Babasónicos: "Es milagroso haber llegado hasta acá"
* Por Sebastian Ramos. Antes de los shows "íntimos" de esta semana, Dárgelos habla del pasado, presente y futuro del grupo.
Nota extraída del diario "La Nación"
El primer álbum trans-friendly
Se sabe, la metáfora le sienta bien y sobre el final de una extensa entrevista, Adrián Dárgelos dispara hacia el cielo, como repitiendo de memoria: "Saber que nada es inmortal y que lo único que buscás es que la gloria sea el atajo a la muerte. Después uno ve que eso o se cubre de dignidad o se torna patético en la parábola". Se le había preguntado acerca de un posible final para Babasónicos, situación que pocas veces en el pasado admitió como probable y que ahora, también, se permite teorizar sin vueltas poéticas: "Me parece que nos queda un período compositivo más, el que empezamos en A propósito , que es un disco muy intermedio, y que va hacia un desarrollo de cómo creemos que debe ser la música de aquí en adelante".
Un período más, dice. ¿Será cierto que se acerca el fin para este grupo con veinte años en la ruta o será tan sólo un truco más de este mitómano empedernido mientras prepara el terreno para una reforma constitucional babasónica con reelección indefinida?
Esta semana, Babasónicos volverá luego de diez años a actuar en lo que hoy es el teatro Vorterix, un reducto "íntimo", tal como se bautizó a esta serie de cuatro conciertos (pasado mañana, el viernes, el sábado y el 29 de este mes). Pero el plan, como siempre cuando se trata de este grupo de arrogantes desfachatados, es más grande. "Lo que viene es mucha obra en poco tiempo", dice sentado en un restó-bar de Recoleta, al tiempo que presta atención a la conversación de la mesa de al lado, en la que una elegante señora sostiene con hidalguía que separa la lechuga del plato para llevársela a su tortuga.
El hombre de las frases rebuscadas y la mirada perspicaz asegura que en breve se podrá apreciar: "Cómo nuestra música se dispara como diáspora y no sólo tiene intenciones". Así, Dárgelos se refiere a los proyectos babasónicos de aquí a fin de año, entre los que se encuentran la reedición de su álbum más clásico, Jessico , acompañado por un disco de lados b (ver aparte) que quedaron guardados de aquellos días previos a la crisis de 2001 y un documental "de la época, sobre el contexto socio-histórico, bajo la hipótesis de en qué momento tan raro y paradigmático para el mercado de la música surgió ese disco"; además, comenzarán la preproducción del sucesor de A propósito (2011), con la firme intención de editarlo este año, y el desarrollo de varios "soundtracks y spoken words" que entrecruzan la música con la literatura. "Nuestro juego es estético no sólo en lo musical, sino también en algo más fino, que tiene que ver con cómo se comercializa la música." Una vez más, Dárgelos y sus amigos van por todo.
Sobreoferta
Recién llegado de una gira por los Estados Unidos y México, este cantante adicto a los análisis macro del rock dice que más allá del disfrute de tocar más cerca del público, este ciclo de conciertos íntimos se debe también a la sobreoferta de espectáculos internacionales que existe en la actualidad en el país. "¿Cómo hacer un Luna Park si está todo reservado hasta diciembre y encima a uno le cobran lo mismo que a una banda de afuera, con precio internacional?", se pregunta, y remata: "La situación cambió, pero para el rock sigue estando todo mal. Yo me alegro que a la gente le vaya mejor, pero el rock nacional atraviesa una situación cultural comprometida, una contingencia sociocultural que mezcla esto de la sobreoferta de grupos internacionales con la atomización producida por Internet".
-¿Eso significa una presión extra para Babasónicos?
-No. Para mí es igual, siempre se trata de sobrevivir. En este lugar donde hacemos música, en la Argentina, en Latinoamérica, si no llamás la atención, si no brillás... dejás de existir. No hay una opción para bajar las defensas. Siempre siento la misma encrucijada y siento que el reto, en cuanto a inspiración o creatividad, es más o menos parecido. La manera de enfocar de Babasónicos, de respuesta a las vicisitudes, todavía tiene un alto grado de combate y de reacción contra la realidad.
