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Barby Pop: "Nada es imposible en esta vida"

Conocida como la reina de La Salada, la empresaria de la moda se distingue por su estilo y simpatía, pero su vida no fue siempre color de rosa: superó un cáncer de mama y tuvo complicaciones con su hijo con síndrome de down. DiarioVeloz.com te cuenta su receta para superar las adversidades y seguir adelante.

*Por Sofía Tarruella

@msofiat

starruella@diarioveloz.com

Hace varios años que Barby Pop se dedica al negocio de la venta de diseños. Sus prendas se venden en los puestos de la feria Punta MogotesLa Salada, en Lomas de Zamora, y ahora además, tiene un local en el centro porteño donde ella atiende de lunes a lunes haciendo lo que más le gusta, compartir y ayudar a la gente.

Pero la vida de Barby no fue siempre fácil.

La empresaria sufrió un cáncer de mamas hace 6 años, por el cual debió medicarse hasta hace un año y que superó gracias a su fuerza interna, a la compañía de sus seres queridos y a la feria. 

"Fue bastante duro porque yo fui al ginecólogo por un bultito del tamaño de una lentejita que tenía en el pecho, pero él me dijo que no era nada, que tomara un desinflamatorio", contó Barby.

Las cosas cambiaron cuando un día de abril se dio cuenta de que el bulto era una pelota y decidió ver a su cirujano Gustavo Sanpietro. Dos días más tarde, entró al quirófano y luego le llegó la noticia de que tenía cáncer.

"Me tuvieron que vaciar todo un pecho al igual que los ganglios y de ahí en más fue toda una aventura porque de ser una mujer que me cuidaba muchísimo, me tuvieron que dar quimioterapia. Quedé pelada totalmente, engordé muchos kilos y ese momento fue bastante depresivo para mí".

Ante las malas noticias y fiel a su estilo, Barby siguió su vida con la misma energía la distingue siempre: "Lo tomé como si fuera un resfrío fuerte".

"Lloré tres días delante de un espejo viéndome y un día dije, tengo que levantarme por mi hijo discapacitado, tenía que tener fuerzas por él y por mis hijos", así retomó las fuerzas y rápidamente siguió con su rutina .

"Yo iba a la quimioterapia y me ponía escotes muy profundos, una peluca rubia, me iba toda bárbara como siempre y hacía reír a mis compañeros. Aunque con muchos kilos de más por los corticoides y a veces, medio mal de ánimo por los medicamentos que te daban, pero yo sabía que iba a salir. Me seguí cuidando de la misma manera, iba a la peluquería, iba al gimnasio y me cuidaba en lo que podía con la comida".  

Luego de haber superado la enfermedad, exitosamente, Barby siente la necesidad de contar a otras mujeres que pese a las adversidades, es posible e importante, seguir adelante.

"Todas las mujeres tienen que saber que se puede salir, siempre digo que una tiene que tener otra adentro y pase lo que pase, seguir. La vida es muy  importante, tenés que mirar alrededor a la gente que te quiere, tus familia,  hijos, y por vos misma. Nada es imposible en esta vida, Dios nos pone muchas piedras en el camino pero de todo se puede salir".

Para las personas que pasan por una patología similar, Barby habló de dos cosas que a ella  la ayudaron: "Primero, tenés que pensar como si tuvieras otro tipo de enfermedad, no pensar que es cáncer, y segundo, arreglarse todos los días, ponerse una linda peluca si estás pelada, si estás más gordita te comprás un Jean más grande, te pintás todos los días. Si tenés diez minutos para lavarte la cara, tenés 10 minutos para maquillarte y tener ganas de vivir".

Antes del cáncer de mama, Barby Pop ya había pasado una noticia que en su momento también fue muy dura, saber que su hijo tenía sindrome de down: "Tener un hijo con discapacidades cuando te lo dicen, es bastante groso también, así que si había superado eso, también podía salir de esto".

"Siempre me tapé con el trabajo, no como muchas personas que se quedan en la casa tiradas, yo salía a trabajar igual, me rodeaba de la gente y ellos me ayudaban. Si uno se queda en la casa pensando en lo que te puede pasar, no se sale nunca. No hay que tenerse lástima a sí mismo porque no sirve. Te tenés que sentir una héroe, y pensar en positivo siempre".

Para la rubia empresaria, fue gracias a su optimismo, que la vida le dio muchas alegrías entre ellas, la posibilidad de tener un local propio donde ahora atiende de lunes a lunes con los mismos precios que La salada.

El local se puede visitar en el centro porteño, Lavalle 703.