DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Articulación de sectores productivos

Una revolución tecnológica-científica se desarrolla en el país en el terreno agroindustrial, pero no todos los sectores económicos la están aprovechando.

Las últimas dos décadas han sido de profundos cambios en los procesos económicos agroindustriales de nuestro país. Sin dudas los más importantes ocurrieron en la gran extensión pampeana, donde la producción de granos desplazó parte de la ganadería a zonas antes no ocupadas.

En cualquiera de los aspectos que se considere, la agricultura y las industrias derivadas o vinculadas conforman hoy un paisaje económico, social y cultural muy distinto al de tres décadas atrás. La incorporación de conocimiento a los procesos agrícolas asombra a los estudiosos del mundo, ya que buena parte del mismo ha sido generado por técnicos, profesionales e instituciones argentinas.

En otros casos, la adaptación de tecnologías extranjeras a las condiciones, también es el producto de la inteligencia y creatividad local aplicadas a la actividad económica. La siembra directa, el desarrollo de nuevas semillas, maquinarias aptas o informática permite el mejor aprovechamiento posible de los suelos y las condiciones climáticas. El resultado es un formidable salto en la productividad de la tierra en primer lugar, pero también de todos los factores productivos.

Dentro de esos cambios, revisten singular importancia las profundas modificaciones de las relaciones entre los distintos participantes de los procesos agroindustriales, una nueva forma de relaciones que confluyen en una mejora del conjunto, denominados cadenas productivas o de valor. Se ha pasado de un sistema de eslabones suelto a otro de eslabones ensamblados. Desde la producción primaria, pasando por la industria y finalizando en la comercialización interna y externa.

Soja, maíz, sorgo son buenos ejemplos, en tanto la cadena del trigo ha sido desarticulada por una errada intervención del Estado. No obstante, a pesar de las burocracias públicas, las cadenas productivas siguen funcionado y se van ampliando a otras actividades.

Dentro de este nuevo contexto productivo, en nuestra provincia se pueden encontrar ejemplos de articulación exitosa, pero también otros donde predominan los eslabones sueltos. En el primer caso está la vitivinicultura, donde existen relaciones estables y duraderas, de ensamble de los eslabones de la cadena, excepto en la producción de uvas comunes, donde predomina la desarticulación, lo cual está en la base del problema de los excedentes, de las fuertes oscilaciones de precios y los reclamos para que el Estado pague la falta de rentabilidad.

Otro caso positivo es el programa  "Tomate 2000", donde con la asistencia técnica del INTA y la participación activa de la Cámara de la Fruta Industrializada, se logró un importante avance en la productividad y calidad de los cultivos en beneficio de todos los participantes. Una situación similar ha comenzado a consolidarse en la relación entre los productores de duraznos para la industria y el sector industrial conservero.

Casos opuestos se verifican en la producción de ajos, cerezas y ciruelas desecadas, donde cada uno trata de "salvar la ropa" y casi siempre se perjudican los más chicos y menos integrados. Estos sectores necesitan encontrar modos específicos de articulación que los conviertan en verdaderas cadenas productivas. Hoy existen experiencias, conocimiento e información suficiente para trabajar de un modo más beneficioso para todos.