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Campeonato mundial de cocina de testículos

Es una gran competencia culinaria que se lleva a cabo en Serbia y atrae a cientos de personas de todo el mundo.

Hay que tenerlos y en cantidad. Y si hay un lugar en donde no escasean es en Lunjevica, en Serbia. Allí todos los años se realiza un encuentro gastronómico internacional, en el que compiten grupos de cocineros -profesionales o amateurs- que preparan especialmente criadillas de gran variedad de animales.

Testículos de carneros, toros, terneros, asnos o caballos, forman parte del plato aromatizado con los más variados ingredientes. "Es una locura total, quería venir como fuera", comenta André Niediek, chef alemán en un restaurante de la de Colonia, mientras mezcla su guiso de testículos de toro.

Y sí, nadie quiere faltar a la cita que ya va por la 10º competencia culinaria que, precisamente, este año ha contado con la participación, inhabitual por cierto, de un equipo femenino. Otro toque del mismo género lo da la cineasta estadounidense Anna Wexler, presidente del jurado y única mujer entre sus cuatro pares. "Todos los años, hago este viaje para juzgar testículos", comenta con ironía Anna quien, desde 2009 se traslada desde Boston para no perderse el festival.

Si bien es una competencia en la que todos quieren lucirse, el encuentro se caracteriza por el humor y camaradería entre los participantes y público concurrente. Para muestra de lo primero basta ver el dibujo del emblema del festival con un gran dibujo en el que se ve a un chef cocinando sus propios genitales en un puchero hirviendo.

Ljubomir Erovic, creador de esta tradicional competencia y autor del libro de recetas "Cooking with balls" (Cocinar con bolas), asegura que personajes históricos como el príncipe serbio Milos (siglo XIX) o Josip Broz Tito, jefe de la Yugoslavia comunista, se deleitaban con estos manjares. Está claro que a Erovic nadie le podrá decir 'sobre gustos no hay nada escrito'.