Borremos la palabra barrabrava del diccionario
Es tiempo de mirar para otro lado. No les demos más entidad a ese grupo que definimos durante largo rato como hombres feroces, capos y líderes. Identifiquémoslos con otro nombre, que sea bien despectivo, pero que no genere violencia en nosotros. Apoyemos todos a Cantero.
Por Sebastián Sainz
@sainzseba
ssainz@diarioveloz.com
Una idea impulsada por un deseo profundo es capaz de cambiar las dimensiones del universo. La bandera que izó Cantero, presidente de Independiente, debería ser nuestro más profundo anhelo.
No valoremos más a estos hinchas de ficción, como así tampoco a aquellas personas que afirman que sin "ellos" el fútbol no sería una fiesta.
La realidad es que hoy la gente que concurre a los estadios lo hace de manera preocupada.
Imaginen lo deplorable del espectáculo actual sin los hinchas caracterizados, no se hablaría de otra cosa que no fuera de lo mal que se juega. Así, los DT trabajarían enfocados por mejorar el show.
Por último, es cierto que tanto dirigentes como futbolistas tranzan cotidianamente con ese grupo delictivo, pero también la culpa es nuestra que nos identificamos con las banderas y canciones agresivas que imponen desde las tribunas esas bandas de antifútbol.
Los grandes cambios comienzan por uno mismo.
@sainzseba
ssainz@diarioveloz.com
Una idea impulsada por un deseo profundo es capaz de cambiar las dimensiones del universo. La bandera que izó Cantero, presidente de Independiente, debería ser nuestro más profundo anhelo.
No valoremos más a estos hinchas de ficción, como así tampoco a aquellas personas que afirman que sin "ellos" el fútbol no sería una fiesta.
La realidad es que hoy la gente que concurre a los estadios lo hace de manera preocupada.
Imaginen lo deplorable del espectáculo actual sin los hinchas caracterizados, no se hablaría de otra cosa que no fuera de lo mal que se juega. Así, los DT trabajarían enfocados por mejorar el show.
Por último, es cierto que tanto dirigentes como futbolistas tranzan cotidianamente con ese grupo delictivo, pero también la culpa es nuestra que nos identificamos con las banderas y canciones agresivas que imponen desde las tribunas esas bandas de antifútbol.
Los grandes cambios comienzan por uno mismo.