Caló y Capitanich, dos bloopers K
* Por Ricardo Roa. ¿Qué tienen en común el metalúrgico Antonio Caló y el Coqui Capitanich? Aparentemente nada, salvo su filiación peronista. Uno es el flamante jefe de la CGT Balcarce. El otro, gobernador del Chaco. Pero si se escarba un poco es posible encontrar otras coincidencias .
Nota extraída del diario Clarín
¿Qué tienen en común el metalúrgico Antonio Caló y el Coqui Capitanich? Aparentemente nada, salvo su filiación peronista. Uno es el flamante jefe de la CGT Balcarce. El otro, gobernador del Chaco. Pero si se escarba un poco es posible encontrar otras coincidencias .
Este miércoles, los dos pelearon por el blooper del día . Caló dijo que los prefectos y gendarmes eran trabajadores y apoyó su reclamo salarial. Hasta ahí se comportó como un dirigente gremial.
Pero metió la marcha atrás apenas recibió un reto de la Presidente: "No son correctos y generan situaciones peligrosas", dijo sobre los planteos. De golpe se olvidó de los salarios y de que eran trabajadores.
Y encima la remató con que no sabía que sus declaraciones "iban a tener tanta trascendencia". ¿Esperaba que el apoyo del jefe de la CGT a la revuelta pasara inadvertida o que justo Cristina se hiciera la distraída? Como decía Montaigne, "nadie está libre de decir estupideces. Lo malo es decirlas con énfasis" (Ver: Caló lleva el martes a la Rosada los reclamos de la CGT oficialista).
Ex viceministro de Palito Ortega con Menem, ex jefe de gabinete de Duhalde y desde que asumió Néstor, kirchnerista furibundo, Capitanich organizó una fiesta a todo trapo con las selecciones de Argentina y Brasil. Pero se quedó sin luz y sin partido cuando los equipos ya estaban en la cancha.
Fue un papelón que recorrió el mundo y quedará en la historia.
Nunca había pasado una cosa semejante en el superclásico de las Américas. Para encontrar otro apagón hay que remontarse casi cien años. Todavía no queda claro qué lo produjo. Para Capitanich "se pinchó un cable, es un caso en un millón". El problema del gobernador es que la bolilla del millón le cayó justo a él.
Entre las expresiones de respaldo a prefectos y gendarmes y el recule, Caló habló en el congreso donde fue elegido jefe de la CGT Balcarce. Quedó en evidencia que su fuerte no son los discursos ni tampoco las sutilezas: su única preocupación pareció querer congraciarse con el Gobierno. Así, él mismo le calzó a su central el sello de oficialista.
Antes había hablado Viviani. El taxista cobró con la secretaría gremial su traición a Moyano, de quien fue amanuense hasta que el camionero cayó en desgracia. Y también el estatal Andrés Rodríguez, nuevo adjunto, que destacó "el glorioso historial de luchas" de los presentes, sin ponerse colorado. Si hay algo que a él y a los mal llamados independientes se le reconoce es su invicto historial de ser siempre oficialistas.
Por encima del oficialismo que todos declaman, en la CGT Balcarce conviven dos grandes grupos. Unos piensan la relación con el poder político desde el sindicalismo, como los Gordos o la UOM. Y otros operan para el Gobierno desde el sindicalismo. Los une la necesidad de sumar fuerzas para negociar y presionar a la Rosada. Eso es, justamente, lo que perdió Moyano: "Hoy ni el portero de la Casa de Gobierno me atiende el teléfono", dijo.
¿Qué tienen en común el metalúrgico Antonio Caló y el Coqui Capitanich? Aparentemente nada, salvo su filiación peronista. Uno es el flamante jefe de la CGT Balcarce. El otro, gobernador del Chaco. Pero si se escarba un poco es posible encontrar otras coincidencias .
Este miércoles, los dos pelearon por el blooper del día . Caló dijo que los prefectos y gendarmes eran trabajadores y apoyó su reclamo salarial. Hasta ahí se comportó como un dirigente gremial.
Pero metió la marcha atrás apenas recibió un reto de la Presidente: "No son correctos y generan situaciones peligrosas", dijo sobre los planteos. De golpe se olvidó de los salarios y de que eran trabajadores.
Y encima la remató con que no sabía que sus declaraciones "iban a tener tanta trascendencia". ¿Esperaba que el apoyo del jefe de la CGT a la revuelta pasara inadvertida o que justo Cristina se hiciera la distraída? Como decía Montaigne, "nadie está libre de decir estupideces. Lo malo es decirlas con énfasis" (Ver: Caló lleva el martes a la Rosada los reclamos de la CGT oficialista).
Ex viceministro de Palito Ortega con Menem, ex jefe de gabinete de Duhalde y desde que asumió Néstor, kirchnerista furibundo, Capitanich organizó una fiesta a todo trapo con las selecciones de Argentina y Brasil. Pero se quedó sin luz y sin partido cuando los equipos ya estaban en la cancha.
Fue un papelón que recorrió el mundo y quedará en la historia.
Nunca había pasado una cosa semejante en el superclásico de las Américas. Para encontrar otro apagón hay que remontarse casi cien años. Todavía no queda claro qué lo produjo. Para Capitanich "se pinchó un cable, es un caso en un millón". El problema del gobernador es que la bolilla del millón le cayó justo a él.
Entre las expresiones de respaldo a prefectos y gendarmes y el recule, Caló habló en el congreso donde fue elegido jefe de la CGT Balcarce. Quedó en evidencia que su fuerte no son los discursos ni tampoco las sutilezas: su única preocupación pareció querer congraciarse con el Gobierno. Así, él mismo le calzó a su central el sello de oficialista.
Antes había hablado Viviani. El taxista cobró con la secretaría gremial su traición a Moyano, de quien fue amanuense hasta que el camionero cayó en desgracia. Y también el estatal Andrés Rodríguez, nuevo adjunto, que destacó "el glorioso historial de luchas" de los presentes, sin ponerse colorado. Si hay algo que a él y a los mal llamados independientes se le reconoce es su invicto historial de ser siempre oficialistas.
Por encima del oficialismo que todos declaman, en la CGT Balcarce conviven dos grandes grupos. Unos piensan la relación con el poder político desde el sindicalismo, como los Gordos o la UOM. Y otros operan para el Gobierno desde el sindicalismo. Los une la necesidad de sumar fuerzas para negociar y presionar a la Rosada. Eso es, justamente, lo que perdió Moyano: "Hoy ni el portero de la Casa de Gobierno me atiende el teléfono", dijo.