¡Basuras! Simularon ser operarios para entrar a robarle a un jubilado $ 800
Un hombre de 84 años fue víctima de un "cuento del tío" protagonizado por dos delincuentes. Dijeron ser empleados de una empresa distribuidora de energía y así lograron entrar a su casa, de donde le robaron 800 pesos.
Un jubilado de 84 años fue víctima de un "cuento del tío" protagonizado por dos delincuentes, quienes simularon ser empleados de una empresa distribuidora de energía y así lograron entrar a su casa, de donde le robaron 800 pesos.
Los sujetos, haciéndose pasar todo el tiempo por empleados, le dijeron a la víctima que tenían que hacer una reparación en la vivienda y después de realizar el supuesto trabajo le señalaron que le tenían que cobrar esa suma de dinero, a lo que el jubilado accedió.
El episodio, que se conoció hoy, sucedió ayer por la mañana en una vivienda de la calle 39 entre 21 y 22, en esta ciudad, y la víctima del engaño fue identificada como Juan Carlos Cravelo, según lo indicado por el diario El Día.
Todo comenzó cuando los dos hombres -de entre 20 y 30 años- tocaron timbre en la casa del jubilado. El dueño atendió a los visitantes y, ante el anuncio de que eran operarios de la empresa distribuidora de energía, les abrió la puerta y los hizo pasar.
"Era gente muy amable. No aparentaban ser delincuentes", sostuvo luego del episodio Carlos, de 51 años, el hijo de la víctima. De inmediato, los ladrones afirmaron que tenían que realizar algunos arreglos en la casa del damnificado.
"Decían que tenían que probar las llaves térmicas de la casa, y que había una fuga de corriente en el medidor", contó Carlos, respecto del supuesto arreglo hecho por los delincuentes, y que, obviamente, no era necesario realizar en esa vivienda.
Luego de unos minutos simulando completar un trabajo que no sabían concretar, los hombres cortaron a propósito la luz de la casa. Unos instantes después, los supuestos operarios eléctricos le anunciaron al jubilado que el trabajo estaba terminado, y que
debían cobrarle 800 pesos por lo realizado.
Sin sospechar que se trataba de una maniobra delictiva, Juan Carlos buscó el dinero y se lo entregó a los ladrones, según lo señalado. Con la estafa concretada, los hombres se escaparon caminando rápidamente. Aunque les había creído, el jubilado se había quedado asustado por lo extraño de la situación. Fue por eso que llamó a su hijo, que estaba trabajando, y le pidió que fuera a su vivienda.
"Al llegar me di cuenta rápido de que se trató de un engaño porque la gente de Edelap nunca entra en las casas particulares, sino que hace arreglos en la vía pública", sostuvo Carlos. "Del susto, mi padre no vio si se escaparon corriendo, ni se acuerda demasiado qué decían los hombres mientras estuvieron dentro. Fue sólo un descuido", finalizó Carlos.