Buen profesor, malos alumnos
Para que quede claro, el presidente se puso en modo profesor para explicar el grave peligro del coronavirus. Y algunos siguen sin entender.
Con “filminas”, gráficos con colores y parado frente a la pantalla. Como un profesor, Alberto Fernández decidió presentar un balance de la lucha contra el coronavirus de la manera más didáctica posible para que se comprenda la gravedad de la enfermedad que en otros rincones del mundo causa estragos.
Comunicar es una de las tareas que tiene el Presidente. A veces, incluso cuando puede delegar esa actividad a algunos de los ministros de su gobierno, muchos de los cuales no son de rostro conocido por la mayoría de los ciudadanos.
Al frente de la audiencia, Alberto Fernández transmite seguridad y tranquilidad a la gente, y es quizás por eso que se pone al frente de cada conferencia y entrevista. El público acompaña: sus apariciones televisivas tienen buen rating, están interesados en escuchar al Presidente, en momentos en los que quizás muchos estén hartos de ver informes sobre el coronavirus las 24 horas del día.
El papel de “buen profesor” de Alberto Fernández nos permite dar una especie de conclusión política: es el presidente que necesitábamos para este momento, con aciertos y desaciertos ante una pandemia que no cuenta con un manual de instrucciones para combatirla.
A pesar de su gran exposición, tuvo quizás un pequeño error: señalar que se está evaluando permitir que se pueda realizar actividad física al aire libre en plazas cercanas.
Igual, vale la aclaración: nunca dijo que estaba permitido en esta nueva fase de la cuarentena que se pueda salir a correr o hacer ejercicio. Dijo que se estaba evaluando. Y ni siquiera se refirió a hacerlo en las grandes ciudades, donde sí anunció que la cuarentena no se flexibilizará por la gran cantidad de casos de covid-19 presentados.
Pero ante este aviso un poco confuso, políticos como Nicolás del Caño y medios como el diario Olé, por citar a algunos, afirmaron que Alberto Fernández había anunciado que se permitía ir a correr. Primer ejemplo de los malos alumnos: los que no prestan atención o no comprenden simples frases. Quizás valía que el Presidente lo aclare, pero no era necesario.
Fernández anticipó que se podría ver la forma de que las personas tengan la posibilidad de salir a correr, ya sea por la terminación del DNI o según algún otro sistema. Error. La percepción de que la situación no es tan grave porque la cifra de contagios es menor a los de otros países hace que la gente se relaje y se tome algunas licencias para romper, aunque sea momentáneamente, la cuarentena.
La Argentina está lleno de malos alumnos. Basta con ver las altas cifras de demorados y detenidos durante la cuarentena. Y con ejemplos que rozan lo bizarro y lo estúpido, como la joven que se escondió en el baúl de un taxi para poder ver a su novio.
Estos hechos nos dan cuenta de que la medida de aislamiento social no se puede relajar de ninguna forma, salvo por las excepciones laborales que poco a poco va sumando el Gobierno. Sí, los que no cumplen con la cuarentena son pocas excepciones dentro de la gran cantidad de habitantes que sí se recluyen en sus casas. Pero no se puede confiar en la responsabilidad social de la gente, más cuando ya llevamos varias semanas sin poder tener nuestras vidas cotidianas. Ante un clima de incertidumbre y angustia, permitir salir a correr en las plazas puede ser tomado por excusa por miles de personas para volver a las calles y nuevamente tendríamos un caos en la vía pública, justamente lo que se evitó que pase en estos días de confinamiento.
Alberto puede dar una clase magistral en conferencia de prensa y tomar todas las medidas que crea necesario, pero no permitir que la gente de las grandes ciudades salga a correr. Igual, el hecho de que la pandemia pase por el país con la menor cantidad de víctimas e infectados posibles es responsabilidad de todos. Si querés correr por tu salud física, pensá que tu salud y tu vida dependen de quedarte en tu casa.
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