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"Cada familia es un mundo"

En el día de la familia, los modelos típicos quedaron desactualizados.

Por Mariana Vaccaro

mvaccaro@diarioveloz.com

@vaccaromariana

"Cada familia es un mundo" o por lo menos es nuestro primer mundo. En el seno de la vida familiar empezamos a construir nuestra identidad; para la psicología es en la relación con la madre y el padre donde cada uno se reconoce como sujeto individual.

En todas las comunidades y en todos los tiempos, las familias han sido las células, los núcleos sociales más pequeños. Allí tenemos el primer encuentro con la cultura: el idioma, la ropa, la comida, las relaciones de pareja que vemos en nuestros padres, los valores y hasta los sentimientos que vivimos casi como si hubiesen nacido con nuestro cuerpo, y muchas veces son producidos culturalmente. Así, la familia resulta ser una muestra de nuestras costumbres.

En este sentido, la familia "tipo" ha dejado de ser un modelo a seguir. A pesar de las opiniones nostálgicas o conservadoras sobre la composición familiar constituida por mamá, papá, la nena y el nene como el ideal a seguir, no se puede mantener una estructura social de la puerta para adentro cuando la sociedad ha cambiado.

Cuántas veces se repitió la ya trillada frase: "La institución familiar está en crisis" y cuántas de esas veces quienes lo dijeron realmente se pusieron a pensar sobre la dinámica de la historia, las transformaciones sociales y el inevitable "reflejo" a nivel familiar de lo que se vive como comunidad.

Las fachadas de familias felices que parecen salidas de una serie hollywoodense de posguerra, quedaron en ese lugar: la ficción. Evitar vivir para el qué dirán los vecinos, dejar de preocuparse sobre si los trapitos están al sol o no, e interrelacionarse desde lo que cada uno siente, es sin duda lo más sano.

Los estereotipos se presentaban como garantías de una buena vida. Si las familias antes no se separaban, eran todas parejas heterosexuales y no había noticias de abusos o maltratos, es porque un pesado mandato social velaba lo que hoy llamamos "violencia doméstica", y , en otros casos, restringía el poder vivir tal cual se sentía sin remordimientos ni discriminación.

Sin embargo, más allá del fantasma ajeno del fracaso propio por no seguir los moldes, hoy las familias se arman con: mamá y papá; padres y madres solteros; dos madres o dos padres; se juntan los hijos tuyos y los míos; diversas estructuras que cada vez son más habituales y en la medida en que las relaciones se dan con respeto y cariño, conforman el mejor ámbito para crecer en una sociedad que propicie la libertad.