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Bono de fin de año: hay bronca y se evalúan posibles paros

Previo a la firma del famoso decreto que establece el plus de 5 mil pesos, hay más dudas que certezas sobre el pago.

El bono de fin de año sigue dando que hablar. Sobre todo, porque hay más dudas que certezas de cuál será su alcance y, más importante, quién podrá pagarlo. La primera reacción empresaria fue decir que fue un mal año y que pocas empresas están en condiciones de abonarlo. Ni hablar de los pequeños y medianos emprendimientos que apenas llegan a fin de mes.

La CGT desactivó el paro con el que venía amagando aceptando el bono como un triunfo, aunque ya aparecen voces que no descartan medidas de fuerza. Así se expresó Sergio Palazzo, del gremio de los Bancarios, quien afirmó que es un bono "que no paga nadie" y anticipó que el Frente Sindical, que nuclea al moyanismo, hará una protesta. "Todos los reclamos que había planteado la CGT siguen sin solución, es un error que hayan levantado el plan de lucha", afirmó Palazzo, alejado de la conducción de la central obrera y cercano al nuevo frente gremial comandado por Moyano.

A la firma de Macri

Lo cierto es que el presidente tiene en su despacho a la firma el famoso decreto del bono y se termina de pulir su letra chica. A grandes rasgos, el decreto establece que el plus de $5.000 podrá ser abonado en dos cuotas, a pagarse a principios de diciembre una y a principios de febrero la otra. Aquellos sectores con dificultades, y acá está lo más difícil de precisar, podrán pagarlo en plazos más largos.

El bono no correrá para trabajadores estatales, aunque UPCN plantearía también una bonificación similar para el sector público. En otro aspecto, el decreto también establece una obligación para las empresas de comunicar al gobierno con una anticipación de diez días en caso de que generen algún despido. En los pasillos de Casa de Gobierno el rumor es que el presidente podría firmar el decreto el lunes próximo.

La batalla por el bono creó varias guerras cruzadas. En primer lugar, provocó una fuerte interna en el seno de la UIA, la máxima asociación fabril, ya que muchos sectores culparon a su titular de haber acordado un bono de cumplimiento imposible.

El sector empresario en su conjunto, más allá de sus internas, está en llamas con el gobierno, al que culpan de la inflación del 50%, las tasas del 70% y le reprochan que las consecuencias del plan económico las tengan que pagar las empresas y no el Estado.

Por último, el tema del bono creó un nuevo foco de tensión entre la CGT, que negoció su letra chica, y el Frente Sindical lanzado por Moyano en coincidencia con su acercamiento con Cristina. Los moyanistas acusan a la CGT de haber claudicado en los derechos de los trabajadores y dicen que el bono es insuficiente.

Desde el triunvirato cegetista contestan que el bono es lo mejor que se pudo obtener en un contexto complicado, con paritarias que en promedio terminarán el año perdiendo 15 puntos contra la inflación. Estudios económicos privados marcaron en tanto el viernes que para que el bono fuese efectivo para compensar contra la inflación debería haber sido de $75.000.