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Aunque los queramos matar...¡Qué linda es la Navidad en familia!

Las Fiestas están llenas de lugares comunes, problemas que se repiten año tras año y juramos no repetir y demás situaciones bizarras. De todas formas disfrutamos de todo ello en familia. Contanos las cosas que pasan cada 24 en tu casa.

Por Nieves Otero

notero@diarioveloz.com

@nieves_otero

La Navidad, a pesar de ser una fecha festiva, nos encuentra año tras año con los mismos problemas. Como si no aprendiéramos, cada 2 de enero decimos "nunca más, es el último año que...." Y 365 días después así estamos. A continuación, algunos lugares comunes y bizarros a los que nos tiene acostumbrados la el mes de diciembre y a los que, inconscientemente, no queremos renunciar.

"Es el último año que....le hago regalo a todos": en pos de cumplir con el mandato comercial, uno termina haciendo un montón de regalos, pero muchos de ellos comprados a las apuradas, para salir del  momento y quedar bien. Además, como si fuera poco, terminamos gastando fortunas. ¡Voló el aguinaldo!".

"Es el último año que...hago las comprar el mismo 24": somos hijos del rigor y por más tiempo que tengamos para hacer las comprar navideñas, siempre nos acordamos de algo a último momento y vamos al supermercado o al shopping el 24 a la tarde. Allí nos espera una multitud de gente y horas de fila para pagar.

"Es el último año que...cocino todo yo": la historia se repite. El 24, agobiados por el calor y viendo la cocina llena de cacharros, a horas de que los invitados lleguen, nos arrepentimos de habernos comprometido a cocinar. Pero la memoria es efímera y 365 días después... aquí no ha pasado nada.

"Es el último año que...armo el arbolito éste, el año que viene ponemos uno chiquito": típico de las madres cuando los hijos van creciendo. ¡Tanto lío por un árbol che! Ocupa lugar, es incómodo para limpiar, nadie le presta atención y se convierte en un mueble más de la casa... puede ser, pero también es una forma de alegrar éstas fechas y ayudar a mantener la ilusión... Vale la pena ¿No?

Además de las promesas incumplidas para el año siguiente, la Navidad deja otros recuerdos bizarros, pero que de seguro no cambiaríamos por nada, porque son esas cosas que en conjunto, hacen a la Navidad en nuestra familia.

 

Desodorante y medias para todos: fundamentalmente a los varones, es muy común que las abuelas, o las tías, un poco por falta de dinero, otro poco  porque en una familia numerosa es muy difícil pensar qué regalar, terminen entregando un pequeño paquetito con un desodorante Axe para ellos, impulse para nosotras, o un par de medias. Pero es de esas costumbres que miramos con cariño, después de todo, lo importante es la intensión y el gesto, no el regalo en sí.

El que se pierde el brindis: estamos todos alrededor de la mesa desde temprano, 23.45 empezamos poner las copas en la mesa, a descorchar, pero nunca falta el que dos minutos antes de alzar la copa se va al baño o a la cocina a buscar algo y se pierde el momento cúlmine. ¡Mirá que tuviste tiempo eh!

El gracioso que se cree piloto de F1 en el podio: todo el lugar termina empapado de sidra después de que uno de los más jóvenes se pensó que era Schumacher ganando el gran premio y agitando el champagne, pero no... el truco no salió y la sidra no salió con fuerza por los aires sino que cayó directo al piso. Al menos nos divertimos cargando al potencial piloto.

El que desarma el pan dulce: basta señores, ¡el pan dulce es con frutas o no es nada! ¿Por qué siempre hay alguien que pide comerlo antes lo rompe para sacarle las frutas y todas las cosas ricas que tiene? Para eso, que coma budín...

Después de las 12, chau, chau: es fija que a los 5 minutos del brindis, los adolescentes de la familia empiezan a escribirse y llamarse con sus amigos para "huir". Por hoy la dosis de familia fue suficiente y hay que salir. 15 minutos de pelea con los padres que piden que se quede un rato más y la reunión familiar se vacía de jóvenes.

Ni hablar de las peleas y discusiones que se suceden en las familias desde los primeros días de diciembre. "¿A dónde vamos?", "¿Por qué hay que ir allá?", "Si va fulano yo no se si voy", "Yo invite primero", "¿Con tu familia o con mi familia?".

Estas son sólo algunas de las situaciones a las que nos enfrentamos cada fecha festiva, la lista es interminable. De todos modos, con sus cosas buenas y sus cosas malas, es bueno festejar la Navidad y el Año Nuevo, y que sea  un momento de reflexión y de acercamiento a aquellas personas que más queremos.

Seguro en tu casa y en tu familia pasan muchas cosas de éste tipo. Contanos que situaciones bizarras se repiten en tus fiestas año tras año y qué es lo que más y lo que menos te gusta de éstos días.