"Bailaba en Cocodrilo y no me arrepiento"
A los 24 años, cumplió su sueño de participar en Bailando, y nada menos que con Hernán Piquín. Dice que actuaba en los actos del colegio y en las reuniones familiares.
Y que por tener pseudoacondroplasia, no le daban trabajo amaba la danza, hizo sus primeros pasos en el mítico y porteño boliche para hombres
Noelia Pompa (24) fue capaz de transformar lo que para otros hubiera sido un impedimento, en un potencial. Y así. a fuerza de coraje, llegó a convertirse en una de las figuras de Bailando 2011. Sin embargo.
Antes de que Marcelo Tinelli la tocara con su varita mágica, esta mujer "bajita" o "pequeña" -tal como a olla le gusta definirse-, tuvo que recorrer un largo camino plagado de prejuicios y destratos. "Cumplí un sueño muy grande, que era bailar en ShowlMatch. Le agradezco a Maree por darme este espacio para empezar a crecer como artista. /.Qué más puedo pedir?", dice.
-Encima, tenés a Hernán Piquín como parten aire.
-Sí. Hernán es un compañero increíble.
Y para mí es un honor y una gran responsabilidad estar con él. Me permite aprender mucho todos los días.
-Cuando desde Infama empezaste a postularte para el Bailando, ¿pensabas que esto se podía hacer realidad? -Por momentos, sí. Pero yo no tengo ese perfil escandaloso que se busca ahí y sentía que eso me jugaba en contra. Sin embargo, cuando me empezaron a in itar a los programas de Ideas del Sur. presentí que mi sueño podía hacerse realidad. J lasta que me confirmaron y, ese mismo día, me dijeron que mi bailarín iba a ser Piquín. ¡Imagínate! -¿Siempre quisiste ser artista? -Sí. Yo era la que actuaba en todos los actos del colegio, desde el jardín. Y en los cumpleaños o reuniones familiares, me subía arriba de la mesa y me ponía a bailar. También le desfilaba a mi papá. Miguel Angel, poniéndome ropa grande.
Y a él, que me adoraba, se le caía la baba. Era almacenero, pero le gustaba verme haciendo esas cosas. Me habría encantado que pudiera verme ahora pero, lamentablemente, ya no está conmigo- -¿Cuánto hace que falleció? -Diez años: yo tenía 14 cuando él murió. Estaba en una edad muy complicada.
Fue algo repentino, por un pico de presión. Fue muy duro para mí. Nosotros tuvimos una relación muy estrecha desde siempre. El era muy callado, pero yo siempre lograba arrancarle una sonrisa. Ese fue el momento más difícil de mi vida. Por suerte, cuento con una familia maravillosa: mi mamá, Nélida, que es personal auxiliar en una escuela y me acompaña a todos lados, y mis tres hermanos: Cintia, Viviana y Miguel Angel.
-¿Sos la única de tu familia que tiene enanismo? -Sí, yo soy la única bajita.
Lo mío es genético: no es azaroso tener pseudoacondroplasia. Lo que pasa es que, antes, esto no se sabía. Y nosotros lo descubrimos recién cuando mi mamá me empezó a atender a mí. Ahí nos enteramos de que esto ya le había sucedido a algunos antepasados, que ni mi abuela recordaba. Los estudios indican que ya hay antecedentes, por lo que mis hermanos, que son altos, pueden llegar a tener hijos o nietos bajos. A cualquiera que venga de la rama paterna de mi familia le puede pasar.
-¿Y nunca te preguntaste por qué a vos? -Creo que me lo debo haber planteado cuando era chica, pero ya no me acuerdo mucho. Porque fui tomando conciencia de que tenía que aceptarme sin importar lo que los demás pudieran pensar de mí. ¡Si yo no estoy haciendo nada malo! Los chicos, por ejemplo, siempre me preguntan: "¿Por qué sos así chiquita?". Antes no sabía qué responderles, pero ahora encontré una respuesta para poder conformarlos.
-¿Cuál? -Que Dios me mandó así. No tengo otra cosa para explicar. ¡Si yo no sé por qué soy bajita! Una vez que te empezás a aceptar, vas acomodando las cosas internamente como para que lo malo de la sociedad no te afecte.
-¿Cómo te acompañó tu familia en este proceso? -Siempre fui muy sobreprotegida.
Ahora, cuando miro para atrás, soy más consciente de todo lo que hacían mis viejos por mí.
