Aprendamos de mamá
Prof. Mario Daniel Correa D'Amico* Entendemos el aprendizaje de ser mamá como un capítulo especial de pedagogía familiar, es decir, la parte de la pedagogía que se ocupa de los conocimientos y prácticas en el marco de la educación familiar.
El orden que se imprime a la actividad educadora, no siempre se encuentra sistematizado, pues en muchos casos el mismo carácter natural y la misma intuición oportuna, responde a las necesidades y expectativas de ser mamá y de cómo se responde en cada momento de la vida al más alto título que la misma naturaleza le otorga al ser mujer.
El panorama con el que hoy en este tercer milenio nos encontramos en la Educación Familiar, viene determinado por factores tales como: el concepto de familia, la influencia del medio social, económico, cultural, las nuevas políticas sociales, la democracia, el divorcio y las separaciones, las nuevas formas de convivencia, la natalidad, las relaciones entre generaciones, las problemáticas familiares, etc.
Si la educación pasa por ser concebida como un proceso por el que se mejora la persona desde los primeros años de la vida infantil, pasando por el período escolar y llegando hasta el seno mismo de la sociedad, la educación debe ser concebida como una característica inherente a la existencia humana. Desde este punto de vista "el proceso mediante el cual comienza la valoración de la maternidad, tiene su origen en la concepción''.
Desde un enfoque ético y pedagógico familiar, explicamos brevemente estos conceptos. El punto de partida es situar este planteo no en el hecho de ser madre sino en la condición natural de serlo, pues no es lo mismo asumir el rol de la maternidad que ser el principio de vida por el que la vida misma aparece en el mundo.
Son miles los casos en que en el momento del parto una madre expresó a su médico diciendo: "salven la vida de mi hijo antes que a mí''.
Dar a luz una vida para el mundo es lo primero que una mujer, niño o niña, joven o adulto, debe conocer, pues la pregunta sobre el origen del hombre, se responde inmediatamente desde este hecho natural. Luego, más tarde este mismo interrogante se trasladará al campo espiritual de la fe.
El hecho de ser mujer o de sentirse madre significa comprender y reconocer esta capacidad y con ella la ilimitada capacidad de amar o dar amor, sin embargo la experiencia de concebir un hijo, llevarlo en el vientre durante nueve meses y finalmente dar a luz en el parto va a explicar sin opinión humana alguna, el motivo de la vida misma y por consiguiente, nada ni nadie puede sentirse "discriminado'' por no tener esta posibilidad ya que la naturaleza lo puede todo, sin embargo, el ser humano, tiene límites y estos límites se lo impone la misma naturaleza y no el hombre.
¿Cuándo se aprende de mamá? Cuando desde niño se reconoce que la vida misma por ella llegó al mundo, cuándo es ella misma quien ejerciendo sus derechos, protege los mismos derechos de ese niño concebido, de ese niño por nacer; cuando en cada acción en cada momento de la vida ella está presente y nunca abandona sino que acompaña a su hijo, cuando en la alegría, en el dolor o en el sacrificio esa madre está presente y se compadece por los suyos.
Una madre no es intérprete de la realidad, sino que ella misma es protagonista de ella, por ello su juicio de valor sobre la vida, sobre su hijo, sobre su embarazo, es sólo una simple opinión o estado de ánimo, sin embargo, cuando asume su propia existencia, su propio ser, actuando ella misma con su propia vida, observa el valor de la vida misma, la importancia de su hijo o el aprecio por el ser que lleva en su vientre.
Todo hombre, debe observar esta realidad pues el mismo llegó a la vida por su propia madre y así ocurrió con todos y cada uno de nosotros, entonces, aprendamos de mamá pues, lo que somos, se lo debemos a ella y todos los que nacieron hoy libremente pueden decidir proteger la vida desde el ser concebido y aprender de mamá.