Atentado en Barcelona: así amaneció la ciudad luego del catastrófico ataque
Una célula bien organizada que podría haber causado daño mayor. Suenan sirenas y hay intensos controles.
Ramos de flores, pesar y sorpresa. La capital catalana amaneció de su peor noche en mucho tiempo con el reto de seguir adelante y el desafío de dar caza a, al menos, uno de los responsables del doble atentado jihadista. Seguimos a la caza de, al menos, uno de los terroristas que actuaron en el ataque", confirmó a media mañana el presidente del gobierno catalán, Carles Puigdemont.
No estaba clara la capacidad de hacer daño que tendría el prófugo y si en su poder tendría elementos como para volver a atacar. La intención, al menos, se da por segura y eso no es nada tranquilizador.
La policía tiene un vasto operativo montado y teléfonos abiertos para cualquier pista que pueda aportarse. "La prioridad es dar con el criminal que ha logrado huir", confirmó el presidente regional.Lo otro que se sabe es que eran "falsos" los cinturones explosivos que usaron los terroristas en el segundo de los ataques, el ocurrido en plena madrugada en la cercana localidad de Cambrills.
Un recurso que ya se ha visto en otros ataques con atropello masivo en el que los terroristas se calzan esos cinturones que simulan explosivos para complicar la actuación policial y generar más pánico, todavía, del que siembran con sus acciones reales.
La certeza ahora es que se está frente a la acción de una célula bien organizada de jihadistas que "podrían haber causado mucho más daño" del que realizaron.
La ciudad amaneció con fuertes medidas de seguridad. Suenan sirenas y hay intensos controles, sobre todo, para acceder a la zona donde autoridades nacionales, incluido el rey Felipe VI y el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, convocaron a un minuto de silencio.
Hay personas que vivieron situaciones que no olvidar jamás. Entre ellos, quienes tuvieron que arrojarse al mar y escapar a nado en la ciudad de Cambrills, al verse atrapados en el fuego cruzado entre la policía y los terroristas. La única vía de escape que encontraron fue el mar.
Lo de ayer y esta madrugada fue un doble ataque preparado con celo. No se sabe aún cuántas personas integran la célula, pero sí que durante la mañana del jueves se frustró parte de su plan.
Ocurrió en la localidad de Alcanar, cercana a esta ciudad. Allí acumularon numerosas garrafas de gas y de explosivo. Esa es, ahora, la primera pista aunque, originalmente, el estallido de ese arsenal fue tomado -erróneamente- como un accidente y no como la punta de una trama más grave.
Desactivada con ese estallido la opción de un ataque de otra envergadura, los atacantes terminaron por decantarse por la opción más sencilla: el ataque con atropello en plena calle.
El primero de ellos fue en esta ciudad, con el saldo provisional de trece muertos y más de un centenar de heridos entre los paseantes que desbordaban La Rambla, el paseo por excelencia de la ciudad. En pleno centro. El segundo, en Cambrills, que se saldó con, al menos, siete víctimas heridas. Dos de ellas, de gravedad.
En este último caso, la intervención policial, que incluyó un intenso tiroteo con los atacantes, terminó con cinco terroristas muertos. Al principio, uno de ellos había logrado sobrevivir, pero murió poco después.
España vive hoy entre llamados a la unidad y a la derrota de la violencia. La capital catalana, donde conviven nacionalidades de todo el mundo, amaneció de luto, con crespones, banderas a media asta y ramos de flores en las esquinas. El comienzo de un día difícil donde aún queda mucho por hacer para aclarar los alcances reales de lo ocurrido.
(Fuente La Nación)