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Boudou espera en el Coliseo la señal de Cristina: ¿pulgar arriba o pulgar abajo?

Entró a los Tribunales igual a como Maravilla Martínez salió del ring el sábado anterior. Su futuro depende de la aguja del amperímetro.

Una imagen cruel que al gobierno no le pasó desapercibida. Cientos de personas humildes (los "cabecitas negras" de Evita) del conurbano arreadas a gritar por un rubio concheto de Puerto Madero.  Al mediodía le ordenaron a los arrieros que quiten esa gente de las cámaras de TV (un desdentado levantando un cartel con el nombre del vice ya pasaba de grotesco) y el espectáculo felllinesco se borró.

El futuro de Amado Boudou ya no depende del juez Ariel Lijo, sino de Cristina Kirchner.

Hace unas horas se planteaba el siguiente panorama. Cuando apareció la famosa bolsa con dinero de Felisa MIceli, Néstor Kirchner -rápido de reflejos- sacó de circulación a la mujer y que se arregle sola. Pero ahora Néstor no está y en esas cosas se lo extraña.

 

Cristina llamó hace meses a Sergio Urribarri -primicia entonces de D.V.-  y le avisó que se preparase para sucederla en el 2015. Desde entonces hasta ahora, el gobernador entrerriano no subió ni un milímetro la aguja del amperímetro a favor de la Presidenta.

Ya le salieron varios candidatos en línea con Casa de Gobierno. Florencio Randazzo mide mejor aunque más no sea por presentar en público los nuevos vagones de los ferrocarriles. Julián Domínguez y otros se lanzaron igual, Daniel Scioli ya lanzó su campaña y Cristina no vuelve a bendecir candidatos hasta octubre o noviembre,  según anden en las encuestas elegirá al que más arriba esté.

Bendecir candidatos para que se queden tomando mate no es negocio para la Casa de Gobierno.

Cuando el vicepresidente estaba saliendo de su casa rumbo a los Tribunales, un funcionario cercano a la Presidente recordaba una frase que el peronismo utilizó varias veces en su historia: "Podemos acompañar a Boudou hasta la puerta del cementerio, pero no entramos con él a la tumba. Ahí que vaya sólo".

Ahora sólo resta esperar que las encuestas midan globalmente el efecto Boudou en la imagen del gobierno. Si la aguja del amperímetro cae por debajo del piso que tiene el kirchnerismo (cercano al 23 por ciento) será el momento sagrado del Coliseo: Cristina bajará el pulgar y echará al vice a los leones.

Pero si el paso de Boudou por Comodoro Py no afecta el porcentaje histórico, será pulgar hacia arriba y aquí no ha pasado nada.