Aquí entonces es cuando Dárgelos dice eso de que ahora la banda se plantea que no sólo se puede jugar con la estética musical, "sino también con algo más fino, que sería la forma en que la música se comercializa, se acepta, se distribuye".
-¿Allí entran esos proyectos de música y literatura?
Sí, son proyectos muy pequeños, que no tendrán una gran distribución. Uno es junto a un escritor y periodista español, Bruno Galindo, que escribió un libro que se llama El público ; para Marcelo Cohen, que está haciendo un libro de películas del delta panorámico, que es una especie del mundo de ficción, una distopía que él continúa libro tras libro y ahora completa con una serie de películas, hicimos unos soundtracks , y creo que estamos por hacer una suerte de spoken words con un escritor mexicano, Carlos Velázquez, que escribió dos libros muy buenos y en uno de ellos, La marrana negra de la literatura rosa , nos nombra casualmente. No son obras comerciales y el juego va a ser más cómo conseguirlos.
Así como no le gusta hablar públicamente sobre su hijo de poco más de un año, a Dárgelos nunca le cayó bien la idea de un posible final para Babasónicos. Pero esta vez, ante la pregunta, accede con inusual honestidad. "Yo básicamente me di cuenta de que la inmortalidad no iba a funcionar cuando murió Gabo [Manelli, bajista de la banda fallecido en 2008]. A partir de ahí sólo me queda la dignidad, sólo me queda una cruzada para definir un mundo estéticamente y nada más. Entiendo que todo es insostenible en el tiempo, que es milagroso que hayamos llegado hasta acá, con tantos discos y tantos shows. Entonces sí, yo lo veo... bueno, veo la muerte de mis contemporáneos y que quizá seamos, con los Decadentes, Divididos y Las Pelotas, las bandas más antiguas. Quizá nosotros tengamos un final, pero todavía no lo podemos ver. Vivan sabiendo que las cosas son así. Por eso me encantan estos shows en Vorterix porque todavía se puede ver a una banda que explota una dinámica única, que no necesita ni mirarse para engranar un swing de complejidad. Hay pocas personas que tocaron juntas tantos años como para conocerse en esa dinámica. De todas formas, me parece que nos queda un período compositivo más"..
El primer álbum trans-friendly
Se sabe, la metáfora le sienta bien y sobre el final de una extensa entrevista, Adrián Dárgelos dispara hacia el cielo, como repitiendo de memoria: "Saber que nada es inmortal y que lo único que buscás es que la gloria sea el atajo a la muerte. Después uno ve que eso o se cubre de dignidad o se torna patético en la parábola". Se le había preguntado acerca de un posible final para Babasónicos, situación que pocas veces en el pasado admitió como probable y que ahora, también, se permite teorizar sin vueltas poéticas: "Me parece que nos queda un período compositivo más, el que empezamos en A propósito , que es un disco muy intermedio, y que va hacia un desarrollo de cómo creemos que debe ser la música de aquí en adelante".
Un período más, dice. ¿Será cierto que se acerca el fin para este grupo con veinte años en la ruta o será tan sólo un truco más de este mitómano empedernido mientras prepara el terreno para una reforma constitucional babasónica con reelección indefinida?
Esta semana, Babasónicos volverá luego de diez años a actuar en lo que hoy es el teatro Vorterix, un reducto "íntimo", tal como se bautizó a esta serie de cuatro conciertos (pasado mañana, el viernes, el sábado y el 29 de este mes). Pero el plan, como siempre cuando se trata de este grupo de arrogantes desfachatados, es más grande. "Lo que viene es mucha obra en poco tiempo", dice sentado en un restó-bar de Recoleta, al tiempo que presta atención a la conversación de la mesa de al lado, en la que una elegante señora sostiene con hidalguía que separa la lechuga del plato para llevársela a su tortuga.
