DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Automovilismo para Todos

La injustificable estatización de la transmisión de Turismo Carretera por TV generará otra boca para la voz oficialista.

Repitiendo lo realizado con la televisación de Fútbol para Todos, el Gobierno también ha resuelto estatizar las transmisiones de Turismo Carretera (TC), seguramente con la misma intención de hacer propaganda de su gestión y de perjudicar al Grupo Clarín, que transmitía las 16 competencias del calendario a través de sus señales de Canal 13 y TyC Sports.

Esta vez, las autoridades gubernamentales ni siquiera han podido justificar la decisión, por cuanto estos eventos deportivos, a diferencia de ciertos partidos de fútbol, podían ser vistos por la televisión abierta.

Automovilismo para Todos tendrá un costo para el Estado de unos 370 millones de pesos por los cuatro años del contrato con la Asociación Corredores de Turismo Carretera (ACTC), que organiza las competencias. Esa asociación rescindió de manera intempestiva el contrato de televisación con el Grupo Clarín que regía hasta 2015.

El costo de Fútbol para Todos en el corriente año está fijado en 875 millones de pesos en el presupuesto nacional. Estas cifras, las del automovilismo y el fútbol, han escapado por completo de los recortes en los subsidios a los servicios públicos, cuando se trata, en realidad, de subsidios a deportes de alta convocatoria. Subsidios que, mediante una imposición de innegable corte autoritario, pagan todos los argentinos, les guste o no el fútbol y el automovilismo.

Con la medida, el Gobierno ha ganado un valioso espacio televisivo con el pretexto de transmitir un deporte popular. No cabe duda de que su intención, como ya lo demuestra la televisación del Fútbol para Todos, es realizar la propaganda de sus obras.

Hay que recordar que, hasta comienzos de 2010, el Fútbol para Todos tenía otras publicidades además de la propaganda del Gobierno, pero con el paso del tiempo comenzaron los cambios y, unilateralmente, se rescindieron contratos, de manera que sólo la propaganda oficial tuviera cabida en el espectáculo que más atrapa a los argentinos.

Como ocurrió con el fútbol, se procede ahora a estatizar otro deporte. Más Estado, más poder para el Gobierno y una nueva boca para difundir la voz del oficialismo financiada por toda la sociedad.