Baires: mucho más que un bife de chorizo
Criticada y venerada. No es armónica, ni justa. De hecho, es desequilibrada y ruidosa. Pero todo aquel que la visita confiesa que piensa “reincidir”.
Es sabido que Buenos Aires fue siempre una de las ciudades más visitadas de América del Sur. El tipo de cambio en Argentina, ciertamente, atrae esta temporada a turistas de la región y europeos.
Pero si se le pregunta a un extranjero que pasea por Caminito o por Florida qué le atrae de la metrópolis, dirá sin dudar: “bife de chorizo y arquitectura” antes que precios bajos.
¡De tantas formas se la ha bautizado a lo largo de la historia! La Reina del Plata, la puerta de la tierra, la capital del Virreinato, la Ciudad de las Luces, el centro de la revolución argentina, la ciudad puerto, la metrópoli que mira a Europa, la París americana, la cabeza de gigante en un cuerpo contrahecho, Goliat, la Gran Aduana de un país centralizado, la capital de la República Argentina, el centro cultural y artístico más importante de toda la América Hispana.
Criticada y venerada. No es armónica, ni justa. De hecho, es desequilibrada y ruidosa. Pero todo aquel que la visita confiesa que piensa “reincidir”.
Hasta quienes la habitan sienten en ocasiones necesidad de escapar, de irse al campo, de irse lejos pero, a los pocos días, quieren volver.
¿Qué tiene Buenos Aires, por qué es tan atrapante?
Podemos decir que tiene un Obelisco, entre lindo y feo, construido en sólo 31 días y que recibió apodos menos amigables que la ciudad de la cual es ícono: “pinchapapeles de cemento”, “falo triste”, “impúdico sexo de la ciudad” o, sencillamente, “ridículo adefesio”.
Dicen que al Obelisco le faltó tiempo y presupuesto, pero no deja de ser el monumento central de la ciudad.
Buenos Aires tiene un barrio colorido al sur, con casas que se pintaban con lo que sobraba de los barcos.
Tiene una avenida que nunca duerme y que ofrece más espectáculos por fin de semana que Broadway. Y tiene bares notables que guardan el recuerdo de los personajes memorables de la política y la cultura popular.
Tiene la Parroquia Inmaculado Corazón de María en Constitución que, por efectos de la oración de la comunidad religiosa más el reclamo de los vecinos, obligó a modificar el trazado original de la Autopista 9 de Julio Sur que la condenaba a la expropiación (la fe mueve montañas y carreteras).
Para verte mejor
Para un viajero exprés, no hay mejor forma de llevarse una radiografía de una ciudad y su gente que subiéndose a un bus turístico.
Recorre los barrios más emblemáticos durante algo más de tres horas por lo que los pasajeros podrán tener las mejores vistas panorámicas y apreciar lugares históricos, espacios culturales y barrios únicos rebosantes de cultura argentina.
Buenos Aires es coqueta. Tanto, que hasta se colocó un “rulero” en Avenida del Libertador y Carlos Pellegrini.
Buenos Aires es grande en densidad de teatros y matrícula universitaria. Es pionera en materia de inclusión de culturas que llegan de la mano de la inmigración, tiene capacidad de convivencia en la diversidad. Tuvo y tiene la capacidad de ser crisol de razas, de religiones y de arquitectura.
Por todo esto, es comprensible que Buenos Aires sea ese destino al cual siempre se quiera regresar.
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