Bahía Blanca: Aprendiendo de las grandes ciudades para enfrentar las inundaciones
Por Gerardo Feldman, arquitecto y empresario real state.
A nivel global, varias ciudades han enfrentado desafíos similares y han desarrollado estrategias innovadoras para combatir las inundaciones. Estas experiencias ofrecen lecciones valiosas que podrían ser adaptadas al contexto de Bahía Blanca.
En Venecia, Italia, la constante amenaza del "acqua alta" llevó a la implementación del sistema MOSE (Módulo Experimental Electromecánico). Este proyecto consiste en una serie de compuertas móviles que, en momentos de mareas altas, se elevan para aislar la laguna de Venecia del mar Adriático, protegiendo la ciudad de inundaciones. Desde su puesta en marcha en 2020, el sistema ha demostrado eficacia en la contención de las aguas, aunque su construcción fue compleja y costosa.
Por otro lado, la Ciudad de México, asentada sobre antiguos lagos, ha lidiado históricamente con problemas de hundimientos e inundaciones. Para enfrentar estos desafíos, se construyó el Túnel Emisor Oriente, una obra de ingeniería de 62 kilómetros de longitud que ayuda a desalojar aguas residuales y pluviales, reduciendo significativamente el riesgo de inundaciones en la metrópoli. Este túnel complementa el sistema de drenaje profundo de la ciudad y ha sido crucial para manejar las lluvias torrenciales que suelen afectar la región.
En España, la ciudad de Alicante inauguró en 2015 el Parque La Marjal, una solución innovadora para evitar inundaciones en la zona de la Playa de San Juan. Este parque actúa como un área de retención de aguas pluviales, con capacidad para almacenar hasta 45,000 metros cúbicos de agua, mitigando el impacto de lluvias intensas y proporcionando un espacio verde para la comunidad. Este enfoque combina infraestructura hidráulica con espacios recreativos, demostrando cómo las soluciones basadas en la naturaleza pueden integrarse en entornos urbanos.
Madrid, por su parte, cuenta con el tanque de tormentas de Arroyofresno, el más grande del mundo, ubicado a 22 metros de profundidad bajo el Club de Campo Villa de Madrid. Este tanque, gestionado por el Canal de Isabel II desde 2008, tiene una capacidad de hasta 400,000 metros cúbicos de agua y recoge el excedente de aguas pluviales durante lluvias intensas, evitando así inundaciones y la contaminación del río Manzanares. Equipado con avanzados sistemas de filtrado, este tanque es fundamental para la gestión sostenible del agua en la capital española.
Además de estas infraestructuras, la implementación de sistemas de alerta temprana ha sido clave en la gestión de fenómenos climáticos extremos. Por ejemplo, Alicante ha incorporado recientemente un sistema multirriesgo que abarca inundaciones, incendios forestales, contaminación atmosférica y olas de calor o frío, proporcionando información actualizada y centralizada para gestionar todas las fases de episodios meteorológicos adversos. Este tipo de herramientas permite a las autoridades y a la población anticiparse y reaccionar de manera más efectiva ante emergencias.
Para Bahía Blanca, la adopción de soluciones integrales es esencial. La combinación de infraestructuras grises, como tanques de tormentas y túneles de drenaje, con soluciones basadas en la naturaleza, como parques inundables y la restauración de humedales, puede ofrecer una mayor resiliencia frente a las inundaciones. Además, la modernización de las redes de alcantarillado y la implementación de sistemas de alerta temprana son medidas complementarias que pueden reducir significativamente el riesgo de desastres.
La planificación urbana también juega un papel crucial. Es fundamental que las autoridades locales integren en sus políticas el manejo adecuado del territorio, evitando construcciones en zonas inundables y promoviendo el desarrollo de infraestructuras verdes que absorban el exceso de agua. La participación de la comunidad en la toma de decisiones y en la implementación de medidas de adaptación es igualmente importante para garantizar soluciones sostenibles y efectivas.
En conclusión, las experiencias de otras ciudades demuestran que es posible convivir con fenómenos climáticos extremos mediante la implementación de estrategias innovadoras y adaptadas al contexto local. Bahía Blanca tiene la oportunidad de aprender de estos ejemplos y desarrollar un plan integral que combine infraestructura, tecnología y participación ciudadana para enfrentar los desafíos que las inundaciones representan.
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