Apuestas son apuestas: la insólita prenda que hizo Sir Richard Branson
Y hay que cumplir. Como este caballero que perdió su condición de tal por pagar una.
El magnate británico Richard Branson, de 62 años y propietario de la multinacional Virgin, cumplió con su promesa de vestirse de azafata y actuar como tal durante una jornada completa si perdía una apuesta hecha con un amigo. Y así fue, perdió y cumplió.
En 2010 Richard apostó a Tony Fernandes, director de la aerolínea Air Asia, que su equipo de Fórmula 1, Virgin Racing, terminaría por encima de Lotus Racing en el campeonato. De no ser así debía disfrazarse de azafata y trabajar como una más de las azafatas de la línea competidora. Dado el resultado desfavorable, Richard se depiló sus piernas (no su bigote y barba candado), se maquilló y vistió un elegante trajecito rojo para estar a entera disposición de los ocasionales pasajeros de un vuelo entre Australia y Malasia.
Qué puede importarle al ricachón las risas que ha generado si aún sigue ocupando el puesto 255 en la lista de las personas más ricas del mundo. Pero habla bien de él que haya cumplido con lo pactado y, además, lo recaudado en el vuelo que lo tuvo por protagonista transformista fue destinado a fines de caridad.