Argentina, Bolivia, Chile y el Litio
Por Leo Anzalone. Más allá de los lazos históricos que unen a nuestros pueblos, hay un recurso natural que es común en los tres países, el que para muchos es el mineral del futuro, el oro blanco, el litio.
Nuestra región está en un momento realmente complejo, eso no es novedad. Países con sistemas políticos y económicos tan disímiles enfrentan situaciones de una gravedad mayúscula. Esa situación nos invita a pensar en qué tenemos en común.
Más allá de los lazos históricos que unen a nuestros pueblos, hay un recurso natural que es común en los tres países, el que para muchos es el mineral del futuro, el oro blanco, el litio.
El litio tiene varios usos y su demanda a nivel mundial no para de crecer. Se emplea en la producción de baterías ion litio para teléfonos celulares, computadoras portátiles y, más incipientemente, vehículos eléctricos e híbridos, entre otras cosas.
No hay dudas que su enorme potencial permite considerarlo como el elemento base de la futura energía del planeta. Para ponernos un poco más técnicos, el perclorato de litio es portador de oxígeno en combustible de cohetes. Mientras que el hidruro de litio es un combustible de cohetes. Y si mezclamos el hidruro de litio con agua, se obtiene hidrógeno que puede hacer funcionar los motores.
El BID, Banco Interamericano de Desarrollo, publicó recientemente un documento que explica que las reservas de litio en la Argentina representan un 13% de las reservas mundiales; mientras que la producción local del mineral es de 30.400 toneladas al año, lo que convierte a nuestro país en el tercer mayor productor de litio en el mundo. El estudio expone que el litio en el país se concentra en Catamarca, Jujuy y Salta.
Pero ¿qué tienen que ver Chile y Bolivia? Juntos, Argentina, Chile y Bolivia, forman lo que se conoce como el “triángulo del litio” y concentran más del 85% de las reservas de este metal en el planeta. Situación que hace que los ojos del mundo se hayan posado sobre la región.
El litio, a diferencia de, por ejemplo, el petróleo, se encuentra en casi toda la corteza terrestre, el beneficio de nuestro triángulo es la cantidad que de ahí se puede obtener y la relativa facilidad con la que se puede hacer.
Las políticas de Chile y Bolivia respecto a qué hacer con el litio son disímiles y corresponden a las discusiones propias de cada país, y si bien este mineral no fue el detonante de lo que allí está ocurriendo, con facilidad podemos ver que las grandes potencias ven al litio como un recurso estratégico. Goldman Sachs, uno de los grupos de inversión y valores más grandes del mundo, catalogó al litio como "la nueva gasolina".
De hecho, según un informe publicado por la consultora Allied Market Research, está estipulado que el mercado global de baterías de este elemento genere ingresos por un total de 46.210 millones de dólares hacia el año 2022. Creo que no tomamos dimensión, todavía, de lo que estamos hablando.
Ahora bien, llegados a este punto valdría preguntarnos cuál debe ser el papel de Argentina respecto al litio.
Considerando que todavía las baterías de este material son defectuosas, es ahí, considero, que Argentina debe enfocar sus esfuerzos. Nuestro país debe revitalizar el complejo científico, muy castigado los últimos años, pero que a pesar de esto mantiene su destacada relevancia global, y ponerlo a trabajar estratégicamente tras este recurso. Convertir el mineral en baterías u otros elementos de calidad podrían ponernos a la vanguardia tecnológica de un mundo que cada vez reclama más energía, darnos las divisas que tanto necesitamos para salir de esta crisis y ser un horizonte de inserción inteligente en el mundo.
Según el informe del BID, las exportaciones argentinas de litio en 2017 llegaron a los 224 millones de dólares, un porcentaje muy pequeño en relación a los más de 58.000 millones de dólares de exportaciones totales de ese año.
El país de los tres premios Nobel en ciencias debe tener un rol protagónico en este sentido. Mirar Vaca Muerta está bien, pero amalgamar el litio, nuestro complejo científico-técnico en pos de revolucionar la energía, está mucho mejor.
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