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Bergoglio para todos: para pobres, para diabéticos y para ignorantes

La Presidente tanteó el horizonte antes de llamar. Francisco I la atendió de buena manera y le dijo que era el tercer llamado que respondía después de encendido el teléfono ya como Sumo Pontífice. Un buen jugador de truco no muestra nunca sus cartas ni sus intenciones.

Por Jorge D. Boimvaser
@boimvaser
info@boimvaser.com.ar

Joseph Campbell, el más grande estudioso de mitologías, leyendas populares y religiones comparadas de todos los tiempos, solía repetir en sus escritos un concepto que siempre vale la pena tener en cuenta: La ignorancia produce terrores.

Si uno se dejara llevar por la cantidad de barbaridades que se escriben y se dicen respecto al nuevo Sumo Pontífice, debe haber mucha gente aterrorizada en la Argentina producto de la ignorancia.

Un detalle. Mientras en la pantalla de Canal 7 se daba rienda suelta y micrófono libre a cualquiera que hablara barbaridades de Jorge Bergoglio, la Presidente hacía tanteos para saber si el ya Papa Francisco le atendería una llamada de felicitación.

El jefe de la iglesia de Roma aceptó el convite (no sabemos de qué hablaron ni cuánto tiempo, pero estimamos que la formalidad que da para estos casos, apenas un par de minutos), y después de terminada la comunicación Cristina Fernández anunció que viajará a Roma para la asunción Papal.

Ya lo dijimos en un anterior informe que la posibilidad de Bergoglio Santo Padre angustiaba al cristinismo. El hombre es inflexible en algunas proclamas que ya llevan más tiempo en su boca que este gobierno en la Casa Rosada.

La pobreza, la corrupción, el histrionismo y la mala fe de los políticos siempre fue parte de su discurso. ¿Por qué se supone que va a cambiar ahora si esa declamación lo llevó a lo más alto del poder religioso "urbi et orbi"?

En su chacrita de Capilla del Señor, quien fuera "el cardenal Jorge" se enredaba en bravas partidas de truco donde mostró una capacidad de engañar a sus rivales que hasta parecía diabólico.

Jamás faltó buen vino en su mesa, y –como diría Martín Fierro- nunca "pijoteaba" garganta.

A un sacerdote acostumbrado a caminar las calles de las villas miseria, a recorrer los tenebrosos pasillos carcelarios y a sentarse y abrazar a enfermos de SIDA, vale ponerle unas fichas de confianza. Lo contrario sería el estúpido estado de ignorancia de quienes –por caso- hablaban desde la pantalla de Canal 7.

Nunca utilizó su situación de poder en el Arzobispado de Buenos Aires para zanjar cuestiones delicadas dentro de su misma Iglesia.

¿Un ejemplo? Desde hace no menos de cinco años hay una disputa brutal entre la Universidad del Salvador (pertenece a los Jesuitas, de los cuáles Bergoglio es su gran abanderado) y la Universidad Católica Argentina (Opus Dei). Se han cruzado denuncias de espionaje mutuo, sobre todo los Jesuitas contra los descendientes de Escrivá de Balaguer, pero fue Bergoglio quien siempre puso paños fríos para que los del Salvador no llevaran a la Justicia las pruebas obtenidas contra sus rivales.

Desde la renuncia de Benedicto XVI, el principal enemigo que tuvo Bergoglio fue un personaje nada agradable que saltó desde el menemismo al senado italiano: Esteban "Cacho" Caselli, representante de Menem ante el Vaticano.

Caselli aprovechó cualquier medio para denostar a un Bergoglio candidato a Papa, y si en la Argentina se dudó de eso fue por el despliegue de diatribas que desparramó este no célebre personaje.

Pero al final nada de esas disputas en el barro fueron eficaces, y "La Mano de Dios" fue nuevamente argentina, coronando a Francisco I para angustia de unos, bronca de otros y alegría de la gente común.

¿Qué lugar tendrá Cristina Fernández el día de la asunción de Bergoglio? Difícil de prever, seguro que no habrá deprecio pero tampoco privilegios.

Todos esperamos que no haya privilegios, o quizás sí: los pobres, los chicos, los desposeídos, los enfermos, los que sufren... estén entre las prioridades de Francisco I.

Pero también los ignorantes y hasta los diabéticos potentados deberán tener su lugar en las oraciones del Papa argento.