Bancarse la historia
Por Raúl Acosta* El peronismo tiene que aprender a consumir su medicina. Bancarse la historia, aceptar su participación en el día a día, nunca fácil de explicar, menos de aceptar: está, en el peronismo, la suma de aciertos y errores desde...
El peronismo tiene que aprender a consumir su medicina. Bancarse la historia, aceptar su participación en el día a día, nunca fácil de explicar, menos de aceptar: está, en el peronismo, la suma de aciertos y errores desde, al menos, 1943. Si esto es así, que lo es, todos tenemos una alícuota.
El 4 de junio de 1943 la marcha que sonaba decía este texto: "4 de junio, día de jornada redentora..."
Algunos no habían nacido, otros estaban naciendo (en algunos casos estaban naciendo los padres de políticos actuales) El protoperonismo pasó a ser actor principal después del golpe de Estado encabezado por Edelmiro J. Farrel ese día, justamente. Comienza. En el libro "Perón y su tiempo" se escribe (escribo) sobre aquella primera unión de oficiales jóvenes (El G.O.U.). Lectores, críticos de los políticos actuantes, obviamente nacionalistas. Militares. Si señor, no señor.
El mínimo cargo en una secretaría inexistente pone al coronel Perón en contacto con una realidad que aprendió a mirar de varios modos. Inevitable, posible, cercana, propia.
El 4 de junio comienza, larvadamente, la historia que nos contiene. Aceptémoslo.
Aquella Unión Democrática que, con la fórmula Tamborini Mosca, se le opone en febrero del 46, después del 17 de octubre del 45, contiene a los radicales, los socialistas, los comunistas y toda laya de conservadores, desde los demoprogresistas a los de provincia de Buenos Aires.
La Unión Democrática no contiene peronistas (avisarle a Alfonsín, urgente). "Consultation, among the American Republics with respect to the Argentine situation", así se llamó el Libro Azul que difunde Spruille Braden, embajador del gobierno de Truman. Comienza el amigo enemigo que tanto nos identifica.
Perón, por su parte, reúne desde analfabetos hasta anarquistas, laboristas, socialistas y radicales que entienden de un modo distinto el país que enfrentaba la posguerra. Nacía un nuevo orden mundial.
Ese "rejunte" informe, que fue entreviendo desde la Secretaría de Trabajo y Previsión (después acumula más cargos) es el origen del peronismo.
Perón Quijano es la fórmula ganadora: 1.527.231 y Tamborini Mosca la perdedora: 1.207.155. La Unión Democrática se disolvió allí, en febrero de 1946. Debut, fracaso, despedida.
Insisto con un interesante tema de investigación. Composición de la primera cámara legislativa del peronismo. Trabajos, profesiones, estudios, orígenes de aquellos legisladores fundacionales. No estaban los ciudadanos de cuello duro. No estaban.
El peronismo no nació en un alambique, fue producto de la calle, de la circunstancia, de la coyuntura histórica y de un emergente natural, necesario, especial (deberíamos agregar irrepetible). Usemos a Borges, fue "una chusma valerosa". Lo que somos es la suma de aquellos originantes. Bancarse la historia, hoy, es poco menos que inevitable. No se sale sin saber dónde se está
El componente prepotente, revanchista, no es de Eva Perón, ella lo asume. El componente de la revancha es la injusticia. Es difícil encontrar quien ponga la otra mejilla. No en el peronismo, al menos. El peronismo jura combatir la injusticia.
La equivocación en la mirada de la oposición es el pecado original de la izquierda. El análisis racional de la historia nacional (un imposible del que se vanaglorian los liberales, los supuestamente racionales) pone en escorzo con el país a los estudiosos del 40, 50; del 60, del 70 y los que hasta hoy preguntan: qué cosa es el peronismo. La inquisición original es del marxismo, se suman todas las callejuelas laterales del pensamiento que introdujera, en el mundo, quien en una tumba londinense yace.
