Argentina ganó con la ayuda de Francisco
Una Selección desorientada obtuvo la clasificación gracias al Papa, que iluminó a Messi y a Di María para que convirtieran el tan ansiado gol.
Argentina ganó. Punto, ahí termina el análisis. Un pésimo partido de la Selección argentina hizo que el corazón de todos se paralizara cuando en la última jugada casi empata Suiza.
La falta de movilidad en ataque, la ausencia de apoyo a Mascherano en el mediocampo y la descoordinación defensiva hicieron que un equipo europeo muy flojo casi le convirtiera a Romero, casi sin proponérselo.
Pero esto es así. Este equipo es así: bipolar. Un entrenador que siempre tuvo la fortaleza defensiva como principal estandarte, se encontró con cuatro delanteros que no podían ser suplentes por su nivel y su injerencia en el fútbol mundial, y que justificaron su presencia con buenos rendimientos.
Sin embargo, a la Copa del Mundo se llegó de otra manera. Durante los 90 minutos se ve un Sabella desorientado, lento a la hora de hacer los cambios y a destiempo de los jugadores, tanto con las indicaciones como en el diálogo.
"Ganar es lo más importante. El mundo nos lleva a que ganar sea casi lo único", planteó el DT en la conferencia de prensa. Para eso, hay que tener un trabajo de fondo que sea más que depender de Messi para llevarse el triunfo.
Hasta ahora eso alcanzó, y estoy seguro de que Argentina va a ser campeón del mundo. Por Messi, por Di María y por Francisco, la ilusión de todos sigue en pie.