Para darte un ejemplo, me mandaron a un colegio pago, cuando en los '90 para una familia de clase media como la mía eso implicaba un gran sacrificio.
Pero ellos decidieron que, mientras mis hermanos iban a la escuela pública, yo tenía que ir a una privada porque creían que así iba a estar más protegida.
-¿Tus hermanos no se lo reprocharon? -No, ellos, al igual que el resto de mi familia, siempre me cuidaron de todo lo malo que me pudiera pasar.
-¿Qué fue lo más feo que te tocó vivir? -Las risas y las miradas de la gente, que a veces son muy hirientes. Yo sé que tal vez no lo hacen con mala intención, pero para el que está de este lado, duele. Hasta que te vas dando cuenta de que los mambos del otro son del otro y que no tenés por qué hacerte cargo de eso.
Es más: el hecho de que por ser pequeña siempre se dieran vuelta a verme, hizo que me acostumbrara a que me miren. Y esto me sirvió para mi carrera.
Porque yo, en lugar de ponerme mal, le saqué provecho y lo terminé usando a mi favor.
-Seguramente, esto que pasa con vos va a marcar un antes y un después para todos los que están en tu misma situación.
-Ojalá. Con respecto a mí, lo que te puedo decir es que recibo muchísimas felicitaciones por mi trabajo.
Porque la gente que antes no me ponía ni una fichita, hoy valora lo que hago. Si logramos que la sociedad abra la cabeza, esto va a repercutir no sólo en las personas pequeñas, sino también en todos los que se sienten diferentes y no luchan por lograr sus objetivos.
Porque hay muchos que, sin tener ninguna dificultad física, no pelean por concretar sus sueños.
Y lo digo yo que, habiendo terminado la secundaria, he pasado mucho tiempo buscando trabajo sin tener suerte.
-¿Hablás de un trabajo cualquiera? -Sí, de un trabajo de vendedora de ropa o telefonista, pero en blanco: con aportes y obra social.
Porque yo, siendo bajita, puedo hacer un montón de cosas. Y sin embargo me negaban ese derecho.
-En una época trabajabas en Cocodrilo. ¿Te arrepentís? -Yo siempre tuve en claro que, para lograr mi objetivo, antes iba a tener que hacer trabajos que por ahí no me gustaran mucho.
De todo siempre se puede sacar algún provecho. No me arrepiento, porque me sirvió para llegar al lugar en el que estoy hoy.
-El objetivo que te pusiste para tu carrera lo conseguiste, pero también te propusiste encontrar un novio. ¿En qué está eso? -En este momento tengo la cabeza en otro lado, así que no estoy buscando el amor.
-Es el momento ideal para que aparezca, entonces.
-Es lo que siempre me dijeron: "El amor te va a llegar cuando no lo busques". Pero bueno, todavía no llegó.
-¿Ya tuviste alguna pareja formal? -No, nunca.
-¿Sólo relaciones esporádicas? -Tal cual.
-¿Y por qué? -Creo que no encontré al hombre indicado. A veces pienso que yo también tengo algo de responsabilidad en esto, porque siempre miro al equivocado.
-Eso suele suceder cuando uno está mal.
-Puede ser. Y ahora estoy bien, así que veremos qué dice el destino. Ojalá se dé, siempre es bueno estar acompañada.
-Me imagino que, a partir de Bailando, debés tener muchos más candidatos.
¿O no? -Sí, pero creo que eso también tiene que ver con el hecho de que ahora tengo más vida social. Aunque, obviamente, estar en la tele ayuda.
-El asunto es diferenciar a quien te quiere de verdad de quien sólo quiere pasar un rato con la chica de la tele.
-Tal cual. Y sé que va a haber de todo. Me considero una chica inteligente pero, en cuestiones del corazón, no hay inteligencia que valga.
-¿El casamiento y los hijos está en tus planes? -Está muy lejos. Quizás esté mal, pero soy una chica que planifica mucho.
Y, por ahora, no pienso en nada de eso. Aunque, quien te dice, cuando encuentre a alguien que me enamore quiera formar una familia.
-¿Y cómo tendría que ser este alguien? -A mí me gusta que el hombre sea inteligente. Y que tenga calle. Por supuesto que también me tiene que atraer físicamente.
Pero, fundamentalmente, tiene que ser un tipo decidido. Y como me crié en una familia machista, me encanta que el varón lleve los pantalones de la casa. El pollerudo no me interesa.