Esa pregunta acompaña al planeta analítico, pero no se entiende en los que desde aquí argumentan la imparcialidad. Nadie puede juzgar a su propio cuerpo desinteresadamente. Más. No se ha secado el río. Sigue fluyendo.
Estamos en mitad de las aguas. Mojados.
Hay peores, los que no se bancan estar y anuncian: me pongo fuera y miro. Difícil mirar el partido desde la mitad del área de las 18 yardas.
Cámpora y su tontería irredenta. Borlenghi. Miranda. El grupo F.O.R.J.A. Vitorio Codovilla que nunca quiso acercarse. Puigros, que se acercó. Jauretche y Ezequiel Martínez Estrada que rondaron la casamata. Gustavo Martínez Zuviría, Mordisquito. Cátulo Castillo. Ramón Carrillo. Borges que nunca. Cortazar que tampoco. Marechal que inútilmente. Amadeo Sabatini que cruzó a destiempo el presente suyo y cambió el futuro de todos. Germani que dijo me voy. Getulio Vargas que miraba torcido. Ibáñez del Campo. Rojas Pinilla. Rafael Trujillo. Stroessner. Batista. Jacobo Arbenz. Un mundo que en el 55 se derrumbó, llevándose una prepotencia y trayendo otra. Igual y peor. Las dos cosas. Por 18 años el avión negro. Viene o no viene. No vendrá. Con sangre o con tiempo. Revolución, que revolución, si nunca fue lo que se dice. Favio que es malo y bueno. Firmenich, los Abal Medina. Sangre, tortura, bombas, muerte y muerte. La terrible mentira de la patria socialista. Otra vez aquel dentista ignaro de San Andrés de Giles. Más sangre. Una plaza que nunca será la plaza. El ágora que se imaginan pero que nunca fue. A Menem, López Rega, Evita, Firmenich, Frondizi, Massera, Paladino, Valle, Tanco, Rucci, Galimberti, no los parieron en París. A Gelman, Osinde, Verbitzky, William Patricio Kelly, Vaca Narvaja, Duhalde, Tosco, Calabró, Jorge Antonio no los trajo la cigüeña.
Este es el país y el sitio de todos.
En este punto, junio de 2011, el peronismo tomó un lugar del que no ha sido desbancado. Los odios, las ilusiones, los excesos, las mentiras y la esperanza le pertenecen. Y más claramente que a cualquier otro: la injusticia social. Vino para vencerla y va perdiendo por goleada. Le suma una injusticia peor, la mentira sobre el pasado, la oscuridad sobre el presente.
Solo el peronismo puede parir un político que diga: no soy político, porque los políticos son mentirosos. Y otro que diga: a mi me votan porque soy honesto/a. Vimos muchas cosas, veremos muchas más.
Acaso, mirando aquel 4 de junio de 1943 (que ya no se sabe si fue redentor) debamos empezar a entender que hay que bancarse la historia, porque estamos dentro. Todos dentro, todos injustos, todos pecadores, todos parte de un mañana donde nada sucederá sin que nos cuenten como un número, una promesa (y una traición) un olvido, una pedantería, una mentira, un sopapo de guapo y una arrugada de traidor. El peronismo se ha convertido en nuestra forma de ser.
Dos cosas, crueles, surgieron, aparecieron en el pasado y se reflejan hasta hoy. Argentina no se banca el bipartidismo. Argentina es la sociedad especial para un ídolo fuerte. El 4 de junio nació esta forma de vivir socialmente.
Digámoslo más claramente, todos sabemos un poco de la medicina de los cafés y las tertulias. No es posible curar una enfermedad si se niega estar enfermo.
Argentina es peronista. Aceptarlo es dar un paso hacia el futuro. Negarlo es seguir mirando todo desde el mejor salón del Titanic. Con Cristina presidente, claro. No hay contra en el barco.