Austeridad expansiva: ¡qué gracioso!
*Por Roberto Arias. Mientras Irlanda y Portugal están al borde del colapso financiero y se presenta en forma inmediata la debacle griega, el mundo vuelve a mirar a la Argentina y su extraordinario desempeño económico de la post crisis y la exhiben como bandera para promover el rompimiento de grilletes ideológicos.
Mark Weisbrot, reconocido economista estadounidense y codirector del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas, publicó recientemente un artículo de opinión en The New York Times donde afirmó que de cara a los muchos años de recesión, estancamiento económico y alto desempleo que las autoridades europeas ofrecen a Grecia a cambio del rescate, la experiencia de la Argentina en 2001 es instructiva.
Durante más de tres años y medio la Argentina había sufrido una de las recesiones más graves del Siglo XX. Los argentinos se endeudaron con el FMI y recortaron el gasto mientras la pobreza y el desempleo crecían. Todo fue en vano conforme la recesión se profundizaba, explicó el autor. Pero entonces, la Argentina declaró el default a su deuda externa y se libró del dólar. La mayoría de los economistas y medios empresariales pronosticaba el advenimiento de años desastrosos, y no obstante la economía sólo se achicó un trimestre después de la devaluación y default; después creció 63% durante los siguientes seis años. Más de 11 millones de personas (...) fueron sacadas de la pobreza, apuntó Weisbrot.
Asimismo, el autor subrayó que las proyecciones del FMI para Grecia indican que le llevará ocho años alcanzar su nivel de PBI previo a la crisis, mientras que en tres años la Argentina ya había regresado a su nivel de producción, pese a haber perdido más de la mitad de su PBI, y aún así el escenario probablemente es optimista, puesto que el FMI ha reducido repetidamente sus proyecciones de crecimiento de corto plazo para Grecia desde el inicio de la crisis.
Lo más interesante está por venir: La principal causa de la rápida recuperación de la Argentina fue que finalmente dejó de adherirse a políticas fiscales y monetarias que obstaculizaban su crecimiento, afirma Weisbrot criticando tácita y contundentemente al FMI. Lo mismo sucedería con Grecia si abandonara el euro. A Grecia la impulsaría el efecto de la devaluación sobre su balanza comercial (como Argentina durante los primeros seis meses de su recuperación), ya que sus exportaciones serían más competitivas y las importaciones más caras, acotó.
Luego de criticar a Portugal por haber pactado recientemente un acuerdo con el FMI que pronostica otros dos años de recesión, puesto que ningún gobierno debería aceptar este tipo de castigo, el autor también menospreció el incremento que se registraría en la deuda griega a consecuencia de su devaluación, puesto que el hecho es que Grecia no pagaría esta deuda, así como la Argentina no pagó dos tercios de su deuda externa luego de su devaluación y default.
El Nobel de Economía Paul Krugman retomó esta columna en su blog, donde felicitó a Weisbrot por decir lo indecible y luego admitió que el caso de la Argentina era un paralelo correcto con Grecia, aunque imperfecto por la pertenencia de éste último a la Eurozona. Krugman considera que el programa del FMI y la Unión Europea en Grecia no está funcionando y por lo menos debe haber una reestructuración de deuda que realmente reduzca la carga en lugar de simplemente alargarla.
De hecho, en otro artículo de opinión publicado hace pocos días, Krugman critica abiertamente a Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, por promover la doctrina del hada de la confianza, por predicar la austeridad como elixir económico universal que debe imponerse inmediatamente en todas partes. Las naciones europeas con problemas de deuda, como era de esperarse, sufren un estancamiento económico gracias a estos programas de austeridad, y la confianza está desplomándose en lugar de aumentar. Ahora ha quedado claro que Grecia, Irlanda y Portugal no pueden y no pagarán la totalidad de su deuda, acusó.
En Argentina, hablar de austeridad expansiva luego del 2001 es poco creíble, pero es la receta que hoy están aplicando los países europeos en crisis. Para citar al propio Krugman, ¿quién dijo que la sabiduría gobierna al mundo?