo el resto.

La erupción del motín policial y los saqueos en Córdoba y aquella frase de Capitanich sobre el carácter exclusivamente provincial de la revuelta, iniciaron bruscamente el declive.

Pocas horas después, el amotinamiento se había extendido a casi todo el país y la ayuda federal -las tropas de Gendarmería- debió enviarse para devolver a esas provincias cierto marco de seguridad.

Siempre se dijo que Capitanich estaba dispuesto a mandar a Córdoba gendarmes, pero que se encontró con la resistencia de Carlos Zannini, quien le habría marcado un límite al jefe de Gabinete para que no ayudase a De la Sota, un enemigo. Esa batalla perdida habría sido el inicio de una serie ininterrumpida de traspiés del jefe de Gabinete que, a la vez, iba acerando su discurso a medida que su margen político se achicaba.

La ola de calor y los cortes de luz que provocaron un profundo malestar en la Capital y conurbano le hicieron decir al jefe de Gabinete que esas interrupciones de servicio debían ser programadas para los que vecinos supieran a qué atenerse.

Un planteo, dentro de la gravedad de la situación, que parece razonable. Pero fue una herejía: De Vido, responsable de una política energética cuyos resultados están a la vista, está en contra de esa metodología. El ministro prefiere los cortes de luz "preventivos" a los programados. Una fórmula que se está aplicando y que oculta la responsabilidad del que ordena el corte.

Los cortes programados ya ocurrieron en tiempos de Alfonsín, espejo en el que no quiere verse el kirchnerismo.

A Capitanich le enmendaron la plana dos veces consecutivas y el funcionario debió corregirse en público. Su discurso se alineó con el histórico del kirchnerismo: la culpa nunca es propia, siempre es del otro.

El crédito que parecía tener el chaqueño se enflaqueció y sus gestos simbólicos de apertura son sólo parte de un maquillaje político para que todo siga igual.

"Primero te ofrecen el Tango-01 para viajar. Luego, el Tango-10. Poco después un avión de línea.

Al final, debés conformarte con una bicicleta ". Esa es la parábola que describe un ex funcionario sobre la conducta de los Kirchner con las estrellas fugaces de la política a las que convocan para aparentar un cambio.

¿Por cuál etapa transita Capitanich?