El hombre de las frases rebuscadas y la mirada perspicaz asegura que en breve se podrá apreciar: "Cómo nuestra música se dispara como diáspora y no sólo tiene intenciones". Así, Dárgelos se refiere a los proyectos babasónicos de aquí a fin de año, entre los que se encuentran la reedición de su álbum más clásico, Jessico , acompañado por un disco de lados b (ver aparte) que quedaron guardados de aquellos días previos a la crisis de 2001 y un documental "de la época, sobre el contexto socio-histórico, bajo la hipótesis de en qué momento tan raro y paradigmático para el mercado de la música surgió ese disco"; además, comenzarán la preproducción del sucesor de A propósito (2011), con la firme intención de editarlo este año, y el desarrollo de varios "soundtracks y spoken words" que entrecruzan la música con la literatura. "Nuestro juego es estético no sólo en lo musical, sino también en algo más fino, que tiene que ver con cómo se comercializa la música." Una vez más, Dárgelos y sus amigos van por todo.
Sobreoferta
Recién llegado de una gira por los Estados Unidos y México, este cantante adicto a los análisis macro del rock dice que más allá del disfrute de tocar más cerca del público, este ciclo de conciertos íntimos se debe también a la sobreoferta de espectáculos internacionales que existe en la actualidad en el país. "¿Cómo hacer un Luna Park si está todo reservado hasta diciembre y encima a uno le cobran lo mismo que a una banda de afuera, con precio internacional?", se pregunta, y remata: "La situación cambió, pero para el rock sigue estando todo mal. Yo me alegro que a la gente le vaya mejor, pero el rock nacional atraviesa una situación cultural comprometida, una contingencia sociocultural que mezcla esto de la sobreoferta de grupos internacionales con la atomización producida por Internet".
-¿Eso significa una presión extra para Babasónicos?
-No. Para mí es igual, siempre se trata de sobrevivir. En este lugar donde hacemos música, en la Argentina, en Latinoamérica, si no llamás la atención, si no brillás... dejás de existir. No hay una opción para bajar las defensas. Siempre siento la misma encrucijada y siento que el reto, en cuanto a inspiración o creatividad, es más o menos parecido. La manera de enfocar de Babasónicos, de respuesta a las vicisitudes, todavía tiene un alto grado de combate y de reacción contra la realidad.
Aquí entonces es cuando Dárgelos dice eso de que ahora la banda se plantea que no sólo se puede jugar con la estética musical, "sino también con algo más fino, que sería la forma en que la música se comercializa, se acepta, se distribuye".
-¿Allí entran esos proyectos de música y literatura?
Sí, son proyectos muy pequeños, que no tendrán una gran distribución. Uno es junto a un escritor y periodista español, Bruno Galindo, que escribió un libro que se llama El público ; para Marcelo Cohen, que está haciendo un libro de películas del delta panorámico, que es una especie del mundo de ficción, una distopía que él continúa libro tras libro y ahora completa con una serie de películas, hicimos unos soundtracks , y creo que estamos por hacer una suerte de spoken words con un escritor mexicano, Carlos Velázquez, que escribió dos libros muy buenos y en uno de ellos, La marrana negra de la literatura rosa , nos nombra casualmente. No son obras comerciales y el juego va a ser más cómo conseguirlos.
Así como no le gusta hablar públicamente sobre su hijo de poco más de un año, a Dárgelos nunca le cayó bien la idea de un posible final para Babasónicos. Pero esta vez, ante la pregunta, accede con inusual honestidad. "Yo básicamente me di cuenta de que la inmortalidad no iba a funcionar cuando murió Gabo [Manelli, bajista de la banda fallecido en 2008]. A partir de ahí sólo me queda la dignidad, sólo me queda una cruzada para definir un mundo estéticamente y nada más. Entiendo que todo es insostenible en el tiempo, que es milagroso que hayamos llegado hasta acá, con tantos discos y tantos shows. Entonces sí, yo lo veo... bueno, veo la muerte de mis contemporáneos y que quizá seamos, con los Decadentes, Divididos y Las Pelotas, las bandas más antiguas. Quizá nosotros tengamos un final, pero todavía no lo podemos ver. Vivan sabiendo que las cosas son así. Por eso me encantan estos shows en Vorterix porque todavía se puede ver a una banda que explota una dinámica única, que no necesita ni mirarse para engranar un swing de complejidad. Hay pocas personas que tocaron juntas tantos años como para conocerse en esa dinámica. De todas formas, me parece que nos queda un período compositivo más"..